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El Papel Literario del diario El Nacional, por iniciativa del escritor venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, publica entrevistas con parte de los autores que participarán en la fiesta de la literatura en español: Benengeli 2022

Amigos lectores

Con el nombre de Benengeli 2022, el Instituto Cervantes ha organizado la semana de celebración de las letras en lengua española. Se trata de la segunda edición. En el 2021, el tema central fue la difusión de la literatura en español en países de lengua inglesa. Este año, el estado del realismo en nuestros tiempos. La programación incluye actividades presenciales y virtuales, desde las sedes del Cervantes en Chicago, Dakar, Nueva Delhi, Sídney y Toulouse.

Juan Carlos Méndez Guédez, escritor venezolano que se desempeña en esa institución, me propuso el dossier que ocupa las páginas 1 a la 7, conformado exclusivamente por entrevistas, todas magníficas.

Fueron realizadas, unas por Karen Lentini Gómez (a Katya Adaui SacheriCarlos CortésMiguel Gómes y Rodrigo Blanco Calderón ) y otras por Carlos Sandoval (a José OvejeroMarta Barrio y Mayra Santos-Febres).

Dice José Ovejero (1958): creo que la literatura es una forma de conocimiento. Lo son la poesía y la ficción, para mí sin duda alguna. Lo que sucede es que se trata de un conocimiento que no se puede expresar de manera discursiva. Es muy difícil explicar lo que hemos aprendido de una novela, porque la mezcla de ideas, emoción e imaginación que contiene no se resumen en un mensaje pedagógico. Precisamente la literatura sirve para expresar lo que no sabemos expresar, y creo que todos sabemos que expresar algo a veces es la única manera de entenderlo. Incluso cuando escribo artículos de opinión a menudo tengo la impresión de que solo sé lo que opino después de acabar de escribir.

Dice Katya Aduai Sacheri (1977): La escritura llega por sedimentación y rebalse. Yo vivo acumulando para después, anotando, registrando, archivando. Camino con libretitas. Voy sacando fotos. Presto atención a la potencia volcánica de un encuentro. Si este mundo sigue adelante es por la ternura. En cada cosa que escribo intento dejar lugar a la ternura. Recuerdo a Godard: “Nunca hemos estado lo suficientemente tristes como para hacer de este mundo un lugar mejor”.

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Dice Carlos Cortés (1962): Como escritor, a mí me interesa la novela política en la tradición de Stendhal o de Sciascia, pero a la vez entiendo que esa novela no existe con independencia de las pasiones y emociones que suscite. Borges decía que nunca había visto un latinoamericano caminando por la calle, que había visto a seres humanos concretos, de diferentes nacionalidades. De la misma manera, no existen los temas políticos o sociales caminando por la calle sino personajes.

Dice Marta Barrio (1986): El realismo, o lo que entendemos por realismo, está cambiando, creo que se está dirigiendo más a tratar de dar cuenta de una verdad, personal o familiar, en un contexto histórico dado, antes que a hacer grandes frescos como en las novelas del siglo XIX. A mí en particular me interesa mucho la cultura material, esa indagación en la memoria de un país y de una sociedad a partir de lo cotidiano. Siempre hay tejidos en mis libros secretos familiares y anécdotas cercanas.

Dice Mayra Santos-Febres (1986): El Caribe se sitúa como heredera de las culturas trasatlánticas que nacen de la conquista y colonización de Abya Yala, Las Américas. Para mí, ser Caribe es estar consciente de las violencias y alianzas, los desplazamientos y marginaciones sociales y culturales, pero también participar de la maravillosa co-creación y recuperación de esas memorias ancestrales y valorarlas, obviamente, desde el entramado histórico del presente para la construcción de un futuro. El Caribe me da un sinnúmero de estéticas y éticas hermosas, complejas. Es una chulería vivir y ser de estas tierras. Su riqueza es hermosa, tanto en historias de resistencia como en creaciones de mundos nuevos.

Dice Miguel Gomes (1964): En un cuento o una novela también hay veracidad, aunque el objetivo es otro, paradójico: imponernos una ficción, dejar en claro la capacidad del lenguaje para suscitar una impresión de vida incluso si sabemos que nos exponemos a un artificio. Lo que nos atrae en el arte es ese acto de magia: una mentira desplegada en un contexto lúdico, previamente acordado, parece tocarnos en lo más profundo, aquello que sentimos como íntimo o auténtico en nuestra psique. Sospecho que para que algo así ocurra, para que una obra artística tenga esa capacidad, el autor debe suspender su “yo”, su voluntad, sus planes, para convertirse en amanuense, secretario o copista de algo.

Y dice Rodrigo Blanco Calderón (1981): Creo que al emigrar y perder el contacto directo con mi ciudad y mi país, el terruño se vuelve eso: un objeto de contemplación y de reflexión. Y de ensoñación también. El efecto es que todo se desnaturaliza. El propio pasado se vuelve un poco irreal. A veces me sorprendo caminando por Málaga y se me cruzan los cables y vienen a mi mente recorridos que hacía por Caracas y todo me parece un sueño: tanto mi vida en Caracas como mi vida actual.

Aparte del dossier de Benangeli 2022, la edición ofrece otros tres materiales. José Urriola escribe sobre Nada nos pertenece, la primera novela de Samuel Rotter Bechar, publicada por Oscar Todtmann Editores (2022): “es un artefacto que pone en marcha los mecanismos de la memoria. Y como si se tratara de un juego de matrioshkas, la estructura de esta novela nos va mostrando progresivamente una historia que calza dentro de otra, que a su vez calza dentro de otra historia más grande. Como si se tratara, valga la metáfora, de una película sostenida sobre un largo zoom cinematográfico, donde creemos estar en presencia de una historia en primer plano, pero que al ampliar la mirada más adelante se convierte en un plano entero y luego esa perspectiva se abre nuevamente para descubrir el nuevo panorama que nos muestra el plano general”.

Pedro Plaza Salvati, por su parte, escribe sobre Como la sombra que se va (2014), la celebrada novela de Antonio Muñoz Molina (Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013): “El autor español se sumergió en una investigación obsesiva sobre la vida de James Earl Ray, propósito que fue enriquecido con la afortunada coincidencia de la apertura de los archivos del caso por parte del FBI. Al estilo de los grandes novelistas de no ficción de tradición norteamericana, de la misma manera en la que Truman Capote se trasladó a Kansas para indagar sobre el asesinato de la familia Cutler y dar a luz a A sangre fría, Muñoz Molina permaneció temporadas en Nueva Orleans, Memphis (lugar del asesinato), Tennessee, Mississippi, Arkansas, y en su entrañable Lisboa, siguiendo los pasos de James Earl Ray”.

En la página de cierre, publico un breve comentario sobre Los colores del adiós, colección de relatos de Bernhard Schlink (autor de la muy premiada El lector): “A diferencia de lo que ocurre en El lector, donde el centro, el secreto narrativo nunca sale a flote, aquí lo oculto está apenas semioculto. Son secretos obvios. Las problemáticas –la infidelidad de la madre, la joven lesbiana que traspasa ciertos límites para embarazarse, el pasado común de dos científicos con la feroz Stasi en el fondo, la muerte que le revela a un hombre cuán desconocido era su propio hermano–, no alcanzan la intensidad de lo disruptivo. No aparecen como desproporción. Están envueltas en una moderación, en un lenguaje moralmente correcto”.

Consigno mi gratitud a Juan Carlos Méndez Guédez y al equipo del Instituto Cervantes por las entrevistas y retratos que nos cedieron. A quienes tengan la oportunidad, les sugiero revisar la programación del Benangeli 2022 (https://cvc.cervantes.es/benengeli22), cargada de actividades que tienen el mayor interés.

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

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