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La isquemia miocárdica es una condición seria que produce síntomas y alteración profunda de la función cardíaca, explica el doctor Julio Acosta, quien ofrecerá una serie de textos para documentar esta condición médica a los lectores: Desde el concepto hasta las consecuencias y recomendaciones.

Una persona sentada en calma, por ejemplo, tiene 60 latidos cardíacos en un minuto. Cada segundo tiene un latido que consta de dos fases, en la primera (diástole) se produce el llenado del corazón con sangre y en la segunda fase del ciclo cardíaco (sístole) se envía sangre a velocidad y fuerza suficiente para irrigar adecuadamente a todo el cuerpo.

Si esa persona se levanta bruscamente e inicia una rápida carrera, en pocos segundos el corazón comenzará a latir al doble o triple de veces en un minuto, digamos 120 o 180 latidos en un minuto, con el propósito de suplir la demanda metabólica que implica el esfuerzo físico.

Si se detiene y se sienta en calma nuevamente, los latidos del corazón en pocos segundos volverán a la frecuencia de 60 por minuto.

Para producirse esta respuesta inmediata, existe un delicado y preciso sistema integrado que conecta muy rápidamente a los músculos, el cerebro, el corazón, los pulmones y el sistema arterial de distribución de la sangre.

El corazón es un músculo hueco con 4 cavidades sincronizadas para la aspiración y expulsión de la sangre.

La pared muscular cardíaca que cumple la función contráctil es de 1 centímetro de espesor y obtiene la energía necesaria para su trabajo constante y efectivo de la utilización de glucosa y oxígeno, aportado por el flujo de sangre que llega por un complejo sistema arterial de alimentación local, la circulación coronaria, constituido por una red de arterias de calibre mediano que recorre la superficie del corazón de una forma que le recordó a su descubridor a la corona de espinas que le colocaron a Jesús de Nazaret en el acto de la crucifixión.

Las arterias del corazón fueron descritas por Galeno, dibujadas por Leonardo Da Vinci y Vesalio acuñó el nombre Coronarias.

Esas arterias terminan en ramas más pequeñas que penetran al espesor del músculo y éstas a su vez en subdivisiones microscópicas que terminan en los capilares donde se produce el intercambio de sustancias necesarias para mantener el funcionamiento del músculo cardíaco.

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Para su funcionamiento perfecto en el músculo cardíaco debe producirse un balance exacto entre la cantidad de sangre que consume en cada latido y la cantidad de sangre que recibe por la circulación coronaria.

No se concibe un exceso en su espesor, y un déficit causaría falta de balance entre necesidad y disponibilidad de los nutrientes aportados por el flujo de sangre coronaria: Isquemia, palabra que proviene del griego (isque: detener y hemos: sangre).

La isquemia miocárdica es una condición seria que produce síntomas y alteración profunda de la función cardíaca.

Dr. Julio Acosta

Presidente actual de la Asociación Venezolana de Aterosclerosis y del Colegio Venezolano de Endotelio. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Cardiología. Profesor retirado de la Cátedra de Cardiología Clínica, Escuela Médica Razetti, Universidad Central de Venezuela. Médico cardiólogo en la Policlínica Metropolitana de Caracas.