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Por María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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Para cerrar esta serie de publicaciones sobre la pareja, trataré algunos puntos esenciales para el buen funcionamiento de la misma. Es importante hablar de las dinámicas que se dan en las relaciones de pareja para comprender y mejorar su funcionamiento; no solo por el bienestar de una relación “única”, sino también por el impacto familiar y social que esto implica, lo cual ira repitiéndose de generación en generación como modelo positivo o negativo.

Cuando las parejas logran funcionar como un equipo que comparte los sueños y las acciones, supera las adversidades y crece con los retos, se convierte en un modelo eficiente y positivo a replicar.

Los elementos claves a considerar son la comunicación, la confianza, el respeto y la reciprocidad en la relación. Lo deseable es que exista reciprocidad y bidireccionalidad en todo lo que concierne a la pareja para que sea funcional y satisfactoria para ambos. Cuando esto no se logra surgen reclamos y resentimientos causados en esencia por:

  • Falta de empatía y  apoyo de uno de los miembros de la pareja al otro.
  • Falta de equidad en las cargas del  hogar y cuidado de los hijos/as.
  • Falta de comunicación o errores en la comunicación.

Aunque se diga que “el amor todo lo puede”, lo cual es una romantización y sobrevaloración del amor, no es así. Cuando se trata de cosas positivas, la gente espera recibir lo que da, en la misma medida. La reciprocidad es uno de los factores que sustenta a la pareja y es uno de los elementos del compromiso en la relación. La comunicación es uno de los procesos fundamentales a revisar y mejorar para que realmente sea efectiva y satisfactoria para ambos.

La valoración y el respeto mutuo nacen de la conciencia de que son personales individuales que decidieron compartir su vida, sin que ello implique una posesión o dominio de parte de alguno sobre el otro y abarca:

  • La consideración de los límites personales de cada uno en los ámbitos físicos, emocionales y sexuales.
  • El respeto a los objetivos de la pareja a nivel personal, educativo y profesional.
  • El cuidado y respeto a los espacios físicos y de tiempo compartidos como pareja, familia o a nivel personal con otras personas.

En cuanto a la confianza y la comunicación:

  • Existe la suficiente confianza para que cada uno se sienta aceptado y valorado tal como es.
  • Se sienten cómodos  expresando sus emociones, frustraciones y preocupaciones sin miedo.
  • Manejan los desacuerdos desde el respeto y con la intención de resolverlos, sin usar manipulación, intimidación, violencia o cualquier otro comportamiento abusivo.

Todo lo planteado evidencia la  necesidad de planificación y evaluar  los procesos que implica la relación de pareja, su calidad y sus resultados. Todos estos aspectos tienen que ver, básicamente, con los valores que sustentan la relación, tales como la empatía y la equidad. A fin de cuentas, son esos valores los que serán replicados por la descendencia. Si no hemos tenido un modelo positivo de relación de pareja, necesitaremos aprenderlo y nunca es demasiado tarde para lograrlo.

Por María Mercedes Armas (Psicóloga)