Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI
La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid. Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia. Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)
Existen diferencias entre las mujeres y los hombres, incluyendo el tema las enfermedades, y estas pueden estar relacionadas con la fisiología hormonal del sexo femenino y a los determinantes sociales en su gran mayoría. Debido a que las mujeres tienen en términos generales una esperanza de vida al nacer mayor que los hombres, van a presentar más enfermedades crónicas.
Las enfermedades no transmisibles, que siguen siendo la principal causa de muerte en el sexo femenino, causaron 18,9 millones de defunciones de mujeres en 2015. La depresión es más común en las mujeres (5,1%) que en los hombres (3,6%).
Las lesiones autoinfligidas, incluido el suicidio, son actos que se pueden realizar en cualquier momento de la vida, y fueron la segunda causa de defunción entre las mujeres de 15 a 29 años de edad en 2015. Las mujeres y las niñas de poblaciones desplazadas o que viven en zonas de conflicto se ven más afectadas por las perturbaciones de los sistemas de salud y las dificultades para acceder a la atención sanitaria.
Las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en las mujeres en los Estados Unidos; en el 2020 causaron 314 186 muertes, o aproximadamente 1 de cada 5 muertes en las mujeres. Entre las mujeres hispanas y las asiáticas no hispanas, la enfermedad cardiaca ocupa el segundo lugar, solamente después del cáncer, como causa de muerte. Según las estadísticas, las mujeres consultan más los servicios de salud, como, por ejemplo, a las atenciones de salud reproductiva, cuidados del embarazo y control de desarrollo y crecimiento para los hijos.
Existen enfermedades que son más comunes en las mujeres, como el cáncer de mama y cuello uterino, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoidea, el lupus. Además, cerca de 830 mujeres fallecen por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto cada día y la mayoría de las personas infectadas por el VIH en el grupo de 15 a 24 años son también mujeres. Independientemente de la raza, las mujeres tienen cerca de dos veces más probabilidades de ser afectadas por la enfermedad de Alzheimer que los hombres y esto puede deberse a que las mujeres viven más tiempo que los hombres.
Enfermedad renal en las mujeres
Es un desafío evaluar el verdadero impacto de la enfermedad renal en la población mundial, pero los estudios han indicado que la enfermedad tiende a afectar más a las mujeres que a los hombres. Esta afecta a 195 millones de mujeres, aumenta en las mayores de 50 años, ocupa el octavo lugar en mortalidad y produce unas 600,000 muertes cada año.
Alrededor del 40% de las mujeres con diabetes desarrollarán ERC, lo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y otras complicaciones de la diabetes. Algunos síntomas de enfermedad renal en las mujeres pueden incluir: aumento del cansancio, falta de concentración, falta de apetito, insomnio, calambres musculares nocturnos, pies hinchados, hinchazón alrededor de los ojos, piel seca y con picazón, micción nocturna frecuente.
En el embarazo se pueden presentar algunas complicaciones renales, como lesión renal aguda (IRA) y/o preeclampsia (EP), que pueden provocar el desarrollo de ERC. La preeclampsia es una complicación del embarazo causada por insuficiencia placentaria o factores/enfermedades maternas, que provoca presión arterial alta y daño renal en la madre.
Además, se asocia con muerte intrauterina y perinatal, parto prematuro y crecimiento intrauterino restringido. Cualquier tipo de enfermedad renal preexistente en la madre tiene un efecto negativo en el embarazo y puede suponer una amenaza para la salud de la madre y del feto.
El acceso a las terapias de reemplazo renal (TRR), incluidos la diálisis y los trasplantes, puede ser motivo de preocupación para algunas mujeres y niñas en muchas sociedades. Si bien las mujeres tienen más probabilidades de donar un riñón para trasplante, es menos probable que lo reciban cuando lo necesitan.
Otras enfermedades frecuentes en las mujeres
La nefritis lúpica (NL) es un daño renal causado por una enfermedad autoinmune (lupus eritematoso sistémico, también conocido como LES), un trastorno en el que el sistema inmunológico del cuerpo ataca las propias células y tejidos del cuerpo. La enfermedad renal causada por el lupus puede empeorar con el tiempo y provocar insuficiencia renal. El LES es mucho más común en mujeres que en hombres y ocurre con mayor frecuencia durante la adolescencia y los años fértiles. Nueve de cada 10 personas que padecen LES son mujeres.
Las infecciones del tracto urinario (ITU) son causadas con mayor frecuencia por bacterias y comienza en el tracto urinario inferior. Si no se trata, avanza hacia uno o ambos riñones, produciendo una pielonefritis. Las infecciones renales pueden provocar sepsis, que puede poner en peligro la vida. Las ITU son más comunes en mujeres y niñas debido a su anatomía, ya que la uretra que permite la salida de la orina de la vejiga al exterior es corta y la entrada de la vagina está muy próxima.
Recomendaciones para cuidar la salud de la mujer
La presión arterial alta no presenta síntomas, por lo tanto, es importante revisarse la presión arterial regularmente y conocer su valor normal.
- Continuar un control, especialmente durante el embarazo, es de importancia fundamental para el logro de un embarazo controlado.
- Es importante conocer si sufre de diabetes y realizar pruebas de detección temprana. Tener diabetes no controlada aumenta su riesgo de presentar enfermedades cardiacas.
- Conozca sus niveles de colesterol para conocer sus riesgos y si requiere tratamiento.
- Si no fuma, no comience. Si fuma, infórmese sobre cómo dejar de fumar.
- Sea físicamente activa.
- Trate de hacer por lo menos 2 horas y 30 minutos de actividad física cada semana para disminuir el riesgo cardiovascular.
- Asegúrese de consumir suficientes frutas y verduras frescas, y comer menos alimentos procesados. Limite la cantidad de alcohol que beba y Maneje los niveles de estrés.
Encuentre formas saludables de reducir sus niveles de estrés.
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI