fbpx
Edilberto González Trejos, al ser condecorado por el Senado de Francia Foto | Cortesía Cancillería de Panamá

Por: Violeta Villar Liste

Edilberto González Trejos, quien acaba de ser condecorado por el Senado de Francia, anuncia que comenzó la tarea de traducir la literatura panameña al francés. Habla de su pasión y de cómo la cultura trasciende a la política

La música, la literatura o el arte son patrias comunes que hermanan a los pueblos. Lo sabe el abogado, escritor, traductor y gestor cultural panameño Edilberto González Trejos, quien acaba de ser condecorado por el Senado de Francia y anuncia que comenzó la tarea de traducir la literatura panameña al francés. Un viaje fascinante de palabras de uno a otro continente.

La distinción ocurrió en el contexto de la celebración de la Semana de América Latina 2023 y celebró a quien es miembro fundador de la Asociación de Escritores de Panamá y también ejerció el cargo de presidente de la Alianza Francesa de Panamá.

Cada añoel Senado de Francia otorga esta medalla distinguiendo a un nacional de cada país de América Latina y el Caribe por sus aportes” y, en esta oportunidad, el 24 de mayo de 2023, la medalla reconoció “los aportes sostenidos en el campo de la diplomacia cultural, gestión cultural, literatura y en particular por dar a conocer la literatura y el arte de Panamá en el ámbito de la francofonía”.

La embajadora y cónsul general de Panamá en Francia Issamary Sánchez, por su parte,  también le otorgó la Medalla de la Embajada de Panamá en Francia a Edilberto González Trejos por su trabajo de divulgación de las letras panameñas.

Edilberto González Trejos durante la Semana de América Latina 2023

Un amor que vino de su familia

¿Como inicia este amor y pasión por la cultura francesa?, pregunta a la cual contesta Edilberto González Trejos, ya  en tierras panameñas: 

Sería justo decir que se lo debo a mis padres, a mi madre, educadora que me inculcó la lectura desde párvulo y mi padre, quien estudió en Canadá y me presentó la anglofonía y por supuesto la francofonía desde antes de que yo entrara al jardín de la infancia (kindergarten).

Publicidad

“Luego, por decisión propia opté por estudiar el Bachillerato en Letras en el Instituto Urracá de Santiago de Veraguas, donde tuve una maravillosa profesora de francés que me hizo amar la cultura, arte y literatura en la lengua de Molière”. 

¿Cuáles han sido los logros y gestiones para acercar a ambos países desde el territorio panameño?

-Un ente crucial e indispensable en los esfuerzos para acercar no solo a Francia, sino a los países francófonos a Panamá y su cultura es la Alianza francesa, que todos los años lanza una programación cultural tendiente a que nos conozcamos y apreciemos a través de la lengua, el arte, la gastronomía, la danza…

Hay aliados en todas las sedes diplomáticas y miembros de la sociedad civil de todos estos países que son embajadores por derecho propio.

Ya sea por la traducción de las obras literarias, la proyección de películas, los festivales musicales, de moda, así como la acción social solidaria, podemos dejar atrás la amargura de las agendas políticas, los escándalos y ver la belleza en el alma de los pueblos.

Al estar en la presidencia de la Alianza francesa de Panamá (2012-2016) hicimos mucho énfasis en que se convirtiera en un centro cultural, un epicentro de la creatividad humana, más allá de las banderas, un lugar en el que nadie fuera forastero. Este espíritu se mantiene y la idea es pasar la antorcha y no dejar que la llama se apague. 

Otra faceta importante de mi trabajo es que al ser francófono, he empezado a traducir la literatura panameña al francés y a viajar a las ferias del libro del ámbito francófono para dar a conocer las letras del Istmo.

Igualmente, explica que «ha hecho el trabajo de dar a conocer autores francófonos a los hispanoparlantes, no solo en Panamá, sino en el ámbito de los países cuya población habla español».

-¿Qué es lo más panameño de Francia y lo más francés de Panamá?

Lo más panameño de Francia es su Caribe, en sus territorios de ultramar. Como lo describió el poeta Aimé Césaire, el ron, la caña de azúcar, las cayenas, el baile y cadencia del tambor. Lo más francés de Panamá, además de la arquitectura que nos quedó de la época de la construcción del Canal francés, como se le llama, los descendientes de quienes viajaron desde la Francia continental y del Caribe, que hoy día se conocen los últimos como «La fraternité». 

Queda en los franceses el amargo recuerdo del «Scandale de Panama», pero también la fascinación por nuestra gente y su tierra, desde los pueblos originarios hasta los trajes y comidas típicas. Queda en los panameños la herencia del francés devenido «creole», de donde nos sobreviven palabras como «caché» y «buco» (beaucoup), por ejemplo. Siempre queda lo que nos une, la sangre caliente y la herencia latina.

¿Cómo esta relación, desde la cultura, ha permitido que ambos países se miren de otra manera?

-Los pueblos se miran de una forma, pero el reto es que dicha relación se mantenga bien y no sea afectada por las agendas e intereses políticos y económicos.

Traigo a colación la amargura por los «Papeles de Panamá» y las listas negras y grises. Pero ningún panameño que haya disfrutado la lectura de Gargantúa y Pantagruel, de Astérix y Obélix, las aventuras de Passepartout en «La vuelta al mundo en 80 días», nadie que se haya erizado con la voz de Edith Piaf o emocionado con las películas de Belmondo o la Bisset, puede odiar al pueblo francés. Nadie que haya leído a los poetas belgas y suizos, a los músicos del Québec o de Bretaña, puede odiar a estos pueblos francófonos. 

Igualmente, ningún francés que haya leído a Rogelio Sinán, a Tristán Solarte, a Esther María Osses, a Osvaldo Reyes, a Pedro Crenes puede odiar a los panameños. O que haya escuchado la música de Lord Cobra, de Rubén Blades, de Osvaldo Ayala, puede desearle el mal al pueblo de Panamá. Y después de tomar un sancocho, agradeces el calor de esta tierra.

Podemos disentir de ciertas políticas, coyunturas históricas del «statu quo», pero lo esencial e importante de la diplomacia cultural es esto, cada quien conoce al otro en el tuétano, en el «folkgeist», el alma del otro, un espejo más allá del fanatismo y el prejuicio.

En lo personal, ¿qué significa esta meritoria distinción?

-A nivel personal tiene un significado hondo, una distinción que me anima seguir trabajando en dar a conocer la literatura, el arte y la cultura panameña, no solo en el ámbito de la francofonía, sino a nivel global. Me empuja a no cesar en mis traducciones a la buena literatura panameña, pero también en presentar a quienes viven en Panamá (nacionales, residentes…) las maravillas del mundo, ya sea de Bélgica, Suiza, Vietnam, Canadá, Francia, el Congo, Burkina Faso, o de países que hablen otras lenguas, y sobre todo, aquellos países que comparten la herencia hispanoparlante con nosotros.

En fin, trabajar en un mundo donde haya más comprensión del otro y menos cerrazón. 

Por: Violeta Villar Liste | Redacció[email protected]