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Las células llamadas osteoclastos destruyen el hueso viejo, mientras que los osteoblastos crean hueso nuevo. Para que este proceso sea eficiente, se necesita un suministro constante de calcio

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las TablasMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

En el nacimiento, los huesos son más blandos y flexibles, compuestos principalmente de cartílago. A medida que crecemos, este cartílago se va mineralizando y convirtiendo en hueso duro. En los extremos de los huesos largos (como los de brazos y piernas), hay unas zonas llamadas placas de crecimiento. Estas placas son las responsables del crecimiento en longitud de los huesos.

Durante la pubertad, se produce un estirón de crecimiento significativo gracias a las hormonas. Al final de la pubertad, las placas de crecimiento se cierran y el crecimiento en altura se detiene. En general, en las mujeres suele ocurrir alrededor de los 16-17 años, mientras que en los hombres puede extenderse hasta los 18-20 años.

¿Cómo se forma el hueso?

Las células encargadas de formar hueso, llamadas osteoblastos, utilizan calcio y fósforo para crear una matriz mineralizada. Esta matriz se deposita en la estructura del hueso, haciéndolo más fuerte y denso. Nuestros huesos están en constante remodelación. Las células llamadas osteoclastos destruyen el hueso viejo, mientras que los osteoblastos crean hueso nuevo. Para que este proceso sea eficiente, se necesita un suministro constante de calcio.

La cantidad de calcio recomendada varía según la edad, el sexo y otras condiciones de salud. Las necesidades de calcio aumentan a medida que crecemos, por lo que los niños y adolescentes deben ingerir más calcio que los adultos, al igual que las mujeres embarazadas. En términos generales, la dosis recomendada suele ser de 1000 mg por día, y podemos obtener calcio de los productos lácteos (leche, yogur, queso), vegetales de hoja verde oscura (brócoli, col rizada), tofu, frutos secos y algunas legumbres.

La vitamina D es esencial para la absorción de calcio en el intestino. Sin ella, el cuerpo no podría utilizar adecuadamente el calcio que se ingiere a través de los alimentos. Además de mantener los huesos fuertes y saludables, contribuye a la función muscular y desempeña un papel importante en el funcionamiento del sistema inmunológico.

La cantidad recomendada de vitamina D también varía según la edad, pero en términos generales se recomienda 400 unidades internacionales (UI) para los niños de hasta 12 meses, 600 UI para personas de 1 a 70 años y 800 para personas mayores de 70 años. Se puede obtener en la luz solar (la piel produce vitamina D al exponerse al sol), alimentos fortificados (leche, cereales) y pescados grasos (salmón, atún).

El fósforo se combina con el calcio para formar cristales de hidroxiapatita. Estos cristales son como pequeños ladrillos que se unen para construir la matriz mineralizada del hueso; es decir, el fósforo les da dureza y rigidez a nuestros huesos.

Además de formar parte de la estructura ósea, el fósforo también participa en los procesos de remodelación ósea en la destrucción del hueso viejo y la formación de hueso nuevo. El fósforo se encuentra en alimentos, como carnes (especialmente en las vísceras como el hígado), pescados(especialmente los azules), lácteos (leche, yogur, queso), legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles), semillas (girasol, calabaza, sésamo) y cereales integrales, como avena, arroz integral y pan integral.

¿Qué es la osteoporosis?

La osteoporosis es una enfermedad que afecta a los huesos, haciéndolos más débiles y frágiles. Esto aumenta el riesgo de fracturas, incluso con caídas leves, y se produce cuando se pierde más hueso del que se forma.

A medida que envejecemos, el proceso de reabsorción ósea (destrucción de hueso) se acelera, mientras que la formación de hueso disminuye. Algunas personas tienen mayor susceptibilidad a la osteoporosis, ya sea por herencia genética; el sexo femenino, ya que las mujeres posmenopáusicas tienen un mayor riesgo debido a la disminución de estrógenos, una hormona que ayuda a proteger los huesos.

Algunas deficiencias nutricionales, como una pobre ingesta de calcio en la adolescencia y deficiencia de vitamina D, al igual que la falta de ejercicio, algunos medicamentos y enfermedades crónicas, como la artritis reumatoidea, el hipertiroidismo, algunas enfermedades intestinales y la enfermedad ósea metabólica en los pacientes con enfermedad renal crónica.

¿Cómo se trata la osteoporosis?

Luego de realizar el diagnóstico de osteoporosis mediante una densitometría ósea, se debe iniciar tratamiento. El tratamiento de la osteoporosis se enfoca en prevenir nuevas fracturas, fortalecer los huesos existentes y aliviar el dolor.

Aunque no existe una cura completa, existen varias opciones de tratamiento que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen. En mujeres postmenopáusicas, la terapia de reemplazo hormonal puede ayudar a reducir el riesgo de fracturas, pero su uso debe ser evaluado cuidadosamente debido a los posibles riesgos. Los bifosfonatos son los medicamentos más comúnmente utilizados para tratar la osteoporosis. Funcionan al reducir la actividad de las células que descomponen el hueso (osteoclastos), lo que ayuda a aumentar la densidad mineral ósea.

¿Cómo se puede prevenir la osteoporosis?

Aunque algunos factores de riesgo no se pueden modificar, existen medidas que se pueden tomar para prevenir o retrasar la osteoporosis. Se debe mantener una dieta equilibrada, que incluya alimentos ricos en calcio y vitamina D, como lácteos, vegetales de hoja verde, pescado azul y huevos.  Realizar ejercicio de carga de peso con regularidad para fortalecer los huesos (caminar y levantar pesas). Es importante no fumar, ya que el tabaco afecta negativamente la salud ósea, así como el consumo excesivo de alcohol, que puede aumentar el riesgo de osteoporosis. Si tienes factores de riesgo, consulta a tu médico para que te realice pruebas de densidad ósea y te recomiende las medidas más adecuadas para cada caso.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI