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Un estudio desde el paradigma del desarrollo humano

Por: Francy Lisseth Montoya Gámez Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Venezuela)

Publicado originalmente en Mayéutica revista científica de humanidades y artes Vol. 11, Nro. 2 (2023)https://revistas.uclave.org/index.php/mayeutica

Francy Lisseth Montoya Gámez, es licenciada en Comunicación Social (Universidad de de Los Andes, Venezuela), magister scientiarum en Mercadeo (Universidad Rafael Belloso Chacín, Venezuela), doctora en Gerencia Avanzada (Universidad Fermín Toro,Venezuela). Es docente de del programa de Desarrollo Humano de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Venezuela. Orcid: https://orcid.org/000000032265899X

Los modelos económicos aplicados en las cinco últimas décadas del siglo pasado en el mundo dieron paso para que se propiciara un debate por parte de los organismos multilaterales como la ONU, el PNUD y la CEPAL, entre otras, sobre el tema del desarrollo. Es así como la evolución del paradigma del desarrollo hacia el desarrollo humano sustentable no ocurre en un momento puntual del tiempo, está cargado de contraposiciones y es fruto del reconocimiento a los límites del desarrollo como crecimiento y sus efectos en todos los ámbitos. Por ello, surge la interrogante sobre la transición del modelo economicista de la posguerra a un modelo orientado hacia la sustentabilidad y la formación de capacidades y libertades para la realización humana en los componentes económico, social y ambiental.

El surgimiento de las organizaciones no gubernamentales (ONG), está relacionado con el reconocimiento que le otorgó a estas la Organización de Naciones Unidas (ONU), después de la II Guerra Mundial; con el propósito de coadyuvar y facilitar servicios a las comunidades mediante la gestión de proyectos, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y reducir los índices de desigualdades. Ello permitió incorporar una nueva visión dentro de las sociedades en búsqueda del bienestar colectivo.

De esta manera, las oenegés se constituyeron en grupos organizados heterogéneos y lograron aglutinar a varios actores de la población para proceder de manera autónoma dentro de contextos políticos, económicos y sociales, variados.

Por su carácter independiente, participan y complementan las acciones que son propias del Estado. Desde fines del siglo XX, las ONG se han convertido en agentes de cambio para mejorar la gestión y la dinámica de las sociedades. Han alcanzado un liderazgo al fomentar el capital social y la sustentabilidad a su práctica gerencial.

En las últimas cinco décadas del siglo pasado, también hubo una ruptura paradigmática con el concepto de responsabilidad social. La idea propagada por el empresario Milton Friedman que argumentaba que la única responsabilidad que tenía la empresa era con sus dueños, a la cual el teórico Bernardo Kliksberg llamó “empresa narcisista”; orientada hacia la filantropía y las donaciones de causas específicas, es cosa del pasado.

Una realidad cambiante y los nuevos contextos históricos emergentes de finales del siglo XX, como la discusión de un nuevo paradigma del desarrollo, encauzó las acciones de los gerentes de las organizaciones públicas, privadas y del tercer sector, como las oenegés, en dirección a que abordaran el concepto de responsabilidad social tomando otras dimensiones y que las incorporaran no en aspectos puntuales dentro de sus estrategias, sino como una filosofía de su gestión. Se les exige transparencia en sus acciones, las cuales deben están relacionadas con los balances económico, social y ambiental. Las oenegés y sus gerentes dejaron de hacer una labor de agentes de asistencialismo y filantropía.

Ahora, su avance está orientado a que la responsabilidad social forma parte de su gestión, en especial de las ONG dedicadas al área de la salud, también incluyen los lineamientos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con el fin de promover su compromiso con la sociedad.

Nuevas visiones, tendencias, paradigmas y corrientes de pensamiento, hacen énfasis en la valoración de los gerentes de algunas oenegés de buena parte del mundo, incluida Venezuela, que están apostando por la gerencia de la responsabilidad social bajo el paradigma del desarrollo humano sustentable, el cual está centrado en las personas y la ampliación de sus oportunidades, sobre la base de los principios de sostenibilidad, en los que se incluyen los aspectos sociales, económicos y ambientales.

En este sentido, y teniendo en consideración que existen nuevos requerimientos en el campo gerencial, dada su creciente complejidad y que, hay una necesidad de adoptar un enfoque diferente en la conducción de organizaciones, se planteó conocer desde la versión de sus gerentes como se desarrollan los procesos gerenciales de las oenegés vinculadas al sector salud en el estado Lara. Se seleccionaron tres instituciones que tienen más de cuatro décadas de funcionamiento y han consolidado un trabajo reconocido socialmente: la Asociación Larense de la Planificación Familiar (Alaplaf), la Cruz Roja, seccional Lara y la Asociación Cardiovascular Centro Occidental (Ascardio). Para ello, establecimos la relación de la gerencia de estas organizaciones con la responsabilidad social vista desde el paradigma del desarrollo humano sustentable, lo que implica un abordaje con un enfoque complejo.

La responsabilidad social

El tema de la responsabilidad social solía concebirse como una actividad meramente empresarial, específicamente en el siglo pasado, cuando era vista como medio estratégico para alcanzar objetivos económicos y en última instancia crear ´riqueza´ en las corporaciones que asumían su postura en diferentes contextos, relacionados con la política y la economía mundial. Para Guédez (2004), Kliksberg(2006) y Méndez (2003), la esencia de la responsabilidad social está vinculada con diversas concepciones acerca de la gestión empresarial que se efectuaba en Estados Unidos en los años 50 y 60 del siglo pasado, cuando era considerada una obligación moral y una responsabilidad del empresario, noción que aún se mantiene.

Los criterios emergentes en el mundo contemporáneo acerca de la responsabilidad social contribuyeron a que esta fuera vista también como una herramienta gerencial con normas y códigos orientados a lograr comportamientos éticos para con la sociedad y el ambiente. Ello, con el fin de construir un desarrollo sostenible, ya que parte de su compromiso y su producción económica debía mantener una conducta moral tanto en su proceso productivo como en su accionar con el entorno.

La responsabilidad social, concebida desde los parámetros de la visión emergente del desarrollo, en la que calzaban la Agenda 21 y los Objetivos del Milenio, (que serán sustituidos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 20152030) implica para las organizaciones que la asuman como parte de su filosofía de gestión una actitud responsable capaz de valorar aspectos como la calidad de vida, entendida como la potenciación de oportunidades para la gente, (Sen, 2009), beneficios a la comunidad, comercializar y mercadear con ética empresarial, entre otros criterios normativos inherentes a una acción responsable.

La responsabilidad social tiene elementos importantes en la búsqueda de utilizar los beneficios gerenciales tal y como lo expresan Vives, Corral, e Isusi (2005):

la RS es una nueva manera de hacer negocios mediante el compromiso empresarial de contribuir al desarrollo sostenible que engloba una dimensión de responsabilidad total para con todas las ‘partes la comunidad, el medio ambiente y la sociedad en su conjunto, además de los propios propietarios o accionistas, siempre desde una perspectiva ligada con la ética empresarial y la transparencia en los negocios. (pp.18 y 19)

Este planteamiento se relaciona con las distintas concepciones de la noción de la responsabilidad social a finales del siglo pasado. Emergen otros elementos que se ajustan a los diferentes entornos, tal y como lo plantea el World Business Council for Sustainable Development (Wbvsd) entidad agrupadora de grandes corporaciones en el mundo, para destacar que la responsabilidad social es el compromiso de los negocios para contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con sus empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su calidad de vida.

Parece existir un consenso sobre la aplicación de la responsabilidad social en las organizaciones, con el fin de generar y crear valor por encima de los beneficios económicos. Así lo observamos en iniciativas empresariales de carácter voluntario percibidas desde sustentabilidad en sus dimensiones económica, social y ambiental como una visión superior de los negocios, capaz de buscar un equilibrio a partir del desarrollo de un enfoque multidimensional. Todo esto debe contar con el involucramiento de diversos sectores de la sociedad. Materializar los propósitos de la responsabilidad social convoca no solo a las empresas privadas y públicas, sino también a las oeneges, a los gobiernos y a los individuos, que forman parte de un mismo sistema.

El concepto de desarrollo humano

En los años 70 del siglo XX, y a partir de los nuevos enfoques sobre el desarrollo, se produjeron diversos debates para saber qué tipo de desarrollo se requería para el futuro, si se esperaba seguir explotando los recursos naturales en aras del beneficio económico. Fue a finales de los años 80 cuando el concepto de desarrollo humano despuntó como una manera de concebir el desarrollo, que fuera aplicable al análisis, la teoría y la práctica. Se volvió el centro de atención, tal y como lo explica Griffin (s.f.):

El concepto de Desarrollo Humano cuestiona el supuesto comúnmente aceptado según el cual el medio para alcanzar el desarrollo es la acumulación de capital físico. En cambio, y según la tesis innovadora, el desarrollo humano prioriza la acumulación de capital humano. La visión de un desarrollo centrado en las personas sustituye la visión de un desarrollo centrado en los bienes de consumo. (p.27)

Se plantea así la prioridad de las personas en este nuevo enfoque, al ampliarles las oportunidades y potenciar sus capacidades, como fue la propuesta del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990 al definir el desarrollo humano en su primer Informe. No obstante, el tema del desarrollo presento nuevas dimensiones, ya no solo se le empezó a ver como mero crecimiento económico e incremento del Producto Interno Bruto, sino que se a uno una visión del desarrollo, primero preocupada por temas ambientales y luego, centrada en la vida de las personas. (Aznar y Barron, 2017).

A medida que se revisaban los criterios de desarrollo, fueron surgiendo diferentes dimensiones. Para unos, el verdadero desarrollo era algo nuevo y estaba claro que era una condición sine qua non que el desarrollo además de “humano debería ser sustentable, social y ecológicamente viable”. (Skibick 2009. p. 136), una visión menos antropocéntrica. Se comienza el proceso del enfoque integral del desarrollo humano sustentable, el cual involucra el concurso del Estado, la sociedad civil y las organizaciones empresariales.

En el año 1987, se comenzó a utilizar el término desarrollo sostenible, a propósito del Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, conocido también como el Informe de la Comision Brundtland, “Nuestro Futuro Común”. En él, se definió el concepto de desarrollo sostenible como aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias. (Asamblea de Naciones Unidas, 1987).

Conceptualización de las organizaciones no gubernamentales

La ONU definió a las oenegés, según Pinzón (2005), como: “organizaciones voluntarias de ciudadanos sin ánimo de lucro, nacional o internacional” (p. 66). Uno de los primeros documentos en el cual se hace referencia a las oenegés fue la Carta de las Naciones Unidas, publicada en 1945. Fue el resultado de varios acuerdos luego de la II Guerra Mundial por países aliados afectados por los conflictos bélicos. El término ONG es referido en el capítulo X, Articulo 71, de la Asamblea General de Naciones Unidas, donde se declara:

El Consejo Económico y Social podrá hacer arreglos adecuados para celebrar consultas con Organizaciones No Gubernamentales que se ocupen de asuntos de la cooperación del consejo. Podrá hacerse dichos arreglos con organizaciones internacionales y, si hubiese lugar, con organizaciones nacionales, previa consulta con el respectivo Miembro de las Naciones Unidas. (ONU, s.f. párr. 22)

Para Pinzón (2005), el término ONG, también es abordado por otros dos organismos multilaterales: el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), de esta manera:

… las ONG son aquellas asociaciones, fundaciones e instituciones privadas, fruto de la iniciativa privada, mixta con exclusión de todo acuerdo intergubernamental, constituidas de manera duradera, espontánea y libre por personas privadas o públicas, físicas o jurídicas de diferentes nacionalidades que, expresando una solidaridad transnacional, persiguen sin espíritu de lucro un objetivo internacional y han sido creadas de conformidad con el derecho interno de un Estado. (Pinzón, 2005, p.113)

Desde esta perspectiva, las oenegés pueden ser agentes de cambio al contar con el apoyo activo de los miembros de la sociedad con el objetivo de conquistar partidarios, llamar la atención sobre temas sensibles que afecten a muchos y sumar a las elites con el fin de lograr objetivos comunes. El Consejo de Europa, (citado en Gómez, 2011) ofrece un aporte sobre las funciones de las ONG, ya que reconoce su personalidad jurídica, específicamente en el Articulo1 de la Convención Europea, dando unas características específicas de ellas: a) tener objetivos no lucrativos relacionados con la utilidad; b) tener de conformidad con su creación el derecho interno de un Estado; d) desarrollar acciones efectivas en beneficio de las comunidades, y e) contar con una sede en el territorio.

La relación entre los organismos multilaterales y las ONG, y el respaldo asumido por los primeros, se basa en la confianza:

Las ONG pueden cumplir un papel importante en esta esfera, particularmente en los esfuerzos desplegados para fomentar el buen gobierno, incluida la mayor participación y transparencia en el diseño y ejecución de los presupuestos, siendo también aspectos vitales de la función del control y evaluación que compete a la sociedad civil. (Gómez, 2011, p.108)

Las oenegés y el desarrollo humano

Como se ha señalado, para la década de los 80 del siglo XX, ya se ha consolidado el trabajo realizado por algunas organizaciones no gubernamentales, título otorgado por la ONU después de la posguerra a los grupos especiales de participantes que no tenían respaldo oficial de sus países de origen, pero actuaban en la solución de problemas a través de ciudadanos en calidad de voluntarios y sin ánimo de lucro.

Actualmente, algunas oenegés están incorporando herramientas gerenciales como la responsabilidad social para formular sus estrategias relacionadas con su misión de cumplir con los principios de la sustentabilidad, las cuales están alineadas en aportar la consecución de los ODS y el desarrollo humano como paradigma, que de suyo es sustentable. (Guerra, 2014). Con los retos del presente, cualquier organización, sobre todo las oenegés pueden apostar por ser integralmente sustentables. Esto supone la sintonía con el “contrato social” basado en el respeto a los derechos humanos, el reconocimiento de la diversidad y las diferencias y la promoción de procesos de democratización, entre otros factores.

El concepto ONG no deja lugar a dudas de que esas organizaciones son aliadas de los sectores públicos y empresariales, en tanto optan por favorecer el cambio en positivo, fundamentalmente en países carentes de oportunidades y saturada de necesidades. Para ser más concretos, decimos que la responsabilidad social ya no es solo tarea de las empresas, sino también de otros sectores de la sociedad, algo que se acerca al caso de las oenegés, dedicadas al área de la salud. Son tres casos que abordamos que, con la puesta en práctica de sus políticas gerenciales, contribuyen a la construcción del desarrollo humano.

Por otra parte, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), o Agenda 2030, convocan a una fuerza transformadora que incluye a la sociedad, los gobiernos, las empresas y a las oenegés, por un futuro equitativo, participativo y sustentable. Los ODS, que no son de obligatoriedad en su cumplimiento, implican un compromiso de buena voluntad con el fin de hacer un anclaje con los derechos humanos para combatir las desigualdades, las discriminaciones, la exclusión y la vulnerabilidad.

Para conseguir los objetivos planteados por la Agenda 2030, es necesario construir una ciudadanía activa, participativa y conocedora de sus derechos, fomentando actitudes y conductas basadas en el respeto. (Fundación Vicente Ferrer, 2017). Para efectos de este artículo, de los 17 ODS resaltamos los siguientes: el número 3, Salud y bienestar; el 8: Trabajo decente y crecimiento económico y el 16, Paz, justicia e instituciones sólidas. Los ODS son también una oportunidad para que los países se comprometan con principios relativos a los derechos básicos a través de sus políticas públicas. Es, pues, una invitación a accionar con lógica global y local.

Las oenegés del sector salud en el estado Lara desde la perspectiva de sus gerentes

Realizamos una investigación de corte cualitativa desde el paradigma interpretativo, que valora la complejidad de las realidades estudiadas (Martínez, 2009). Pretendimos comprender cómo conciben los gerentes de las oenegés Alaplaf, Ascardio y Cruz Roja, la responsabilidad social que se hace en ellas, a la luz de la teoría del desarrollo humano.

La subjetividad (nuestra y la de los entrevistados), es un elemento clave para esta investigación, en el entendido que en la interacción dialógica se producen enunciados cuyos sentidos deben interpretarse. Además, al establecer la triangulación entre las versiones de los entrevistados acerca de sus experiencias en tanto gerentes, la teoría y nuestra visión del tema abordado, reivindicamos el carácter intersubjetivo del estudio. ¿Qué pretendimos interpretar? Las versiones de los gerentes del área de responsabilidad social de las oeneges, acerca de sus vivencias en la manera de enfrentar sus roles como una realidad a la que están “arrojados”. Se trata de interpretar lo que ellos dicen acerca de lo que hacen y como lo viven, y lo que para ellos son estas instituciones. Varios de ellos tienen una larga trayectoria en las ONG estudiadas, lo que permite columbrar la estrecha conexión entre lo que ellos piensan y hacen, pero también con lo que se ha hecho en estos organismos.

La selección de los informantes clave de las oenegés del ámbito de salud, respondió a criterios generales relacionados con el perfil profesional, responsabilidad en el cargo que ocupan, tiempo en ellas y su propia condición de gerentes reconocidos en el estado Lara. Abordamos a seis de estos actores clave que conocen muy bien el contexto organizacional y social en el que se desenvuelven. La interpretación de las versiones de los gerentes se hizo durante y después de cada encuentro.  

Con la intención de responder a la credibilidad de las descripciones, interpretaciones y reflexiones efectuadas en la investigación propensa a la construcción teórica, pero conservando su continuidad y congruencia, utilizamos la triangulación de la información obtenida (Okuda y Gómez, 2005). El criterio de saturación de la información recogida, nos permitió saber hasta cuando y donde debimos finalizar el proceso tanto de recolección de información como de su interpretación.

Hallazgos

Sustentabilidad económica

En materia de sustentabilidad económica, las oenegés estudiadas obtienen financiamiento bien de manera local, nacional e incluso, internacional. Desarrollan proyectos en beneficio de la comunidad que son subsidiados por organizaciones extranjeras y empresas privadas. Han reinventado su manera de hacer gerencia para la sostenibilidad económica con una visión socialmente responsable.

Su política de ofrecer servicios de salud a precios accesibles y el trabajo colaborativo del personal médico y de enfermería, ofrecen la posibilidad de tarifas por debajo del mercado del sector privado. Las oenegés tienen capacidad de resiliencia, se adaptan a los cambios y para mantenerse en pie, innovan para desarrollar propuestas a fin de alcanzar excedentes que se reinvierten en ellas mismas. En sentido general, tienen una forma de gerencia horizontal para la toma de decisiones. Además, sus acciones financieras son registradas y justificadas. Rinden cuentas a la organización que financia y a la comunidad interna y externa, eso les ha dado solvencia y reconocimiento por la transparencia y ética con las que se manejan. También, cuentan con equipos de trabajo comprometidos y con sentido de pertenencia.

La sustentabilidad social y ambiental, y los ODS

De acuerdo con lo expresado por los gerentes, estas oenegés se han mantenido en el tiempo gracias a que se ha creado un capital social entre sus organizaciones y otros organismos de la sociedad civil fundado en el liderazgo y la asociatividad, en un ambiente reforzado por valores. Esto es de suma importancia, porque la confianza en las instituciones les da legitimidad ante sus públicos interno y externo, y les permite innovar en los proyectos, con el añadido de la posibilidad de recaudar recursos financieros y captar talento humano. En la práctica, estas ONG suman esfuerzos cooperativos a partir de la disciplina, la equidad, el compromiso, el respeto y la solidaridad.

Por otra parte, las ONG cumplen con las normas ambientales y procuran acciones que conllevan la preservación de sus espacios físicos. Hacen un manejo integral de los residuos por medio de la separación, reutilización, reciclaje y disposición final. Por lo tanto, las organizaciones han reconocido que se deben a la responsabilidad ambiental, no como respuesta a los requerimientos exigidos por normas jurídicas, sino al convencimiento de que la sensibilidad empresarial hacia el ambiente supone beneficios directos que, en general, optimizan su reconocimiento en la sociedad.

Algunas reflexiones de cierre

No puede esperarse que este tipo de organizaciones cumplan con todos los ODS, pero, más allá del tema del acceso a la salud para mucha gente, su personal interno y voluntariado laboran bajo los cánones del trabajo decente (ODS Nro. 8). Los gerentes de las ONG ven a sus instituciones como respetuosas de los derechos humanos, han promovido el emprendimiento y las microempresas familiares para su personal y desarrollan campañas educativas sobre el consumo eficiente de sus recursos.  

Puede decirse que la responsabilidad social en estas oenegés no se pone en práctica a modo de un manual de gerencia con actividades puntuales como un gesto filantrópico, sus prácticas aplican tanto para organizaciones privadas como de la sociedad civil.

En términos de desarrollo humano, las organizaciones no gubernamentales estudiadas pueden llevar una filosofía de gestión con un sentido que implique la potenciación de oportunidades para la gente. De hecho, desde su génesis, hay un compromiso de estas oenegés con la transformación de la sociedad, a partir de crear espacios para el bienestar colectivo.

En el siglo XXI, el sentido de la responsabilidad social ha cambiado, ya no es una moda, lo están demostrando las ONG dedicadas al sector salud que estudiamos. Aunque no lo declaran explícitamente en su filosofía de gestión, dan muestras de un equilibrio entre las dimensiones económicas, sociales y ambientales, definidas en los conceptos de la responsabilidad social y el desarrollo humano. Ello implica el ser transparentes en su gestión, precisamente una de las libertades instrumentales que explica el economista indio Amartya Sen (1999).

Se aprecia en las narrativas de los gerentes la constante en las oenegés de generar valor en sus procesos administrativos en los cuales se involucran ellos como organización y la gente con quienes interactúan, no solo sus pacientes, sino con otras personas y con su entorno. Las tres ONG analizadas trabajan de manera autosostenida y buscan que sea mínima la actuación del Estado, no por razones de orden ideológico, sino de sostenibilidad. Eso no les aleja de su responsabilidad para con la sociedad. En ellas se ha logrado contribuir a disminuir las desigualdades sociales, considerando la emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela desde 2015.

Aunque los entrevistados reconocen que en las estrategias gerenciales o la forma de implementarlas no están incluidas como una política en su planificación la temática de los ODS, son conscientes de la naturaleza de sus instituciones y de su orientación en la protección de la salud y la vida de una forma integral. Los gerentes dirigen sus instituciones en medio de la inestabilidad de sus entornos. Es una forma de capacidad de resiliencia para mantenerse dentro del sistema y continuar desarrollando sus planes.  

Esa misma capacidad de resiliencia les ha permitido aprovechar oportunidades económicas. La manera de elaborar las políticas de planificación les ha justificado dar respuesta a conflictos relacionados con las finanzas, logrando la cohesión entre los entes involucrados. Sus métodos son flexibles porque están en contacto con las realidades locales que están cargadas de incertidumbre.

Apreciamos que existe un criterio de fomentar la equidad social a partir del reconocimiento de los valores de sus entornos porque la asociación entre las personas tiene un impacto positivo sobre la cooperación en una comunidad que conduce a un acceso más equitativo a los recursos.

Otro aspecto relevante, es que los gerentes conciben la responsabilidad social, no como una herramienta para la toma de decisiones sino como parte de su filosofía de gestión. A su entender, contribuyen al beneficio de los trabajadores, la comunidad, los usuarios y la sociedad en general. Han desarrollado acciones para convertirse en referencia ante la sociedad y por ello se autodenominan socialmente responsables y agentes de cambio para la transformación social.

Hasta ahora, han sido capaces de cubrir problemas del área de salud ante la falta de respuesta de entes gubernamentales. De hecho, tienen más de cuatro décadas de funcionamiento y un crecimiento sostenido, pese a la crisis que afecta al país. Por ser instituciones sin fines de lucro y de carácter voluntario, sus iniciativas se conciben desde el equilibrio de la sustentabilidad económica, social y ambiental.

Desde la perspectiva del desarrollo humano, aun sin declararlo, los gerentes entrevistados tienen una visión sistémica de la sustentabilidad que no se reduce al crecimiento per se de las ONG apuntalado solo por la rentabilidad. En el largo plazo, conciben que lo fundamental es promover la equidad social, involucrando a sus trabajadores y el entorno que les rodea. En la búsqueda de dar respuestas a la crisis desde sus organizaciones que no buscan el lucro, han logrado implementar un soporte financiero con permanencia en el tiempo a partir de alianzas, procesos de autogestión y la transparencia en la rendición de cuentas.  

Para el momento en que se llevó a cabo la investigación, la mayoría de los gerentes de las oenegés del sector salud, no conocían suficientemente los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aunque, como hemos señalado, en la práctica estas ONG están alineadas con esos parámetros internacionales. Consideramos que para las ONG constituye un verdadero desafío contribuir al triple balance de objetivos económicos, sociales y ambientes de los ODS porque entre otras razones, son organizaciones llamadas a ofrecer un modelo de gerencia social alternativo frente a los esquemas tradicionales enmarcados en la concepción económico asistencialista.

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Por: Francy Lisseth Montoya Gámez Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Venezuela)