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La leucocoria es una afección ocular preocupante que puede indicar problemas de salud subyacentes graves, como retinoblastoma, cataratas o desprendimiento de retina

Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena

La Dra. Liliana (Lily) Arosemena es egresada de Medicina en la Universidad Latina de Panamá. Con especialización en Oftalmología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en la Fundación Oftalmológica de Santander, Clínica Carlos Ardila Lulle (Bucaramanga, Colombia). Estudios de retina y vítreo en la Universidad Del Rosario, Fundación Oftalmológica Nacional (Bogotá, Colombia). Es miembro adjunto de la Academia Americana de Especialistas en Retina (ASRS), la Asociación Americana de Oftalmología  (AAO), la Sociedad Colombiana de Oftalmología (SCO), la Asociación Panamericana de Oftalmología (PAAO) y la Sociedad Panameña de Oftalmología  (SPO). En instagram: @retinapanam

Afección caracterizada por el reflejo anormal de la luz en el ojo. En lugar del reflejo ocular rojo normal que se produce cuando se ilumina el ojo, la leucocoria aparece como un reflejo blanco o, a veces, amarillento. Esta afección puede ser un signo temprano de varios trastornos oculares, incluidos retinoblastoma, Enfermedad de Coats, Retinopatía del prematuro, infección por toxocara, Enfermedad de Norrie, cataratas y desprendimiento de retina. En este ensayo, exploraremos las causas más frecuentes de leucocoria en profundidad, analizando sus causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y posibles complicaciones.

Una de las causas más graves de leucocoria es el retinoblastoma, una forma poco común de cáncer ocular que afecta a niños pequeños. El retinoblastoma suele presentar leucocoria como uno de sus síntomas principales, junto con dolor ocular, enrojecimiento y mala visión. Otras causas de leucocoria pueden incluir cataratas, opacidad del cristalino del ojo y desprendimiento de retina, una separación de la retina de la parte posterior del ojo. En algunos casos, la leucocoria puede deberse a una afección benigna, como la vasculatura fetal persistente (PFV), donde una parte de los vasos sanguíneos fetales no retrocede adecuadamente después del nacimiento.

La leucocoria se puede asociar a ciertos síntomas. Además del reflejo ocular blanco, las personas con leucocoria pueden experimentar otros síntomas según la causa subyacente. Los niños con retinoblastoma también pueden tener pupila blanca, dolor ocular, enrojecimiento y mala visión en el ojo afectado.

Las cataratas pueden causar visión borrosa, sensibilidad a la luz y dificultad para ver de noche, mientras que el desprendimiento de retina puede provocar destellos de luz, moscas volantes en la visión y una sombra similar a una cortina sobre el campo de visión.

Un especialista puede diagnosticar la leucocoria durante un examen ocular de rutina utilizando un oftalmoscopio de mano para examinar la parte posterior del ojo. Si se sospecha que la leucocoria es causada por retinoblastoma u otra afección grave, es posible que se necesiten más pruebas, como una ecografía o una resonancia magnética del ojo.

El tratamiento adecuado para la leucocoria depende de la causa subyacente. Los niños con retinoblastoma pueden necesitar quimioterapia, radioterapia o cirugía para extirpar el ojo afectado. Las cataratas a menudo se pueden tratar con cirugía para extraer el cristalino turbio y reemplazarlo por uno artificial. El desprendimiento de retina puede requerir cirugía para volver a unir la retina a la parte posterior del ojo. En los casos en que la leucocoria es causada por una afección benigna, como la PFV, la observación y el seguimiento pueden ser todo lo que se necesita.

Si la leucocoria no se trata, la leucocoria puede provocar una pérdida grave de la visión e incluso ceguera permanente. El retinoblastoma, en particular, puede poner en peligro la vida si no se detecta y trata a tiempo. Los niños con retinoblastoma también pueden correr riesgo de sufrir otras complicaciones de salud, como cánceres secundarios o retrasos en el desarrollo debido a los efectos del tratamiento en el cerebro en desarrollo. Las cataratas y el desprendimiento de retina también pueden causar pérdida permanente de la visión si no se tratan a tiempo.

En conclusión, la leucocoria es una afección ocular preocupante que puede indicar problemas de salud subyacentes graves, como retinoblastoma, cataratas o desprendimiento de retina. La detección y el tratamiento tempranos son esenciales para prevenir la pérdida de visión y posibles complicaciones. Si usted o su hijo experimentan leucocoria o cualquier otro síntoma ocular preocupante, es importante buscar atención médica de inmediato. Los exámenes oculares periódicos pueden ayudar a detectar los trastornos oculares a tiempo y mejorar las posibilidades de un tratamiento exitoso.

Referencias:

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  • Che Mahiran C.D., Algaratnam J., Liza-Sharmini A.T. Leucocoria in a boy with Kawasaki disease: a diagnostic challenge. Singapore Med J. 2009.

Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena