El natalicio reciente del gran químico y microbiólogo francés (1822-1895) es una oportunidad para revisar sus aportes a la salud pública
Por: Mayka (Maria del Carmen) Sánchez
La autora es periodista y editora. Redactora especializada en salud y cultura.
Cada 27 de diciembre se celebra el cumpleaños (1822-1895) del gran químico y microbiólogo francés Louis Pasteur, cuyos descubrimientos tantas vidas humanas han salvado en todo el mundo con el proceso cuya etimología es su apellido: pasteurización. Nació en la ciudad de Dole, de origen humilde, y llegó a estudiar en la École Normale Supérieure de París. Sus investigaciones como químico y microbiólogo lo elevarían más tarde a miembro de la Academia Francesa.
Demostró la naturaleza microbiológica de la fermentación, que se pensaba que era por generación espontánea, primero en el vino y en la cerveza, que supuso un gran empuje económico para Francia. Seguidamente investigó que numerosos microorganismos eran susceptibles de envenenar alimentos para animales y humanos.
De este modo, se convirtió en el principal fundador de la microbiología y el creador de la base científica para la vacunación y las vacunas contra el carbunco, el cólera aviar y la rabia. Pasteur además finalizó con la teoría secular de la generación espontánea de la forma de vida de ciertos microorganismos, al demostrar experimentalmente su imposibilidad.
Proceso de pasteurización
Su apellido es el origen etimológico de la tecnología de la pasteurización: mediante el calentamiento de líquidos como la leche o el vino a una temperatura moderada durante cierto tiempo se podían eliminar los microorganismos dañinos sin alterar las propiedades del producto.
Sus hallazgos más célebres fueron la vacuna contra el carbunco o ántrax, que afectaba gravemente al ganado y, principalmente, la vacuna contra la rabia, al desarrollar un método para debilitar el virus que la producía y convertirlo en seguro. Fue en 1885 cuando aplicó por vez primera la vacuna a un ser humano: se trataba del niño Joseph Meister, que había sido mordido por un perro rabioso.
El éxito del tratamiento al salvar la vida del pequeño marcó un antes y un después en la vacunología y en la medicina preventiva. Así, tres años más tarde, en 1888 se creó el Instituto Pasteur en París, dedicado a la investigación científica y al tratamiento de las enfermedades infecciosas. Esta institución sigue siendo , por fortuna, una referencia mundial en este ámbito de la biomedicina.
Es inevitable la cuestión de por qué este hombre, entregado a ayudar a la humanidad, no recibió el premio Nobel de Medicina. La respuesta es una mera cuestión de fechas y cronología. Pasteur murió el 28 de septiembre de 1895, curiosamente el mismo año en que el sueco Alfred Nobel creó estos galardones en su testamento.
Sin embargo, no fue hasta 1901 en que los primeros premios se otorgaron y Nobel dejó en su testamento que ninguno se otorgaría a título póstumo, de ahí que esté más que claro que cuando estos galardones empezaron a concederse el gran Pasteur, que tantísimo contribuyó a la biomedicina y a salvar vidas humanas, no pudiera recibirlo.
Bases de la era antibiótica
Si bien Louis Pasteur no descubrió la penicilina, sino el británico Alexander Fleming en 1928, los trabajos del francés sentaron las bases para la gran era que se aproximaba: la de los antibióticos, al establecer la teoría microbiana de la enfermedad y demostrando, así, que unos microbios podían destruir a otros, proceso conocido como antibiosis.
El francés desarrolló la teoría microbiana al constatar que los microorganismos son responsables de enfermedades, lo que cambió el enfoque médico y abrió nuevas puertas a tratamientos más específicos.
De igual modo, observó el denominado antagonismo microbiano y contribuyó a comprobar cómo un microorganismo podía inhibir el crecimiento del otro, fenómeno fundamental, como se ha señalado, para la antibiosis, que posteriormente otros científicos estudiarían para desarrollar antibióticos (eficaces contra las bacterias).
Por: Por: Mayka (Maria del Carmen) Sánchez

