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Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]
Diseño: Carlos García Ponte

Micros de Gloriela Carles Lombardo

Gloriela Carles Lombardo


Gloriela Carles Lombardo (Panamá, 1977), va dando pasos dentro del género breve e hiperbreve con dos libros: Fugacidades en un panal de fuegos y Niño de ajo, que ganó Premio Sagitario Ediciones de Minicuento 2018-2019. Metáfora y ritmo operan con sutileza, buscando que en el lector se genere el asombro y el descubrimiento.

El abrazo

Esconde y asoma sus ojos saltones. Suena sus tacones castañuelas. Expande su falda una y otra vez. Intenta abanicar la silla. Mira hacia abajo. Frente a frente, teme ver. Pero la recibe mi mano abierta, de caída refinada, invitándola a sentarse. Limpia su traje acariciando caderas y nalgas para dejarse reposar en aquel asiento, princesa. Vestida de flores multiplica pétalos en el acto de llevar a descansar una pierna sobre la otra, antes de apoyar sus manos en su rodilla derecha. Parece un animalito elegantemente asustado. Sus pupilas se amparan entre las partes inferior y superior del ojo. Luego se mira extasiada. Me acerco, cruzo mis piernas, punteando delicadamente mi pie contra el vacío, y los dos somos un retrato. En unos segundos empieza a proyectarse un monólogo, bordeando la temblorosa comisura de sus labios, curva de letras en picada. Deja desmayar sus tensiones, ahogándolas en aguas de felicidad, abrazándose a su espejo, él siendo ella.


La lectora

Ella tenía ganas de llorar. Hacía siglos. Pero no comprendía por qué le costaba tanto abandonarse al llanto.

Hasta que una tarde, mientras leía, sintió que sus ojos empezaron a humedecerse y reclinó su cabeza sobre sus brazos cruzados encima del incunable. El llanto, natural, empezó a nacerle en aquellos ojos sin tiempo.

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Lo que prometía ser un verdadero desborde de aguas se interrumpió de golpe.

Ella recordó que aquel libro no era suyo y que la primera indicación de su dueño había sido regresarlo sin daño alguno, so pena de muerte.

Pero se durmió.

Al despertar, en medio de una sutil y reconfortante tristeza alegre, vio cómo su saliva hacía las veces de lupa sobre las letras borrosas de aquella página nunca más inmaculada.


La otra Alicia

Amanezco sobre ti. Abro la ventana a nuestra cabecera. Respiramos la brisa, resguardados por los árboles, los rayos de sol, y la piel. Luego te diriges a la cocina a prepararme té de pepino. Lo bebo para ofrecerte orquídeas. Recuerdas nuestro viaje. Nos incorporamos para empacar. Tratando de ubicar mis pertenencias, surge en mí una especie de amnesia.

Busco mi bolso, y tú sabías dónde estaba; mi chal, y solo tú podías encontrarlo. Sigues dándome lo que busco. Testadura digo no más e intento hallar por mí misma lo mío.

Explorando para dar con mi cepillo y pasta de dientes, entro al cuarto de baño, salgo a una calle rodeada de casas, subo una escalera de madera, que me lleva a un portón que abro tropezando con una cama inmensa, salgo y afuera me espera un auto deportivo, me subo, arrancó a toda velocidad, remonto una gran montaña que luego desciende hasta llegar a Estepa más clara en medio de un bosque.

El motor se detiene, me bajo tratando de no resbalar. Mis pasos de tierra en sequía, más tarde por senderos de piedra. A lo lejos, una casa blanca. Inhalo el olor de un jardín que me da paz y me llama. Avanzo. Una puerta abierta me invita a entrar. Allí, sentado en la sala, entre nuestras maletas, con esa mirada de hombre niño, con esa serenidad tan tuya, extendiste tus brazos, me estrechaste entre ellos, en tu mano derecha el cepillo y la pasta dental.

Tomados de Fugacidades en un panal de fuegos

Coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña:
Pedro Crenes Castro

[email protected]
(Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.