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Dr. Rolando Pajón, director médico de Moderna para Latam
Por: Violeta Villar Liste

El Dr. Rolando Pajón, director médico de Moderna para América Latina y líder de los proyectos de ARNm de la farmacéutica, tuvo a cargo una conferencia en el auditorio del Hospital del Niño José Renán Esquivel de ciudad de Panamá, sobre la plataforma de ARNm

Por el día era científico y en la noche taxista. Pasaba y sigue pasando en Cuba, un escenario de contradicciones donde la inversión en salud pública, sin embargo, es prioridad y ha logrado, con la plataforma tecnológica y científica que fortaleció en los años 80, contar con sus propias vacunas.

El potencial médico científico de la isla “no ha llegado al máximo por culpa del sistema”, explica el Dr. Rolando Pajón para aclarar la duda periodística de cómo un país en crisis logra hacer ciencia y conseguir vacunas.

Con la sencillez sin poses de un hombre que se ha labrado su destino a fuerza de propósito y determinación, con mucho respeto por los oficios porque lo ayudaron a ser quien es, el director médico de Moderna para América Latina y líder de los proyectos de ARNm de la farmacéutica en la región, tuvo a cargo una conferencia en el auditorio del Hospital del Niño José Renán Esquivel de ciudad de Panamá, sobre la plataforma de ARNm de cuyo acrónimo modificado resultó el nombre original del laboratorio ModeRNA y ahora Moderna.

De izquierda a derecha: Dr. Rodrigo De Antonio, director de Cevaxin; Dra. Ximena Norero, pediatra infectólogo; Dr. Xavier Sáez-Llorens, Jefe del Departamento de Investigación del Hospital del Niño: Dr. Rolando Pajón, director médico de Moderna para Latam y Dra. Dora Isabel Estripeaut, pediatra infectólogo Foto: VVL

Panamá es un pilar de la investigación biomédica en América Latina”, afirmó en entrevista periodística, al resaltar la importancia de sus líderes en investigación y las capacidades en investigación clínica, parte regulatoria e implementación de programas de salud.

Egresado de la Universidad de La Habana con honores como licenciado en Bioquímica, y con doctorado en Bioquímica y Biología Molecular, antes de salir de Cuba fue jefe de un grupo que estudiaba una nueva generación de vacunas y trabajó en calidad de experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en control de calidad de vacunas contra el meningococo.

Padre joven, “llegué a la conclusión que Cuba no era el futuro para mis hijos ni tampoco el mío” y así se marcha en 2007.

Trabajó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Calgary (Canadá), luego se muda a Estados Unidos y durante seis años se desempeña en un ambiente híbrido, entre la academia y la industria.

En el año 2017, Moderna publica un artículo sobre un candidato vacunal contra la influenza “y me doy cuenta que el futuro de la vacunología está en el ARN mensajero”, recuerda Pajón, quien se entusiasmó por formar parte de esa organización.

Cuando el Dr. Rolando Pajón se unió a Moderna eran 500 trabajadores. A la fecha superan los 700.

“Había muchas preguntas sobre el éxito de la plataforma. Al analizar los resultados con este primer estudio clínico contra influenza, veo que era segura y, por tanto, el ARN era seguro. La respuesta inmune que se buscaba era notable y me convierto en ferviente defensor de la plataforma como el futuro de la vacunología”.

El Dr. Pajón, con más de 70 artículos publicados revisados por pares y 14 solicitudes de patentes, ingresa a Moderna como director de biomarcadores clínicos: “Todos los test de laboratorio de enfermedades infecciosas, los hemos desarrollado e implementado en el mundo real. Es el motor de generación de datos clínicos”.

Otros desarrollos en marcha del laboratorio, y que llamaban la atención del científico, era la vacuna para proteger contra el citomegalovirus y la vacuna personalizada contra el cáncer, “que anunció resultados positivos en la prevención del melanoma”, un tipo de cáncer de la piel.

“Cuando llega COVID-19, los líderes de Moderna crean un equipo especial para trabajar en la enfermedad. Yo soy parte de ese equipo inicial y lo demás es historia”.

Esta historia la trae de vuelta desde la memoria: “Uno entendía la misión; la magnitud dictaba lo que sentíamos. Si vamos a esos inicios de la pandemia, conocíamos muy poco, mucha gente moría y cada uno de nosotros se sentía bajo una presión tremenda. Sabíamos que debíamos avanzar en una solución lo antes posible porque cada día morían más personas. No había otro camino que conseguir una respuesta”.

La plataforma de ARN: futuro de las vacunas

A Katalin Karikó (nacida el 17 de enero de 1955), bioquímica húngara, se le debe, junto a Drew Weissman, las investigaciones que hicieron posible el uso terapéutico del ARNm, patentes que fueron licenciadas por BioNtech y Moderna para desarrollar la vacuna COVID-19. Esta historia que parece contarse en dos pasos, en realidad tiene un origen mucho más complejo y habla de una mujer, quien fue feliz en medio de la adversidad de crecer en un pueblo húngaro sin agua ni luz.

La adversidad la acompañaría en la sucesión de los “no” cuando pedía apoyo para lograr vacunas y tratamientos basados en la molécula del ARN.

“Karikó quería usar las células del propio enfermo para que fabricasen la proteína que les curaría inyectándoles un pequeño mensaje de ARN: Todo el mundo lo entiende ahora, pero no entonces”, lamentó la científica en una entrevista con el periodista Nuño Domínguez del diario español El País, que demuestra que todo “no” con fundamento a la larga tiene un “sí”. De hecho, “Derrick Rossi, uno de los fundadores de Moderna, dice que Karikó y Weissman deberían recibir el Nobel de Química”.

El Dr. Pajón explicó de manera didáctica durante la conferencia, que para hacer una vacuna el antígeno (virus vivo, muerto o atenuado, total o fragmentado) es producido en un sistema que incluye levaduras, bacterias o células de mamíferos y luego ese antígeno purificado se convierte en el principio activo de la vacuna.

Con la plataforma de ARN (ácido ribonucleico), el antígeno es producido por la maquinaria celular del ser humano luego de recibir las instrucciones de actuar cuando el virus infecte.

-¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de la plataforma de ARNm?

-Contra la inmensa mayoría de las enfermedades virales, nuestra plataforma es una solución natural y con alta probabilidad de éxito. Obviamente habrá casos de virus de difícil solución como el VIH que es un reto tremendo, pero en particular en el caso de virus respiratorios es posible generar vacunas con alta fidelidad biológica en un rápido proceso, desde el estudio hasta que llegan al brazo de la persona.

El estudio de la vacuna contra el virus respiratorio sincicial (VRS), junto con COVID-19 e influenza, “es el corazón de nuestro portafolio respiratorio”, sostuvo.

La debilidad de la plataforma se asocia con las enfermedades que no dependen de blancos (proteínas o nucleoproteínas) que podamos atacar de una manera fácil porque son la expresión de un gen o tejido específico, pero estamos trabajando para resolver. Hay patógenos no virales causales de  enfermedades infecciosas y en este caso la probabilidad de éxito es más modesta.

-¿Cómo le responde a los antivacunas y a los detractores de esta plataforma?

– En el ser humano  el material genético (ADN) que podría ser alterado, se encuentra en el núcleo de las células y nuestra tecnología de ARN nunca entra al núcleo celular. Además, el ARN en nuestras vacunas se degrada rápidamente, con lo cual se elimina la posibilidad de modificar el genoma.

Panamá y la vacuna contra el virus respiratorio sincicial (VRS)

“Panamá es un pilar de la investigación biomédica en América Latina”, señaló el Dr. Pajón, quien destacó el aporte de investigadores líderes, con impacto regional, quienes participan en varios estudios clínicos, auspiciados por la empresa.

Analiza que el camino de una vacuna desde su formulación hasta alcanzar a las personas que las reciben, es el resultado, además del trabajo de la organización, de varios componentes que destaca como fortalezas de Panamá: “Cuenta con líderes de opinión en el campo de las vacunas; sistema médico que permite hacer estudios clínicos con altísima calidad y eso a su vez lleva a una mayor rapidez en el desarrollo clínico. También tiene Panamá una gran experiencia en la revisión regulatoria e implementación en programas de salud. Cuando se analizan estos componentes, hay fortalezas en todas estas áreas: investigación, compromiso, investigación clínica, parte regulatoria e implementación de programas de salud”.

El Dr. Rodrigo De Antonio, director de Cevaxin, centro de investigación médica con sede en Panamá y que realiza ensayos clínicos y epidemiológicos, señaló que con Moderna trabajan en estudios para vacunas de virus respiratorios y tienen planes de participar en algunas soluciones contra chikungunya y citomegalovirus.

Sobre una posible transferencia de tecnología de ARNm, Panamá la podría aprovechar en “aportar en el desarrollo de ensayos de bioequivalencia para confirmar tanto el perfil de seguridad como la respuesta inmune esperable de la vacuna”.

“La plataforma es un antes y un después en el desarrollo de las vacunas”, sostuvo.

La Dra. Dora Isabel Estripeaut  y la Dra. Ximena Norero, pediatras infectólogos del Hospital del Niño, trabajan como parte del proyecto Cevaxin-Moderna en una vacuna pediátrica contra el virus respiratorio sincicial (VRS).

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) “este virus es la causa más común de bronquiolitis y neumonía en niños menores de un año”.

El 4 de mayo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó Arexvy, la primera vacuna contra el virus sincitial respiratorio (VRS) aprobada al laboratorio GSK para su uso en los Estados Unidos,  en “la prevención de la enfermedad de las vías respiratorias inferiores causada por el VRS en personas de 60 años o más”.

A esta vacuna de GSK siguió la aprobación, también para adultos mayores, de la vacuna contra VRS de Pfizer.

Las especialistas señalan que lo ideal es avanzar hacia la vacuna pediátrica combinada de influenza más COVID-19 “porque se mejora la adherencia de los padres al solo tener que exponer al niño a un pinchazo”.

Observan que la aprobación de dos vacunas contra VRS para adultos mayores abre un camino de tranquilidad y confianza cuando se trate de su aprobación y aplicación en niños.

Por: Violeta Villar Liste
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