fbpx
Lanzamiento del Plan de Educación Comunitaria en Enfermedad Renal Crónica no Tradicional (ERCnT)
La evidencia actual sugiere que no existe una única causa, sino más bien una convergencia de múltiples factores que, en conjunto, desencadenan el daño renal

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

La nefropatía mesoamericana (NeM) se presenta como una insuficiencia renal de progresión lenta, pero, que a menudo se diagnostica en etapas avanzadas cuando las opciones de tratamiento son limitadas.

A diferencia de las enfermedades renales crónicas convencionales, que suelen manifestarse en poblaciones de mayor edad con condiciones preexistentes, como diabetes e hipertensión, la NeM ataca a individuos en la plenitud de su vida productiva, generando no solo una crisis de salud pública, sino también un profundo impacto socioeconómico en las comunidades más vulnerables, ya que afecta predominantemente a hombres jóvenes, pilares de sus familias y comunidades, que se dedican a labores físicamente extenuantes bajo el sol inclemente, como la zafra de la caña de azúcar, la construcción y otras faenas agrícolas.

Países más afectados: la costa del Pacífico centroamericano

Si bien se han reportado casos en diversas latitudes con características similares, el epicentro de la nefropatía mesoamericana se localiza en la vertiente del Pacífico de Centroamérica.

Las investigaciones y reportes epidemiológicos señalan desde el año 2000 a El Salvador y Nicaragua como las naciones más severamente golpeadas por esta enfermedad.

En algunas comunidades agrícolas de estos países, la prevalencia de la ERC en hombres jóvenes alcanza niveles alarmantes, convirtiéndose en una de las principales causas de mortalidad en este grupo demográfico.

Además de El Salvador y Nicaragua, otros países de la región también han documentado una incidencia preocupante de esta forma de enfermedad renal no tradicional. Guatemala y Costa Rica han reportado un número significativo de casos, especialmente en sus zonas costeras y agrícolas. Aunque con una prevalencia aparentemente menor, la presencia de la enfermedad en estos países subraya la naturaleza extendida del problema a lo largo del istmo centroamericano, siguiendo un patrón geográfico y ocupacional muy definido.

La enfermedad parece prosperar en zonas de baja altitud y altas temperaturas, donde la agricultura intensiva es la principal fuente de empleo, como en Panamá, en las provincias de Coclé, Herrera y Los Santos, en donde se tienen los reportes de pacientes con esta enfermedad.

Hipótesis causales: Mosaico de factores de riesgo

La etiología exacta de la nefropatía mesoamericana continúa siendo un campo de intensa investigación científica por asociaciones como CENCAM (The Consortium on the Epidemic of Nephropathy in Central America and Mexico), SALTRA (Programa Salud, Trabajo y Ambiente), SLANH (Sociedad Latinoamericana de Nefropatía e Hipertensión), y en Panamá la Universidad de PanamáCIIMET (Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos), SPNH (Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión) y el ICM (Instituto de Ciencias Médicas), entre las más importantes.

La evidencia actual sugiere que no existe una única causa, sino más bien una convergencia de múltiples factores que, en conjunto, desencadenan el daño renal. Las hipótesis más robustas y estudiadas apuntan a una compleja interacción de elementos ocupacionales, ambientales y sociales.

Una de las teorías más respaldadas es la del estrés por calor y la deshidratación crónica. Los trabajadores agrícolas y de la construcción en la región a menudo enfrentan jornadas laborales de más de ocho horas bajo temperaturas que pueden superar los 40 grados Celsius. Esta exposición prolongada al calor extremo, combinada con un esfuerzo físico intenso, conduce a una sudoración profusa y a una pérdida significativa de líquidos.

Si la rehidratación es inadecuada o se realiza con bebidas azucaradas en lugar de agua, se pueden producir episodios recurrentes de lesión renal aguda subclínica. Con el tiempo, pueden evolucionar hacia una fibrosis intersticial y, finalmente, a una enfermedad renal crónica irreversible.

Otra línea de investigación se centra en la exposición a agentes nefrotóxicos, particularmente agroquímicos. El uso extensivo de herbicidas y pesticidas en la agricultura centroamericana ha levantado sospechas sobre su posible papel en el desarrollo de la NeM.

Se ha planteado la hipótesis de que ciertos compuestos químicos, al ser absorbidos por el cuerpo a través de la piel, la inhalación o el consumo de agua y alimentos contaminados, podrían ejercer un efecto tóxico directo sobre los túbulos renales. El glifosato y otros herbicidas han estado bajo escrutinio, aunque la evidencia de una relación causal directa aún no es concluyente. La exposición a metales pesados como el cadmio y el arsénico, presentes de forma natural en algunos suelos volcánicos de la región o como contaminantes en fertilizantes, también se considera un factor contribuyente potencial.

Además, otras hipótesis incluyen el consumo de analgésicos no esteroideos (AINEs) para aliviar los dolores musculares derivados del trabajo físico, el cual puede tener efectos deletéreos en el riñón si se abusa de ellos, especialmente en un contexto de deshidratación.

Factores genéticos se están estudiando (por el ICM en Panamá), infecciones endémicas como la leptospirosis y el impacto del cambio climático, que exacerba las olas de calor, son otras de las piezas que los investigadores intentan encajar en este complejo rompecabezas etiológico.

Estrategia de SE-COMISCA en Panamá: Un compromiso regional con acción local

Dra. Karen Courville, jefa de Nefrología en el Hospital Dr. Gustavo Nelson Collado de la Caja de Seguro Social (CSS) en Herrera

Reconociendo la gravedad y la complejidad de la nefropatía mesoamericana, la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (SE-COMISCA) ha asumido un rol de liderazgo en la articulación de una estrategia regional para enfrentar esta enfermedad.

Esta iniciativa busca aunar esfuerzos, compartir conocimientos y desarrollar políticas públicas coordinadas para la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento de la ERC no tradicional.

En este marco, Panamá ha dado un paso significativo con el lanzamiento, en julio de 2025, del Plan de Educación Comunitaria en Enfermedad Renal Crónica no Tradicional (ERCnT). Esta iniciativa, impulsada por el Ministerio de Salud (MINSA) de Panamá en sintonía con las directrices de SE-COMISCA, marca un hito en el abordaje de la enfermedad en el país y refleja un compromiso renovado con la salud de sus poblaciones más vulnerables.

Los objetivos educativos de este plan son ambiciosos y multifacéticos, y buscan generar un impacto profundo y sostenible a nivel comunitario y nacional:

  • Promover la prevención, control y mitigación de la enfermedad: El plan se enfoca en empoderar a las comunidades con el conocimiento necesario para adoptar medidas preventivas. A través de talleres, charlas y material educativo, se busca que los individuos y las familias comprendan los riesgos y las formas de proteger su salud renal.
  • Sensibilizar a comunidades y trabajadores sobre los riesgos del estrés térmico: Una de las metas primordiales es crear una conciencia generalizada sobre los peligros del trabajo extenuante bajo altas temperaturas. Se busca cambiar la percepción de que la sed y el agotamiento son simplemente parte del trabajo, para que se entiendan como señales de alerta que requieren acción inmediata, como la hidratación y el descanso.
  • Capacitar a equipos multidisciplinarios del Ministerio de Salud (MINSA): El éxito de la estrategia depende de la capacidad del sistema de salud para responder de manera efectiva. Por ello, el plan incluye la formación continua de médicos, enfermeras, promotores de salud y otros profesionales para que puedan identificar los factores de riesgo, realizar diagnósticos tempranos y ofrecer un manejo adecuado de la enfermedad. Esta capacitación asegura que los equipos de salud en las áreas más afectadas estén debidamente preparados para enfrentar el desafío.
  • Involucrar a los medios de comunicación para amplificar el mensaje: Reconociendo el poder de los medios para moldear la opinión pública y diseminar información vital, la estrategia contempla una alianza estratégica con periódicos, estaciones de radio, canales de televisión y plataformas digitales. El objetivo es asegurar que los mensajes de prevención y sensibilización lleguen a todos los rincones del país, creando un entorno social que apoye y promueva la salud renal.

El lanzamiento de este plan en Panamá no es un evento aislado, sino parte de un movimiento regional más amplio que busca dar respuesta a una de las crisis de salud más apremiantes de Centroamérica, en conjunto con las asociaciones que ya estaban realizando esfuerzos, como CENCAM, SALTRA y SLANH.

La nefropatía mesoamericana es un recordatorio trágico de cómo las condiciones sociales, económicas y ambientales pueden converger para crear nuevas y complejas enfermedades. Sin embargo, a través de la colaboración, la investigación y un compromiso inquebrantable con la prevención y la educación, como el que demuestra la estrategia de SE-COMISCA en Panamá, existe la esperanza de poder frenar el avance de esta enigmática dolencia y proteger la vida y el bienestar de las futuras generaciones de trabajadores centroamericanos.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI