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Dr. Alexis Bello A.

Si admitimos que lo sagrado es el “Creador”, debemos aceptar que su obra (la creación), es la aproximación más cercana que pudiésemos concebir de la perfección.

Nuestro cuerpo es una extraordinaria y bella estructura multiarticulada, bípeda y auto balanceada, adaptada a una base, con una planta electroquímica reductora y un sistema casi infinito de almacenamiento energético, integrado además por miles de bombas electroneumáticas, con más de 62.000 millas de capilares que fácilmente le darían la vuelta a la tierra dos veces y media.

Además, opera un sistema universal de teléfonos mayor que todas las redes del mundo, con una tarjeta central que se activa más de 100.000 veces por día y una complejidad tal que su manual de operaciones (genoma), sería equivalente a 10.000 lenguajes altamente diferenciados y ocuparía aproximadamente 250 volúmenes del directorio telefónico del área de Manhattan.

Como si fuese poco, esa maravilla estaría garantizada más o menos por 70 años.

Sin embargo, la humanidad pareciese haberse aferrado cada vez más a la idea de que si lo divino es el creador lo comercial es la creación, pero devaluada, depreciada y especulada.

En un momento dado, al final de nuestras vidas, bien sea como un todo (cadáver en condiciones de donar todos sus órganos), podríamos valer tan solo $220.000 aun cuando seríamos más rentables por partes tal como lo señalan Andrew Kimbrell, Lori Andrews y otros estudiosos del horripilante y macabro “bazar humano”.

Las aberrantes ideas y los innumerables hechos absolutamente documentados nos colocan a las puertas de un “biomillenium” etiquetado por un incontrolable “biocomercio”.

Se trata de una intensa revolución que como lo señala Ted Peters, es mixta: tanto del pensamiento (como la de Copérnico), mezclada con aquella tecnológica que impactará a toda la sociedad contemporánea: reproducción sin sexo, sub-razas biológicas, y hasta abolición del determinismo bien sea de marionetas o del llamado “prometeano”, lo cual pudiese ser sustituido por el diseño genético artificial.

El mercado potencial para las compañías que almacenan cordones umbilicales, (3.8 millones de nacimientos por año en USA) es de proporciones incalculables.

Los proveedores de materiales de reproducción humana también han invadido el mercado, por ejemplo: los óvulos se cotizan entre $2.500 y $5.000.

Los viales de semen están en el comercio a un costo de $4.000. Las madres subrogadas cobran aproximadamente $10.000. Existen miles de personas (productos de fecundación asistida), tratando de conocer quiénes son sus padres, otras por el contrario exigiendo el “derecho de visita” a quienes concibieron siendo donantes y finalmente otros tantos, lamentándose de haber sido vendidos por su progenitor por tan solo $35.

Más aún no se conoce el número de “matrimonios genéticos” entre hermanos por ser los donantes anónimos (uno de ellos pudiese haber engendrado 180 niños en un año).

Pero las tiendas y los supermercados humanos, no se han quedado allí, sino que además han invadido otros mercados, por ejemplo, el de las ferias, las galerías y los museos de arte.

R. Gibson realizó en New York dos exposiciones que llamó The Human Earrings. Se trataba de pinturas de cabezas con partes vivas ya desecadas de fetos como zarcillos.

Otro proyecto polémico es el llamado la Reencarnación de Sainte Orlan o las “propuestas” de las artistas Mendrietta o Jana Sterbak.

En los momentos actuales numerosas partes del cuerpo pueden ser compradas mediante la colocación de órdenes en el correo, en Internet y en distintos establecimientos. Algunas de ellas producto de viejas colecciones médicas.

Probablemente, sería insuficiente cualquier cantidad de espacio para señalar lo increíble de este mercado en el mundo. Se trata tan solo de algunos ejemplos, muchos de ellos tomados al azar y no necesariamente los más importantes.

Ahora, con el Proyecto Genoma Humano, hemos aprendido, como recientemente lo señalara el expresidente Clinton, el lenguaje con el cual Dios creó la vida.

Las cosas pudiesen complicarse, a menos que nos aferremos a una decisiva y determinante gerencia ética y moral.

De otra forma asistiremos a la profecía de Darwin: “…no en una fecha muy distante, un sin número de razas, muchas de ellas inferiores, habrán sido eliminadas por aquellas claramente superiores…”

Dr. Alexis Bello A.

El doctor Alexis Bello es cirujano cardiovascular del Hospital de Clínicas Caracas, egresado de la Universidad Central de Venezuela, Harvard University y Cleveland Clinic Foundation. Expresidente de la junta directiva del Hospital de Clínicas Caracas 1986-2009 (23 años), presidente de la Fundación Cardioamigos, miembro del Consejo Asesor de la Asociación de Clínicas y Hospitales privados de Venezuela y expresidente de la Asociación de Hospitales Líderes en América Latina. Tiene más de 300 trabajos, películas y videos científicos presentados o publicados, con más de 9,500 procedimientos de cirugía cardiaca realizados a lo largo de su vida profesional y pionero en el uso de once avances tecnológicos en América Latina.