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Por: Dra. Karen Courville,FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e HipertensiónMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

La aterosclerosis es la acumulación de colesterol en las arterias, formando una placa dura. Permanece asintomática hasta que la placa se desprende o la acumulación es lo suficientemente grande como para obstruir el vaso sanguíneo y la irrigación o flujo sanguíneo.

El riesgo cardiovascular lo producen algunas condiciones individuales que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Estos se dividen en factores no modificables, como el sexo, la edad, la herencia genética de enfermedad cardiovascular y la presencia de una enfermedad cardíaca diagnosticada; y los modificables, como la presión arterial elevada, obesidad, el tabaquismo, sedentarismo, dislipidemia, diabetes, alcohol y estrés.

Factores de riesgo no modificables:

Sexo
Los hombres presentan enfermedad coronaria a una edad más temprana que las mujeres, las cuales tienen el efecto protector del estrógeno. Este riesgo se iguala cuando la mujer llega a la menopausia.

Herencia
El riesgo de enfermedad ateromatosa aumenta si algún familiar en primer grado ha desarrollado una patología coronaria o vascular, sobre todo antes de los 50 años.

Edad
El riesgo cardiovascular aumenta con el paso de los años y se ha establecido para la edad, que el riesgo aumenta a partir de los 45 años para los hombres y los 55 años para las mujeres.

Antecedentes personales

Las personas que tienen enfermedad coronaria diagnosticada presentan mayor riesgo cardiovascular; es decir, una mayor probabilidad de desarrollar un nuevo episodio coronario de otros vasos arteriales.

Factores de riesgo modificables

Presión Arterial Elevada

La presión sistólica es la presión máxima que se obtiene en cada contracción del corazón; y la presión diastólica es la presión mínima durante la fase de relajación. La presión arterial está determinada por la cantidad de sangre que bombea el corazón y la resistencia que ofrecen las arterias a este flujo. Presiones arteriales mantenidas sobre 140/90 mmHg por mucho tiempo producen daño en las paredes internas de las arterias, y esta lesión favorece la formación de placas de ateroma.

 Obesidad

Este es un problema serio de salud y presenta un marcado incremento en nuestro país, con un 60% de la población en algún grado de obesidad. Se define obesidad como el incremento del peso debido al aumento de la grasa corporal y se produce cuando el número de calorías ingeridas es mayor que el número de calorías gastadas. El aumento de grasa corporal favorece el depósito y formación de placas ateromatosas. Para calcular si un paciente presenta obesidad, se utiliza una fórmula para calcular el Índice de Masa Corporal (IMC) y según el valor obtenido se clasifica el nivel de sobrepeso.

El IMC se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre la estatura al cuadrado en metros. El rango normal se encuentra entre 18.5 a 24.9. Por arriba de 25 hasta 29.9 se define como sobrepeso. Más de 30 a 34.9 se considera obesidad moderada y mayor de 35 obesidad severa

Tabaquismo

El fumar o estar expuesto a fumadores, daña las paredes internas de las arterias y permite el depósito de colesterol en ellas. Fumar produce un incremento de los niveles de colesterol malo (LDL) y reduce los niveles de colesterol bueno (HDL).

Está demostrado que la incidencia de enfermedad coronaria es tres veces mayor en los fumadores que en las personas que no tienen este hábito.

La nicotina desencadena la liberación de hormonas de estrés, como la adrenalina y noradrenalina, que producen daño en la pared interna de las arterias y alteraciones de la coagulación, aumentando la capacidad de las plaquetas para unirse y formar coágulos.

El tabaco es el factor de riesgo cardiovascular más importante, con la particularidad de que es el más fácil de evitar.

Niveles elevados de colesterol

El colesterol es una sustancia grasa natural presente en todas las células del cuerpo, pero al encontrarse elevado, se deposita en las arterias, lo que va disminuyendo su calibre.

Para circular en la sangre, el colesterol se combina con proteínas formando moléculas llamadas lipoproteínas. A la fracción de colesterol que circula unido a la lipoproteína HDL se llama “colesterol bueno”; y al que circula unido al LDL se le llama “colesterol malo”.

El HDL se encargan de arrastrar el colesterol desde las arterias al hígado para que lo elimine; por lo tanto, protege al organismo de la acumulación de colesterol en las células y arterias. El LDL transporta el colesterol por todo el organismo y, si se encuentran sobre los valores aceptables, permiten que se deposite en las arterias. Este complejo colesterol LDL se deriva de dietas ricas en grasas saturadas.

Las personas con nivel de colesterol en la sangre mayor a 200 mg/dl tienen mayor riesgo de tener un infarto al miocardio que aquellas con niveles menores.

Diabetes

La diabetes es una enfermedad en la que se afectan las células que producen insulina, por lo que los niveles de glucosa estarán aumentados en sangre. Este estado de hiperglicemia produce una aterosclerosis acelerada, que daña progresivamente los vasos sanguíneos y por ende, aumenta el riesgo de infarto.

Alcohol

El consumo excesivo de alcohol puede elevar los niveles de presión arterial y triglicéridos y así aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares. La ingesta moderada de vino tinto, con un máximo de dos copas diarias para los hombres y una para la mujer, puede elevar los niveles de colesterol HDL o colesterol bueno, pero más de esas cantidad diaria, aumenta el riesgo de problemas relacionados con el alcohol.

Estrés

Está reconocido que el estrés aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular debido a la producción de hormonas contrarreguladoras. El estrés no puede eliminarse totalmente; es una reacción normal de las personas ante un evento externo, por lo que no es perjudicial en sí mismo. Cuando se hace inmanejable, se genera un desequilibrio que puede llevar a aumentar el riesgo cardiovascular.

Sedentarismo

El ejercicio regular disminuye la presión sanguínea, aumenta el colesterol HDL y ayuda a prevenir el sobrepeso y la diabetes. Por otro lado, colabora a disminuir el estrés, considerado como otro factor que favorece la aparición de complicaciones. La Asociación Americana del Corazón recomienda realizar entre 30 a 60 minutos diarios de ejercicios aeróbicos, como caminar, correr, nadar, para reducir el riesgo de sufrir un infarto. Del mismo modo se debe evitar estar sentado más de 4 horas al día.

¿Cómo se calcula el riesgo cardiovascular?

Existen herramientas diseñadas para el cálculo, que se encuentran disponibles in intenet, como el Índice de Framingham, que mide las probabilidades de sufrir un paro cardíaco en los próximos 10 años, en personas mayores de 20. Se introduce el sexo, la edad, la presión arterial sistólica, el valor de colesterol, antecedentes de fumar, diabetes y tratamiento antihipertensivo, y esto calcula tu riesgo de sufrir un evento cardiovascular a 10 años. Calculadora de riesgo cardiovascular – OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud (paho.org)

¿Cómo se puede disminuir el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular?

Se puede producir por la interacción de factores de riesgo modificables y no modificables, por lo que se debe trabajar en ellos.

  • Controla periódicamente tu presión arterial.
  • Modera el consumo de alcohol y deja de fumar.
  • Mantén un peso adecuado a tu estatura.
  • La alimentación debe ser completa y equilibrada, evita los productos precocinados, congelados, fritos o ricos en grasas animales.
  • Aumenta el consumo de legumbres, verduras y frutas.
  • Fomenta la alimentación saludable en los niños, ya que en esta etapa es el momento para crear hábitos.
  • Realiza actividad física al menos 3 veces en la semana, por mínimo 30 minutos.
  • Deja tiempo libre para el esparcimiento y descanso.
  • Asegúrate de dormir lo suficiente.
  • Realiza una evaluación médica preventiva anual

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SIN