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Ilustración: Pedro Crenes

Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]

Recuerdo Diez cuentos, de Renato Ozores

Reseña por: Pedro Crenes


Jurista, periodista, escritor y catedrático universitario. Renato Ozores nace en Oviedo, capital de Asturias, el 29 de octubre de 1910. Español de nacimiento y formación, pero panameño por adopción desde 1942. Sus primeros estudios los realiza en su ciudad natal, donde culmina su carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo en 1933. Doctor en Derecho Mercantil por la Universidad de Madrid en 1936. Profesor titular de la cátedra de Derecho Mercantil desde 1941 hasta su jubilación.Fue editorialista de La Estrella de Panamá durante 35 años en forma ininterrumpida y delegado de Panamá en Ginebra en donde colaboró en la elaboración de la Convención de Derecho del Mar en 1958. Nombrado miembro de número de la Academia Panameña de la lengua el 14 de julio de 1960 para ocupar la silla P en sustitución de don Samuel Quintero Castillo. De su producción literaria se cuentan: Un pequeño incidente y otros cuentos (cuento, 1947), El dedo ajeno (cuento, 1954), Playa honda (novela, 1951), Puente del mundo (novela, 1952), La calle oscura (novela, 1958), Un ángel (teatro, 1954), Una mujer desconocida (teatro, 1954), La fuga (teatro, 1959), El cholo (teatro, 1961), Diez cuentos (cuento, 1985), El otro final (teatro, 1991), El último árbol (cuento, 1992) y La vacuna (cuento,1993). (Fuente: Academia Panameña de la Lengua)

Recuerdo Diez cuentos, de Renato Ozores

En casa había dos ejemplares del libro. Durante años rodaron por las esquinas del pequeño apartamento de mi abuela donde vivíamos. La contraportada, de fondo blanco con un círculo rojo atravesado por una especie de grieta negra que cubre gran parte del lado derecho, estaba firmado abajo a la izquierda por T. Icaza 78. La portada, toda de negro, llevaba el nombre del autor, Renato Ozores, en letras blancas, y debajo de una mínima rayita, en grandes letras rojas, el título del libro: Diez cuentos. Debajo de otra rayita mínima se anunciaba un prólogo de Ismael García S, director entonces de la Academia Panameña de la Lengua. Todo ello dado en Panamá, en 1985, en edición de Star & Herald Co. «T. Icaza» era, lo supe muchos años después, la artista plástica panameña Teresa Icaza.

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En las bibliotecas suele haber libros que uno aprecia más que otros, y este es el caso de este ejemplar. Como dije, había dos en casa de mi abuela allí en Calidonia, y decidí traerme uno a España la primera vez que volví. Estaba roto el lomo, por la página 93, por el cuento que es mi favorito del libro: El idiota.

Me había traído de aquel remoto pasado una huella afectiva, un estrato emocional que había recibido todos aquellos manoseos, de acá para allá, rodando por gavetas, encierros en cajetas y el exilio sin retorno en una maleta desde aquel apartamento en el centro del mundo. Ha sido compañía, memoria y sosiego en los primeros años, mientras llegaban otras voces nacionales en forma de libro hasta la estantería de literatura panameña. Parece mentira cómo acompaña un libro más allá de su contenido.  

El cuento que mencioné, desgajada ya la totalidad de esas páginas por el uso, se enmarca en el «casi» del prólogo de Ismael García, que advierte que «casi todos estos cuentos tienen como escenario la agreste campiña», pero El idiota, ocurre en un barrio, con casa de madera de dos alturas, con patios limosos, muchachos que se burlan de los enfermos y discapacitados y con un trágico incendio, elementos todos ellos de mi realidad de entonces. Me impactó el parecido tan grande con lo que estaba viviendo, y la capacidad narrativa de Renato Ozores me dejó una cicatriz de fuego. Muchos años después entendí que la escena del incendio en mi novela Crónicas del solar tiene matices y perspectivas de este cuento. Más allá de lo que viví, los colores se asemejan a los de Ozores.

Ojalá que pronto pueda hacerse una nueva edición de estos Diez cuentos, uno de esos títulos que al recordarlos renuevan el compromiso con la tradición literaria, que es una pedagogía que estamos perdiendo de forma alarmante. Renato Ozores ocupó el sillón P de la Academia Panameña de la Lengua, que ahora ocupa el escritor panameño Juan David Morgan, y ha escrito también novela, teatro y ensayo. Les recomiendo especialmente La calle oscura, una novela breve, en la mejor tradición del género en Panamá.

«Los cuentos de Ozores representan una valiosa contribución a nuestra literatura, por ser auténticos frutos de un espíritu de observación profundo que ha auscultado en sus aspectos más positivos el alma del campesino panameño», dice en el prólogo Ismael García. Y yo diría que el de cualquier panameño: de los de antes y de los de ahora. No dejen de leerlos.


Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el añ