En las mujeres el estereotipo de belleza, aun siendo falso, puede llegar a presionar tanto como para andar con un “disfraz” o investidura para ser aceptadas y pertenecer a nuestra manada
Por: psicóloga Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara.
@psicosexualhisvetf [email protected] @psicohisvetfernandez
Somos seres de manada y buscamos la aceptación del grupo con una fuerte tendencia “natural” a agruparnos y actuar colectivamente porque desde el principio de nuestro origen, esta ha sido la manera primordial de sobrevivir y desarrollarnos como especie.
Esta tendencia nos impone el seguimiento de patrones de comportamiento similares a los de los animales en manada. Lo que significa que, generalmente, tomamos decisiones o actuamos basándonos en la influencia del grupo, más que en algún razonamiento individual. Actuamos automáticamente tal como hemos aprendido de nuestra manada.
Pero el comportamiento en manada puede también resultar negativo: el comportamiento gregario o seguir el comportamiento del grupo, sin una reflexión profunda o razonamiento individual; la influencia social, implicando que el grupo nos lleve a adoptar ciertos comportamientos, de manera emocional más que racional; La pertenencia y seguridad que puede orientarnos a la aceptación ciega de normas y expectativas del grupo y los riesgos expresados en la pérdida de individualidad, la toma de decisiones impulsivas o la participación en comportamientos perjudiciales.

Lo podemos observar en las manadas de chicos que atacan a mujeres o en actuación de grupos de coso escolar o bullying e incluso Bandas criminales juveniles.
Mujeres y hombres conformamos grupos de clasificación basada en el sexo. Para cada colectivo hay parámetros; en el caso de las mujeres en particular, parece que existe un Mujerómetro internalizado o medidor de exigencias para ser reconocidas como mujeres, basado en estereotipos muy marcados, como el ideal de belleza femenino o noción socialmente construida de que «el atractivo físico juvenil” es una de las características más importantes de las mujeres, junto a la sumisión y el sacrificio, por eso todas deben esforzarse por ser así y mantener esos patrones.
De lo contrario nos embarga un sentimiento de insuficiencia que afecta nuestra autoestima y nuestra salud mental. Hay numerosas investigaciones que nos dan luces sobre cómo los estereotipos de belleza afectan a las mujeres, en todas las etapas de sus vidas.
Los estereotipos siempre son interpretaciones limitadas e incompletas y pueden ser ciertas o falsas sobre el grupo estereotipado.
En las mujeres el estereotipo de belleza, aun siendo falso, puede llegar a presionar tanto como para andar con un “disfraz” o investidura para ser aceptadas y pertenecer a nuestra manada, sacrificando nuestra autenticidad, estabilidad emocional e individualidad, bases de nuestra salud mental.
En este momento las redes sociales y medios de comunicación proyectan una imagen irreal e inalcanzable del ideal de belleza para las mujeres. Esto hace sentir, muchas veces, la necesidad de modificar nuestras propias imágenes para ajustarnos a esa imagen editada que vemos y que podemos aspirar a parecer.
Los estereotipos de belleza femenina convertidos en los estándares de belleza trasmitidos en la educación, retratan al cuerpo saludable o ideal de las mujeres como un conjunto de características invariables de una imagen única, que no refleja la realidad de la variación y diversidad de cuerpos entre las mujeres. Genera comparaciones y la búsqueda de un ideal inalcanzable lo que afecta negativamente la imagen corporal de las mujeres.
La realidad es que todas las mujeres tenemos cuerpos diferentes y ninguno se ve igual, educar dentro de la aceptación de la gran diversidad que somos, es una manera de prevenir problemas con la imagen corporal, elemento de la autoestima con peso significativo para la salud mental y la salud integral.
Cuando aceptas genuinamente tu cuerpo y valoras las diferencias con otros cuerpos, podrás alcanzar una imagen corporal saludable, vivirás la satisfacción de que te gusta tu aspecto actual y que no necesitas cambiar tu cuerpo, para que se ajuste a lo que otros dicen o creen sobre cómo deberías ser. Esta es una invitación a reconocer y desafiar esos estereotipos que perpetúa el sentimiento de querer pertenecer a una “manada”.
Referencia:
Estereotipos de Belleza revistasacademicas.ucol.mx Vol. 29 Num. 32 2022
Por: psicóloga Hisvet Fernández