fbpx
Imagen de Freepik

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión
Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

El síndrome de las piernas inquietas o enfermedad de Willis-Ekbom (RLS/WED, por sus siglas en inglés) es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición de una sensación molesta  en las piernas, no dolorosa,  que obliga a la movilización de los miembros inferiores.  

El movimiento detiene la sensación desagradable durante un corto tiempo. Usualmente se reporta que los síntomas pueden aparecer o empeorar con el reposo o por la noche cuando el paciente está en la cama.

Se cree que el origen de este síndrome pueda guardar relación con un descenso de la dopamina, que es un neurotransmisor cerebral necesario para la realización y coordinación de movimientos.   En un 80% de los pacientes se reportan  movimientos involuntarios de las piernas incluso durante el sueño y, un porcentaje menor  refieren este tipo de movimientos también durante el día, mientras se encuentran sentados o acostados y despiertos.

¿Cuál es la causa?

En la mayor parte de los pacientes no se encuentra una causa, por lo que se define como idiopático.  Puede existir un componente de predisposición genética, ya que hasta 30% de los pacientes tiene antecedentes familiares.

Puede deberse a un problema con la forma como las células del cerebro utilizan la dopamina. La dopamina es un químico cerebral que ayuda con el movimiento muscular.

Existen otras causas, condiciones o enfermedades crónicas que pueden aumentar el riesgo de padecer de síndrome de piernas inquietas.

En pacientes con enfermedad renal crónica en hemodiálisis, se ha encontrado una prevalencia del 18%. Debido a que se presenta mejoría luego del trasplante renal y que la mayoría de los casos no tenían esta enfermedad antes del inicio de la terapia de reemplazo renal o diálisis, se ha asociado a la presencia de productos urémicos en sangre. Además las probabilidades aumentan si el paciente en hemodiálisis presenta  anemia ferropénica (déficit de hierro), prurito urémico y/o aumento de niveles de ácido úrico en sangre. 

Se puede presentar en pacientes que evidencien una lesión de los nervios periféricos, diabetes, deficiencia de magnesio o de ácido fólico, mal de Parkinson, neuropatía periférica, embarazo y esclerosis múltiple.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas es clínico y se basa en la presencia de cuatro criterios diagnósticos, que son: la necesidad irresistible de mover las piernas, normalmente acompañada de una sensación molesta en ellas; inicio o empeoramiento de los síntomas con el reposo o al permanecer acostado o sentado; mejora o cese de los síntomas tras mover las piernas; aparición o predominio de los síntomas durante la tarde o la noche.

¿Cómo se trata?

El tratamiento del síndrome de piernas inquietas secundario debe estar dirigido a la causa que lo produce, en el caso de que pueda ser identificado.

Si tiene niveles bajos de hierro, el tratamiento será reponer los depósitos mediante tratamientos  intravenosos, suplemento de magnesio vía oral y darle tratamiento a los niveles de ácido úrico.

El tratamiento neurológico de primera elección del síndrome de piernas inquietas idiopático son los fármacos dopaminérgicos, ya que debido a su gran efectividad en el control de los síntomas de esta entidad, se sugiere que la dopamina está implicada en la aparición de este cuadro clínico. Existen algunos otros fármacos antiepilépticos que ayudarán a tratar el movimiento involuntario de las piernas. Estos medicamentos podrán ser prescritos por el médico especialista y su dosis será aumentada según la necesidad de mejorar los síntomas. Los pacientes con enfermedad renal crónica en hemodiálisis deberán recibir un ajuste de dosis.

Estos síntomas, al ocurrir fundamentalmente por la noche, cuando el paciente está en la cama, interfieren en el adecuado descanso, por lo que existen algunas recomendaciones para manejo antes de dormir, como aplicar paños de calor antes de acostarse, realizar un masaje en las piernas, hacer educación sobre los buenos hábitos del sueño y hacer ejercicio, pero no demasiado tarde.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI
Nefrología