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Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión
Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

La hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos. Estas células son responsables de transportar oxígeno a todo el cuerpo y recoger el dióxido de carbono y llevarlo hacia los pulmones. Para la formación de los glóbulos rojos, se necesita tener niveles adecuados de hierro.

Los glóbulos rojos nacen en la médula ósea como eritroblastos, las células precursoras de los eritrocitos. Una vez se completan con la hemoglobina pasan al torrente sanguíneo y su duración aproximada en la circulación son 120 días.

Cuando los eritrocitos mueren, la hemoglobina se desintegra en el bazo y la médula ósea por la acción de los macrófagos y, parte del hierro liberado, se almacena y el resto se libera al plasma donde la transferrina (otra proteína) lo transporta a la médula ósea para formar parte de nuevos eritrocitos y así continuar un sistema de reciclaje interno.

¿Qué es el hierro?

El hierro es un mineral necesario para el crecimiento y desarrollo del cuerpo. El cuerpo utiliza el hierro para fabricar la hemoglobina, algunas hormonas y el tejido conectivo.

La cantidad diaria de hierro que una persona necesita varía según la edad y el sexo, pero hay ciertas etapas de la vida y situaciones en la que se requiere un aporte extra, como los dos primeros años de la infancia, la adolescencia, las mujeres en edad fértil a causa de la menstruación, el embarazo y la lactancia. El contenido de hierro en el organismo es de 35-45 mg/kg de peso.

Si los niveles de hierro son bajos, la producción de glóbulos rojos es baja. Si no existen suficientes eritrocitos, esto provoca que el organismo tenga que realizar un mayor esfuerzo para hacer llegar oxígeno a todas las células y aumentar el trabajo cardíaco.

En los niños, los niveles bajos de hierro pueden causar retrasos en el desarrollo psicológico, aislamiento social y disminución de la capacidad de prestar atención. Durante el embarazo, debe aumentar la cantidad de sangre en el cuerpo de la mujer, y un déficit de hierro puede producir bajo peso al nacer o nacimiento prematuro.

Algunas enfermedades crónicas como la artritis reumatoidea, la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad renal crónica (ERC) y algunos tipos de cáncer pueden interferir con la capacidad del cuerpo para utilizar el hierro que hay almacenado. Consumir más hierro a partir de los alimentos o los suplementos no suele reducir la anemia causada por enfermedades crónicas porque el hierro se desvía de la circulación sanguínea hacia los sitios de almacenamiento, con lo que se dificulta la producción de glóbulos rojos.

En la enfermedad renal crónica avanzada, los glóbulos rojos expuestos a toxinas urémicas tienen una duración menor a los 120 días, por lo que mantienen menos glóbulos rojos en producción y en duración.

¿Cuáles alimentos son una buena fuente de hierro?

El hierro se encuentra en los alimentos en dos formas: hierro hemo y hierro no hemo. El cuerpo absorbe mejor el hierro hemo. Los alimentos de origen animal contienen hierro hemo (carnes magras, mariscos y aves). Los alimentos de origen vegetal y alimentos fortificados con hierro contienen hierro no hemo (cereales para el desayuno y panes fortificados con hierro, frijoles blancos y rojos, lentejas, espinacas y arvejas, nueces y algunas frutas secas, como las pasas de uva).  

Para mejorar la absorción del hierro de los alimentos de origen vegetal, estos deben acompañarse con carnes, aves, mariscos y alimentos con vitamina C (como cítricos, fresas, pimientos dulces, tomates y brócoli).

¿Qué pasa si no hay un consumo adecuado de hierro?

El cuerpo utiliza el hierro almacenado en los músculos, el hígado, el bazo y la médula ósea. Al ir disminuyendo los depósitos, los glóbulos rojos disminuyen de tamaño y contienen menos hemoglobina, con lo que la sangre transporta menos oxígeno desde los pulmones hasta el resto del cuerpo y se produce la anemia por deficiencia de hierro.

Los síntomas de anemia por deficiencia de hierro o anemia ferropénica incluyen desde cansancio y la falta energía, trastornos intestinales, falta de memoria y concentración, hasta disminución de la habilidad para combatir los microbios y las infecciones.

Recomendaciones para los suplementos de hierro

En las personas sanas, las dosis altas de suplementos de hierro (en especial con el estómago vacío) pueden causar malestar estomacal, constipación, náuseas, dolor abdominal, vómito y diarrea; además pueden producir inflamación de las paredes del estómago y ulceras.

Los suplementos de hierro pueden interactuar o interferir con los medicamentos y otros suplementos que toma, por lo que es importante no tomar todos los medicamentos a la vez.  Las dosis altas de hierro también reducen la absorción del zinc.

El cuerpo usa el folato para producir hemo. Si una persona no obtiene suficiente folato, sus glóbulos rojos no podrán madurar, lo que podría causar anemia por deficiencia de folato y niveles bajos de hemoglobina.  El folato se encuentra también en la carne de res, arroz, maní, frijoles, lechuga y aguacate.

La vitamina A y el betacaroteno pueden ayudar al cuerpo a absorber y usar el hierro.  Los alimentos ricos en vitamina A incluyen el pescado, el hígado de bacalao y algunos vegetales como la calabaza, camote y col. Los alimentos ricos en betacaroteno incluyen las frutas y vegetales amarillos, rojos y anaranjados, como la zanahoria, melón y mango.

¿Cuánto tiempo debo recibir tratamiento?

Es importante realizar la medición de los valores de hierro sérico, ferritina y saturación de transferrina para poder guiar la cantidad de suplemento que se le debe indicar, y realizar los estudios adecuados para determinar la causa del déficit de hierro.

Los suplementos causarán que los niveles de hierro aumenten gradualmente en unas cuantas semanas.

Si los niveles están muy bajos, pero el paciente no tiene síntomas, se puede usar la reposición intravenosa.

Si el paciente presenta anemia severa y tiene síntomas, como falla cardíaca, deberá recibir una transfusión sanguínea, debido a que el tiempo de reposición de los depósitos y la generación de hemoglobina con suplementos orales tomaría más de lo que el paciente requiere para corregir los síntomas.

Una vez corregida la anemia, se suele continuar con el tratamiento durante 4-6 meses con la finalidad de conseguir suplir los depósitos de hierro.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI