En el caso de Panamá, se recomienda establecer un estudio cualitativo que evalúe cuáles son los motivos detrás de la ingesta de bebidas energéticas en la población
Por: Sherly Díaz

Sherly Díaz es periodista, experta en Economía, docente y editora
El consumo de bebidas energizantes y sus implicaciones para la salud de la población, la efectividad de la publicidad y legislaciones vigentes para evitar el consumo de este producto, hábitos alimenticios, entre otros, fueron algunos de los temas desarrollados en el Mini- Congreso de Farmacología y Toxicología, organizado por los estudiantes de Medicina y Salud Ocupacional de la Universidad de Panamá, como parte del curso de Farmacología, que tuvo como lema “Obesidad y salud integral en la población universitaria”.
La jornada que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones de la Ciudad del Saber fue avalada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá y el Colegio Médico de Panamá.
Uno de los temas a los que se dedicó más relevancia en el congreso fue al de las bebidas energizantes y su impacto en la salud de la población.
Leonel Chávez, estudiante de Medicina expuso el tema ´Efectos del consumo agudo de bebidas energizantes sobre la presión arterial, frecuencia cardíaca y glucemia en adultos jóvenes´, basado en un estudio realizado en Polonia en invierno de 2016 y 2017 con 72 voluntarios con edad media de 25 años.
El documento publicado en 2018 mostró que las bebidas energizantes son populares entre los adolescentes y universitarios para combatir el sueño, aumentar la energía o mezclarlas con alcohol.
Chávez dijo que los miembros que participaron del estudio tomaron tres bebidas energéticas durante tres horas y los efectos que presentaron fueron: dolores de cabeza y estómago y excitación.
El estudio concluyó que el consumo de estas bebidas es causa del aumento de la presión arterial diastólica y la glucemia en participantes jóvenes y sanos.
No se observaron cambios estadísticamente significativos en la presión arterial sistólica, ni en la frecuencia cardíaca.
En tanto, Tomás Kotwick, también estudiante de Medicina presentó el tema ´Características del consumo de bebidas energizantes en estudiantes universitarios´.
En esta oportunidad, se tomó como referencia tres estudios, uno de ellos se aplicó a 207 estudiantes de Medicina de la Universidad de Taif (Arabia Saudita).
El análisis demostró que el consumo de bebidas energizantes fue muy frecuente entre los estudiantes de medicina, principalmente en los varones, quienes señalaron que la costumbre y la necesidad de mejorar el aprendizaje son los principales motivos para consumir este producto.
El segundo estudio buscaba evaluar el conocimiento, la actitud y la percepción del consumo de las bebidas entre los estudiantes universitarios en Jordania. En esta muestra participaron 749 alumnos.
La prevalencia del consumo de bebidas energéticas fue alta. Las mujeres y estudiantes de carreras relacionadas con la salud tenían mayor conocimiento sobre este producto.
Mientras que, las principales razones para consumir estas bebidas son mantenerse despiertos, estudiar y tener más energía.
Y en el tercer estudio participaron 260 estudiantes de medicina de primero a sexto año de la Universidad Rey Abdulaziz de Yeda, Arabia Saudita. La idea era medir el consumo de bebidas energizantes y la calidad del sueño.
También quedó evidenciado que el consumo de este producto es alto y que el 74.6% de los encuestados tienen mala calidad del sueño y solo 25.4% mantienen una buena calidad de sueño.

Componentes de las bebidas energizantes
Otro de los expositores del congreso que también abordó esta temática fue el profesor titular del departamento de Farmacología y director de investigaciones y postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, Juan Morán, quien expuso los `Componentes de las bebidas energizantes y su riesgo para la salud´.
Sostuvo que las bebidas energizantes son sustancias no alcohólicas con un alto contenido de cafeína, azúcar y otros ingredientes, sobre todo estimulantes como la taurina, guaraná, ginseng o vitaminas.
Entre los componentes de las bebidas energizantes está el alto contenido de azúcar, que lleva a un aumento en la concentración de glucosa y fructosa y, por ende, tendrá un impacto en la disposición de esta sustancia al tejido adiposo.

El incremento de ese tejido adiposo también asociado a la producción y almacenamiento de glucógeno puede llevar a enfermedades como la obesidad, la resistencia a insulina, el desarrollo de diabetes, primordialmente diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, sostuvo Morán.
Estas bebidas suelen acompañarse en su composición con vitamina del complejo B. Sin embargo, se ha observado que en las bebidas energizantes se consideran que pueden incluir hasta un 50% a 60% más de la dosis recomendada diaria.
Morán explica que estas vitaminas tienen la particularidad de ser hidrosolubles, por lo tanto, no se tienden a acumular en sangre. No obstante, se ha reportado toxicidad para la vitamina B6 (piridoxina) cuya reglamentación en Estados Unidos aconseja como suplemento nutricional máximo a la dosis de 100 mg.
En tanto, en Europa se ha determinado que la suplementación debe ser de 12 mg diarios debido a que hay reportes de toxicidad, sobre todo a nivel neurológico.
En las bebidas energizantes la suplementación oscila entre 40 a 50 mg, lo que podría estar asociado a algún grado de toxicidad basado en los reportes europeos.
El otro componente importante de las bebidas es la taurina, un aminoácido que puede estar presente en concentraciones de 700 a 2,000 mg en aproximadamente 500 ml o un poco más de estas bebidas.
El consumo excesivo de la taurina combinada con otros estimulantes como la cafeína puede provocar ansiedad, taquicardias e insomnios.
En las bebidas energizantes, la cafeína puede estar presente en un rango de 70 mg a 200 mg por bebida.
Morán explicó que, al ingerir la bebida, el individuo presentará un aumento de la percepción de la alerta, la vigilia, actividad motora, efectos que se asocian solamente cuando el paciente o el individuo los consume para aumentar el rendimiento, ya sea físico o mental.
Sin embargo, destaca que hay que tener precaución porque en ciertos individuos puede promover la ansiedad y adicionalmente se han reportado crisis psicóticas con el uso de bebidas energizadas.
Los pacientes hipertensos deben tener cuidado con el consumo de estas bebidas energizantes, ya que puede darse un incremento de la presión arterial.
También hay que prestar atención a otros componentes de estas bebidas como los extractos de plantas; las dos más utilizadas son la guaraná y el ginseng.
La guaraná es una planta nativa del Brasil con un alto contenido de cafeína, incluso se estima que tiene cuatro veces más de esta sustancia que el propio café. Por lo tanto, la combinación de altas dosis de esta planta con las bebidas energizantes puede ser delicado.
En tanto, el ginseng, es una planta descubierta en China que se ha popularizado por ayudar a aumentar la energía, mejorar el rendimiento físico y la memoria. No obstante, su uso está contraindicado para las personas que padecen de hipertensión, problemas cardíacos y ansiedad.
Regulaciones

En el Mini Congreso se desarrolló el foro ´Promoción de la salud universitaria: de la promoción de leyes para regular las bebidas energizantes y la discusión de fondos destinados a mejorar en la oferta alimentaria en la Universidad de Panamá´.
Isabella Castaño, estudiante de Medicina presentó el ´Marco legal y regulatorio: hacia una ley que regule las bebidas energizantes en Panamá´.
Se estima que el 50% de la población que ingiere bebidas energéticas tiene menos de 25 años de edad. Las entidades regulatorias establecen un límite diario de cafeína para niños y adolescentes de 100 mg, pero cuestiona si realmente conocemos cuánta cafeína tienen las bebidas energéticas que circulan en Panamá.
Detalló que una sola lata de bebidas energéticas contiene 80 mg de cafeína, es decir que, con una sola lata, ya se está rozando el límite diario establecido para los niños y los adolescentes y muchos de ellos ingieren muchas latas al día.
Castaño sostiene que estos datos demuestran la importancia de establecer una regulación no solo en la población menor de edad, sino también en los adultos.
La estudiante de Medicina expuso el resultado de dos artículos, uno que habla sobre la regulación a nivel publicitario y otro sobre la regulación a nivel legal.
El primero se titula ‘Explorando el potencial de las etiquetas de advertencia gráficas para reducir la intención de consumir bebidas energéticas´, publicado en la revista Australiana de la Promoción de la Salud, en abril de 2025. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39980376/
También buscaba evaluar cuál era la percepción de los participantes con respecto a estas medidas de regulación.
En el estudio participaron 343 adultos entre 18 y 39 años residentes en Australia a través de una encuesta en línea aleatorizada, y se les preguntó sobre sus hábitos de consumo.
El 81.3% reportó que consumía bebidas energéticas para concentrarse o mantenerse despierto para estudiar o trabajar.
El 62.7% de los encuestados tenían conocimiento de los efectos en la salud del consumo excesivo de las bebidas; mientras que un 69%% recordaba cuáles eran las advertencias sobre estos productos: límite diario, no recomendado para el consumo en embarazadas y lactantes.
Las advertencias de las etiquetas en las bebidas sobre problemas cardíacos captaron mejor la atención que la etiqueta sobre aumento de peso.
Los investigadores evaluaron la intención en disminuir la ingesta de bebidas energéticas posterior a la encuesta y las advertencias en las etiquetas no tuvieron un efecto estadísticamente significativo en la intención de reducir su consumo.
Mientras que, el estudio con el enfoque legal se hizo en Polonia y se tituló ´Frecuencia, preferencias y determinantes del consumo de bebidas energéticas entre jóvenes polacos tras la introducción de la prohibición de venta a menores´.
El estudio se realizó en 2024, luego de la entrada en vigor de una ley que prohibía el consumo de bebidas energéticas a menores de edad que contuviesen más de 150 mg de cafeína o taurina. En el estudio participaron 999 personas entre 15 y 17 años. https://rdb.ur.edu.pl/items/5956c7da-a6b2-4a6f-8a18-08b1a5ff412a/full
El 52% de los encuestados declaró consumir bebidas energéticas, y el 68% redujo su consumo tras la entrada en vigor de la normativa que prohíbe su venta a menores. A juicio de Castaño, este resultado demuestra la eficacia parcial de la ley.
Entre los factores que más influyeron en la elección de bebidas energéticas fueron el precio, el sabor, el tamaño del envase, el contenido de cafeína, la composición, entre otros.
En conclusión, Castaño sostiene que las etiquetas gráficas no reducen significativamente el consumo de bebidas energizantes en la población adulta; mientras que la ley por sí sola también es insuficiente para controlar la ingesta de bebidas energizantes en los niños y los adolescentes.
A su juicio, las medidas regulatorias que por su cuenta demostraron una tendencia a la reducción no lograron una diferencia estadísticamente significativa.
Sostiene que combinando el área regulatoria y generando un enfoque holístico e integral que involucre no solo el nivel publicitario, sino también el nivel administrativo, económico, político, legal, preventivo y educativo se podría tener una mayor probabilidad de lograr un consumo responsable de bebidas energéticas que sea sostenible a largo plazo.
“Para lograr cambios en la conducta de la población y en los hábitos y el estilo de vida no se requieren medidas aisladas, sino un enfoque integral” destacó Castaño.
Situación de Panamá

En el caso de Panamá recomienda establecer un estudio cualitativo que evalúe cuáles son los motivos detrás de la ingesta de bebidas energéticas en la población. También sugiere analizar los patrones de consumo por los jóvenes de la sociedad panameña y ver qué tan anuentes están sobre los efectos adversos que conlleva el consumo excesivo de bebidas energéticas a largo plazo.
Castaño recomiendó establecer un estudio longitudinal que evalúe la exposición repetida a estas medidas regulatorias para ver si logra mayor eficacia en conseguir un consumo responsable de bebidas energéticas en la sociedad panameña.
El diputado Isaac Mosquera, miembro de la Comisión de Salud, Trabajo y Desarrollo Social de la Asamblea Legislativa participó del congreso con el tema ´Proyectos en el sector salud vinculados a la prevención en jóvenes panameños’.
Entre algunos de los anteproyectos de ley que desarrolló se encuentra el Nº445 sobre el “Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional” que busca implementar un etiquetado en los productos alimenticios con el fin de informar a los consumidores sobre excesos en azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías.
De esta forma, se empodera a los consumidores y se fomentan prácticas alimentarias más saludables.
Hábitos alimentarios
Dentro del congreso también se abordaron temas relacionados con la alimentación de los estudiantes universitarios.

El ex decano de la facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, experto en Bioquímica y Nutrición, el Dr. Enrique Mendoza, desarrolló el tema ´Hábitos alimentarios en la población estudiantil: saludables o nocivos´.
El galeno informó que recientemente The Economist publicó el mapa global de la obesidad infantil relevando un hallazgo preocupante: por primera vez, el número de niños en edad escolar con obesidad supera al de aquellos con desnutrición grave.
Una quinta parte de los niños de entre 5 y 19 años tiene sobrepeso; de ellos, la mitad es obesa.
Mendoza explica que el 57% de los niños contemporáneos van a vivir con obesidad a los 35 años de edad, origen de síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, enfermedad hepática esteatósica (exceso de grasa en el hígado), ciertos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
Se estima que, en Panamá, 7 de cada 10 adultos viven con sobrepeso u obesidad, según cifras de 2022. datos que abren nuevos debates y reflexiones.
Por: Sherly Díaz

