fbpx
Ilustración: Pedro Crenes

En Panamá, el documental de moda es Hijo de tigre y mula. Una película que se ha ido construyendo, que ha ido recuperando la memoria fílmica de aquellos días, está causando asombro en propios y extraños ahora que más se necesita

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]

Reseña por: Pedro Crenes Castro


A nuestro cine le pasa como a la literatura o el teatro panameño: le falta mayor distribución nacional, porque a nivel internacional vamos haciendo lo que podemos

La cultura no se detiene, a pesar de todo. Y esta primera frase no es un victimismo reiterado de artistas llorones, es una de las realidades que como país nos tiene cada vez más lejos de las miradas culturales, pero ni siquiera «todo» puede detener la capacidad de trabajo y la creatividad de nuestros cineastas a nivel nacional e internacional. Urge exportar el buen cine que se hace en Panamá, más allá de que las películas viajen a los Festivales.

Recientemente la directora panameña Ana Endara se alzó con el Premio Flechazo del 37º Festival Cinelatino de Toulouse (Francia), además del Premio de la crítica y el premio CCAS de mejor obra de ficción, con su primer largometraje, Querido trópico, que narra la relación que se establece entre Mercedes, una mujer de la alta sociedad panameña afectada de senilidad, y su cuidadora, Ana María, una colombiana sin papeles y con un doloroso secreto. La protagonizan la chilena Paulina García y la panameña Jenny Navarrete.

En Panamá, el documental de moda es Hijo de tigre y mula. Una publicación de la Fundación Omar Torrijos Herrera en sus redes, del 19 de diciembre de 2016, dice: «1977: El Tratado, documental de Annie Canavaggio, fue premiado por Fondo Cine y se proyectará en 2018. A sus órdenes». Una película que se ha ido construyendo, que ha ido recuperando la memoria fílmica de aquellos días, está causando asombro en propios y extraños ahora que más se necesita.

Algunos se sientan a hablar sobre identidad y pertenencia gracias al cine, a la visión de una directora que lleva diciéndonos la verdad por medio de una película que no quisimos ver. Definitivamente, necesitábamos una obra como esta, que nos devuelva a la cordura de los hechos que nos trajeron hasta aquí.

Annie Canavaggio está haciendo historia con una película documental necesaria, aunque no lo sabíamos.

Gauguin y el Canal (2022), película del director y productor panameño-venezolano Frank Spano (Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 2005), ha sido convertida en una experiencia inmersiva que estuvo durante varios meses de 2024 en la sede de la Alianza Francesa en Madrid, y pronto estará instalada en uno de los Festivales de experiencia inmersiva más importantes de Europa. Frank también estuvo en el Festival de Cine de Málaga, compitiendo en la sección oficial con el filme La tierra negra, una producción panameña/española del director español Alberto Morais.

La exposición que hacen nuestros cineastas del nombre de nuestro país apenas tiene repercusión entre nosotros. Ya pronto dejará las salas de cine Hijo de tigre y mula, y pronto llegará Querido trópico, que aborda un tema muy pertinente pero, ¿Cuánto recorrido tendrá? Y Gauguin y el Canal, ¿volverá a verse? ¿Se le ha dado el tiempo y el espacio necesario? A nuestro cine le pasa como a la literatura o el teatro panameño: le falta mayor distribución nacional, porque a nivel internacional vamos haciendo lo que podemos. En fechas y circunstancias como la que estamos atravesando, deben despertarnos películas como estas.

¡Felicidades a los tres!


Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.