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Violeta Villar Liste

El Dr. Eduardo Ortega Barría, secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt); el Dr. Juan Miguel Pascale, director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud y el Dr. Javier Nieto, pediatra infectólogo, bajo la moderación del Dr. Pedro Vargas, pediatra neonatólogo y editor asociado de la Revista Pediátrica de Panamá, intervinieron en la mesa redonda, La próxima pandemia: virus potencialmente pandémicos, durante el II Simposio de Vacunas

La próxima pandemia podría ocurrir dentro de una década, a causa de una zoonosis y posiblemente será un virus de ácido ribonucleico (ARN) tipo coronavirus.

Panamá, con su experiencia en la lucha contra COVID-19, se adelanta a un futuro escenario pandémico con la preparación del personal y adopción de tecnologías, sin obviar los retos y demandas de más inversión en ciencia y contar con infraestructura.

Este escenario fue planteado durante el II Simposio de Vacunas, organizado por la Sociedad Panameña de Pediatría (SPP) junto con la Sociedad Panameña de Infectología Pediátrica (SPIP), a propósito de la mesa redonda, La próxima pandemia: virus potencialmente pandémicos.

El evento contó con las intervenciones del Dr. Eduardo Ortega Barría, pediatra infectólogo y secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt); del Dr. Juan Miguel Pascale, médico con maestría en Ciencias Biomédicas y director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud y del Dr. Javier Nieto, pediatra infectólogo, bajo la moderación del Dr. Pedro Vargas, pediatra neonatólogo y editor asociado de la Revista Pediátrica de Panamá.

El Dr. Eduardo Ortega señaló que la aparición de estos brotes peligrosos se ha acelerado en el siglo XXI con dos pandemias y alrededor de cuatro brotes epidémicos importantes.

Recuerda que los científicos estaban preparados para una pandemia de influenza “porque en el siglo pasado tuvimos tres pandemias de influenza” y en 2009 se declara la de gripe H1N1.

Con este escenario, se manejó que ocurría una pandemia de influenza aviar.

Sin embargo, no fue hasta el año 2019 cuando “debuta uno (SARS-CoV-2 ) que se transmite de manera más eficiente que los otros, pero con una letalidad más baja en relación con los coronavirus precedentes”.

El Dr. Ortega Barría, con estos antecedentes, estima que dentro de diez años puede repetirse un evento pandémico asociado a una zoonosis (enfermedad infecciosa que transmite un animal a los humanos) y un virus de ARN por su capacidad de mutar y adaptarse.

Enfermedades por virus de ARN son, además de coronavirus, el VIH y el virus del Zika, entre otros.

Si bien predecir dónde ocurrirá es difícil, estima que podría presentarse en el sureste de Asia.

Señaló que ante virus y zoonosis es difícil hacer la trazabilidad, por lo cual los países deben estar preparados.

El Dr. Juan Miguel Pascale también coincide en que será un virus de ARN altamente transmisible y asociado a zoonosis. Considera que el próximo virus podría ser respiratorio.

El Dr. Javier Nieto, por su parte, citó, entre otros condicionantes que podrían jugar un rol fundamental en la próxima pandemia, el cambio climático, la deforestación, el comercio silvestre o la urbanización del hombre en áreas consideradas boscosas.

Recordó que en el caso específico de Panamá, entre los años 1999-2000, se produjo un brote por el Síndrome pulmonar por hantavirus, cuyos reservorios son los roedores.

El agravante fue la deforestación y ocurrió que en esos años hubo precipitaciones importantes que hicieron que estos roedores se trasladaran a los espacios ocupados por los seres humanos.

El Dr. Nieto también destacó como elementos condicionantes, los fenómenos migratorios o la guerra que llevan al desplazamiento de las personas.

La pobreza es otro detonante que se ve en el caso de Haití, asociado al brote del cólera.

¿Qué estamos haciendo en Panamá?

El Dr. Ortega Barría explicó que la preparación de Panamá ante la próxima pandemia ya comenzó con la ventaja adquirida en el contexto de COVID-19.

En marzo 2020 se declara la pandemia y Senacyt adelantó un plan de respuesta rápida que le permitió reunir 300 propuestas de investigación.

Seleccionan 31 propuestas, con un financiamiento de $3.4 millones, y luego se identifican dos proyectos adicionales, uno de ellos para evaluar de manera retrospectiva la seguridad en vacunas.

Entre otros proyectos pioneros, Panamá con el apoyo de sus científicos y universidades, logra desarrollar prototipos de ventiladores, robots autónomos para esterilización, kits diagnósticos y el medio de transporte viral que todavía se utiliza para trasladar las muestras de COVID-19.

La Senacyt, en una mirada a futuro, lanzó convocatorias para formar epidemiólogos, virólogos, epidemiólogos moleculares y farmacoepidemiólogos.

El Dr. Ortega señaló que solo hubo tres candidatos y quedaron vacantes 10 becas, brecha en formación que se está resolviendo con los 15 programas en maestrías y los dos doctorados que se imparten entre la Universidad de Panamá (UP) y la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), para lograr dar el paso hacia este tipo de especialización.

En el ámbito de las capacidades de infraestructura, anunció que el Centro Regional de Innovación en Vacunas  y Biofármacos que está en proceso en la Ciudad del Saber (CDS), se inaugurará en 2024.

Contará con el trabajo colaborativo del Instituto Gorgas, del  Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT AIP),  de CDS, universidades y centros de investigación internacionales, además del envío de los investigadores a Corea, Estados Unidos, Brasil y la India para capacitarse en la producción de vacunas para el país y la región.

La producción local de medicamentos sumará a los 350 medicamentos que ya elaboran los laboratorios locales.

Afirmó que la industria nacional está en capacidad de producir 100 millones de dosis de genéricos, “pero no hacemos las pruebas de bioequivalencia (para determinar que son comparables a los fármacos originales). Es preciso enviarlas a India o México”.

Sin embargo, ya se está adquiriendo esa capacidad en INDICASAT AIP con lo cual se acelerará la producción y se ofrecerá alternativas al paciente.

Resaltó la importancia de la investigación con una visión articulada con la ciencia global, de allí el valor de contar con 842 becarios, 700 fuera del país y 142 en el país, quienes se forman para investigar en las áreas prioritaria que ha definido el país. “Más médicos haciendo investigación es importantísimo. Durante la pandemia el gremio de la salud dio la cara”.

Una sola salud

El Dr. Pascale, reflexionó, por su parte, que ahora se maneja el concepto de una salud, lo cual implica hacer vigilancia sanitaria en áreas silvestres, en animales domésticos, además de los seres humanos.

“Ahora bien, si queremos detectar nuevos patógenos, no funcionan métodos diagnósticos que detecten patógenos conocidos. Necesitamos sistemas que permitan detectar lo nuevo”.

Secuenciación, vigilancia genómica y abordaje metagenómico, así como trabajar en familias de virus, es la investigación en la cual transita el Instituto Gorgas.

El Dr. Pascale observa que para actuar rápido ante nuevos agentes infecciosos emergentes o reemergentes, es necesario también contar con métodos diagnósticos propios, medicamentos antivirales o vacunas que se puedan desarrollar de manera local y así evitar depender de suministros externos.

El Instituto Gorgas se prepara para entender mejor estos virus que son una amenaza.

Al respecto, sus científicos han logrado aislar todas las variantes del coronavirus y al conocer mejor el virus, tanto a nivel molecular como sus mecanismos proteicos, se facilita el conseguir dianas terapéuticas.

De igual modo, parte de sus científicos se están formando en la producción de proteínas recombinantes.

“La pandemia ha tenido cosas buenas y cosas muy malas como la infodemia”, dijo el Dr. Pascale.

En lo bueno resaltó el apoyo de la empresa privada a la ciencia y a la gestión del Instituto Gorgas, recursos que han permitido capacitar al recurso humano.

Reflexionó que en esta coyuntura de un país y de un mundo que vivirá nuevas pandemias, es preciso como sociedad defender la labor de los hombres y mujeres de ciencia, promover el método científico y las decisiones basadas en evidencia.

De igual modo, incrementar el porcentaje que recibe Senacyt para fortalecer la formación.

“En los hospitales y las universidades hay que facilitar y promover el proceso de investigación que no es un gasto; es una inversión”.

El Dr. Javier Nieto reflexionó que Panamá invierte un 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en salud, “pero es necesario mejorar sus indicadores y hacer más eficiente la gestión del sistema de salud, con políticas públicas basadas en evidencia y para ello se deben incrementar los aportes a la investigación”.

Propone crear una Unidad de Inteligencia Epidemiológica, adscrita al Instituto Gorgas, y contar con una Unidad de Respuesta Rápida, dedicada a enfrentar la infodemia que ha generado teorías conspirativas, rumores, estigma y discriminación contra el personal de salud.

Los panelistas coincidieron que Panamá ha logrado pasos históricos al fortalecer su ecosistema de investigación, reinsertar a los becarios y avanzar en capacidades. Del lado oficial, exhortan a entregar los recursos necesarios y destinar al menos el 1% del PIB a investigación.

Violeta Villar Liste
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