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Adoptar hábitos alimentarios saludables implica una combinación de elecciones conscientes, moderación y conciencia de las necesidades nutricionales individuales

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las TablasMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Los riñones desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud general al filtrar los desechos y el exceso de líquido de la sangre, regular el equilibrio electrolítico y producir hormonas que controlan la presión arterial. Una dieta bien equilibrada es esencial para apoyar la salud de los riñones y prevenir el desarrollo o la progresión de enfermedades renales.

Adoptar hábitos alimentarios saludables implica una combinación de elecciones conscientes, moderación y conciencia de las necesidades nutricionales individuales. Las tendencias en alimentación saludable, como las dietas basadas en plantas, la alimentación consciente y los planes de nutrición personalizados, reflejan una comprensión cada vez mayor de la intrincada relación entre la dieta y el bienestar general. Al tomar decisiones dietéticas informadas, las personas pueden desempeñar un papel activo en el apoyo a la salud de sus riñones.

Recomendaciones generales

1. Ingesta de sodio: una de las consideraciones clave para la salud renal es controlar la ingesta de sodio. Los niveles altos de sodio pueden ser causa de hipertensión y la retención de líquidos, lo que ejerce una presión adicional sobre los riñones. Los alimentos procesados, las sopas enlatadas y las comidas de restaurantes suelen tener un alto contenido de sodio. Alimentos frescos e integrales y utilizar hierbas y especias para darle sabor puede ayudar a reducir el consumo de sodio.

2. Ingesta adecuada de líquidos: mantenerse bien hidratado es crucial para la función renal. El agua ayuda a los riñones a eliminar los desechos y a mantener un equilibrio adecuado de electrolitos. Si bien las necesidades individuales de agua varían, una pauta general es consumir aproximadamente 8 tazas (64 onzas) de líquido por día. Sin embargo, esto puede necesitar ajustes en función de factores como el clima, la actividad física y las condiciones de salud individuales.

3. Moderación de proteínas: si bien las proteínas son esenciales para la salud en general, el consumo excesivo de proteínas puede ejercer presión sobre los riñones, especialmente en personas con afecciones renales preexistentes. La elección de fuentes de proteínas de alta calidad, como carnes magras, aves, pescado, huevos y proteínas de origen vegetal como frijoles y legumbres, puede contribuir a una dieta equilibrada sin sobrecargar los riñones.

4. Conciencia sobre el fósforo y el potasio: algunas personas con problemas renales pueden necesitar controlar su ingesta de fósforo y potasio. Los alimentos ricos en fósforo incluyen productos lácteos, nueces y cereales integrales, mientras que el potasio se encuentra en frutas, verduras y legumbres. Controlar estos nutrientes es particularmente importante para quienes padecen enfermedad renal crónica, ya que los desequilibrios pueden afectar la salud ósea y la función cardíaca.

5. Limitar los azúcares añadidos: el consumo elevado de azúcar se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedad renal y complicaciones relacionadas, como diabetes y obesidad. Limitar el consumo de bebidas azucaradas, dulces y alimentos procesados ​​es beneficioso no sólo para la salud renal sino también para el bienestar general.

Tendencias en hábitos alimentarios saludables para la salud renal

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A medida que crece la conciencia sobre la conexión entre la dieta y la salud renal, han surgido varias tendencias en hábitos alimentarios saludables. Estas tendencias no sólo son beneficiosas para quienes padecen enfermedades renales existentes, sino también para las personas que buscan adoptar medidas preventivas.

1. Dietas basadas en plantas: Las dietas basadas en plantas, como el vegetarianismo y el veganismo, han ganado popularidad por sus posibles beneficios para la salud. Estas dietas suelen hacer hincapié en una variedad de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas de origen vegetal. La alimentación basada en plantas puede ser beneficiosa para los riñones, ya que tiende a tener menos grasas saturadas y colesterol.

2. Alimentación consciente: El concepto de alimentación consciente se centra en estar presente y atento durante las comidas. Fomenta saborear los sabores, texturas y aromas de los alimentos, al mismo tiempo que presta atención a las señales de hambre y saciedad. Al promover una relación más saludable con la comida, una alimentación consciente puede contribuir a mejores elecciones dietéticas en general.

3. Alimentos funcionales: Los alimentos funcionales son aquellos que ofrecen beneficios para la salud adicionales más allá de la nutrición básica. Para la salud renal, ciertos alimentos funcionales ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales pueden brindar apoyo. Los ejemplos incluyen verduras de hojas verdes y nueces, que ofrecen un perfil rico en nutrientes.

4. Planes de nutrición individualizados: Al reconocer que las necesidades dietéticas varían de persona a persona, existe un énfasis creciente en los planes de nutrición individualizados. Los profesionales de la salud, como las nutricionistas, trabajan con personas para crear estrategias dietéticas personalizadas que consideran factores como la edad, el sexo, el estado de salud y las necesidades específicas de salud renal.

5. Seguimiento de tecnología y nutrición: el uso de tecnología para el seguimiento de la nutrición se ha vuelto cada vez más popular. Las aplicaciones y los dispositivos portátiles permiten a las personas controlar su ingesta de alimentos, realizar un seguimiento de los nutrientes y recibir recomendaciones personalizadas. Esta tendencia promueve la responsabilidad y permite a las personas tomar decisiones informadas alineadas con los objetivos de salud renal.

Beneficios del control de la dieta

Una dieta rica en sodio puede generar hipertensión, que es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades renales. El exceso de sal puede aumentar la retención de agua, lo que ejerce presión adicional sobre los vasos sanguíneos y los riñones. Una dieta equilibrada, baja en sodio, ayuda a mantener la presión arterial en niveles saludables.

La diabetes es otra condición que puede afectar negativamente la salud renal. Mantener niveles estables de azúcar en la sangre a través de una dieta equilibrada es crucial para prevenir daños a los riñones asociados con la diabetes.

La obesidad es un factor de riesgo significativo para enfermedades renales. Una dieta equilibrada, combinada con hábitos de vida saludables, puede ayudar a mantener un peso corporal adecuado y reducir el riesgo de obesidad, disminuyendo así la carga sobre los riñones.

La enfermedad metabólica ósea requiere de una dieta equilibrada, que implica controlar la ingesta de fósforo y potasio, especialmente para aquellos con enfermedad renal crónica. Estos minerales desempeñan un papel crucial en la salud ósea y la función muscular, pero el exceso puede ser perjudicial para los riñones. Mantener un equilibrio adecuado es esencial para prevenir complicaciones.

Las proteínas son esenciales, pero una ingesta excesiva puede poner una carga adicional en los riñones. Una dieta equilibrada incluye proteínas de alta calidad y se ajusta a las necesidades individuales, evitando la sobrecarga de trabajo en los riñones.

Una hidratación adecuada, que es parte de una dieta equilibrada, puede prevenir la formación de cálculos renales. Beber suficiente agua diluye las sustancias en la orina que pueden contribuir a la formación de cálculos, ayudando a mantener los riñones saludables.

Una dieta bien equilibrada proporciona los nutrientes esenciales que los riñones necesitan para funcionar correctamente. Esto incluye vitaminas, minerales y antioxidantes que desempeñan un papel clave en la salud renal y la prevención de enfermedades.

Alimentos ricos en antioxidantes y grasas saludables, como ácidos grasos omega-3, pueden ayudar a reducir la inflamación, que está vinculada a enfermedades renales crónicas. Una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos frescos y naturales puede tener efectos antiinflamatorios.

En resumen, una dieta equilibrada no solo contribuye al bienestar general del cuerpo, sino que también desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades renales. Adoptar hábitos alimenticios saludables y mantener un peso corporal adecuado son medidas efectivas para proteger la salud de los riñones a lo largo de la vida. Además, es fundamental consultar a un profesional de la salud o un nutricionista para recibir orientación personalizada, especialmente en casos de enfermedad renal crónica o condiciones médicas específicas.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI