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Foto | Cortesía FAO

Cerca de 150 productores y productoras de las Comarcas Ngäbe-Buglé, en Hato Ratón; Guna de Madugandí en Ibedí y en Tierras Colectivas Emberá-Wounaan, en Ipetí y Arimae, en el este del país, finalizaron recientemente un proceso de capacitación para el mejoramiento de los sistemas de producción de café, que incluye la implementación de prácticas agroecológicas sostenibles y resilientes al clima.

Este fortalecimiento se desarrolló como parte de una Cooperación Técnica denominada “Apoyo a la Recuperación Económica Post-COVID para productores indígenas de café”, con el objetivo de incrementar los ingresos de los productores indígenas mediante el fortalecimiento de la producción, procesamiento, calidad y venta de café proveniente de sistemas agroforestales sostenibles, alineados con los usos culturales del territorio de cada pueblo indígena.

Todas estas acciones fueron realizadas con el apoyo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con financiamiento del Fondo Especial Japonés (JSF), Café Durán y la FAO (a través de su Centro de Inversiones).

La participación de productores y productoras en las comunidades fue a través de la metodología de Escuelas de Campo (ECAS) implementadas en las cuatro comunidades, espacio en el que compartieron de manera vivencial en más de 15 sesiones, fortaleciendo sus conocimientos tradicionales y prácticas culturales en temas de manejo agroecológico de plagas, nutrición del cafeto, fertilización, secado, almacenamiento, calidad del grano, equidad de género, fortalecimiento organizacional, uso de tecnologías de información y comunicación, entre otros.

“El empoderamiento económico de los pueblos indígenas es central para el avance de su bienestar y el desarrollo con identidad. En este sentido, procuramos financiar intervenciones innovadoras como estas, en las cuales se fortalece la producción, procesamiento y comercialización de cafeteros indígenas, desde una asesoría técnica que reconoce, respeta y pone en valor los conocimientos tradicionales y prácticas de producción de cada pueblo indígena”, dijo Rocío Medina Bolívar, representante del Grupo BID en Panamá.

Por su parte, el representante de FAO en Panamá, Adoniram Sanches Peraci, explicó que la FAO se encuentra implementando la Iniciativa Global sobre el Desarrollo de Productos Agrícolas Especiales: Un País, un Producto Prioritario (OCOP, por sus siglas en inglés), para contribuir en la construcción de planes estratégicos entre gobiernos, productores, investigadores, sociedad civil y sector privado. En Panamá este producto es el café.

“Las caficultoras y los caficultores, particularmente los territorios indígenas, representan una población clave para contribuir a enfrentar los efectos de la situación alimentaria actual, al generar con ellos un modelo efectivo que reconstruye un sistema agroalimentario resiliente y sostenible a la nueva realidad”, dijo Sanches Peraci.

La iniciativa contempló, además, el fortalecimiento de acciones entre los pueblos indígenas y el sector privado, para generar un modelo innovador de empresariado indígena en el sector café. Para ello, la empresa panameña Café Durán ha participado como un socio clave que garantiza un mercado seguro al producto ofrecido por los agricultores.

“Guiados por nuestro propósito corporativo “Alimentar con pasión”, la responsabilidad social de Epa y Café Durán está enfocada en apoyar la seguridad alimentaria y nutricional, sumando al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Panamá”, explicó el Director de Proveeduría de Café EPA – Café Durán, Ricardo Tovar.

Tovar compartió que para ellos la política de apoyo al productor local de café es un pilar fundamental, razón por la cual Café Durán está comprometido a contribuir con que muchas familias de pequeños caficultores puedan continuar en la actividad cafetalera, al asegurar un negocio sostenible y rentable para crecer.

“Hemos abierto centros de acopio en áreas rurales para estar más cerca del productor comprándoles directamente para asegurar que reciban el mejor precio posible. En las comarcas hacemos negociaciones directamente en las comunidades productoras Ngäbe, Guna, Emberá y Wounaan, pasando de un volumen total de compras de 5.800 quintales en 2019 a 11,500 quintales en este año 2022, generando ingresos para las 4 comunidades que participan de esta cooperación técnica, por un valor de $4.8 millones solo en las ventas de café a Café Durán”, añadió.

El diseño de este programa de capacitación en caficultura inició con la aplicación previa de una herramienta para el proceso de diálogo y consulta conocido como Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI)” una práctica aplicada y probada por parte de FAO en todos los territorios indígenas del país, y que funcionó como un instrumento que facilitó el empoderamiento de la iniciativa a nivel de las cuatro comunidades, al recibir de cada una de ellas su aprobación para la ejecución de estas acciones.

Adicionalmente, la iniciativa contempló la aplicación del enfoque de género como un principio orientador y transversal, que buscó incorporar la experiencia, el conocimiento, los intereses y las necesidades de jóvenes, mujeres y hombres de manera diferenciada, para contribuir a disminuir las brechas de género en estos territorios.

“Como joven he aprendido cómo sembrar y secar café; es importante que los jóvenes nos involucremos en este tipo de actividades porque con ello contribuimos a una mejor alimentación para nuestras familias”, destacó Elianelis Garibaldo, una joven productora de 22 años residente en la Comarca Madungandí.

Para el seguimiento a estas acciones, las instancias socias se encuentran diseñando la propuesta de una segunda etapa en el que se fortalezca los aspectos de calidad, procesamiento y comercialización, así como el acercamiento con más mercados.

Comunicado FAO