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Violeta Villar Liste

La Organización Mundial de la Salud determinó que COVID-19 “ya no constituye una emergencia de salud pública de interés internacional». ¿Cuáles son las implicaciones para la población?

Vacunarse contra COVID-19, enfermedad que sigue causando hospitalización y muerte, es el exhorto de la comunidad médica y científica luego de la declaratoria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El viernes 5 de mayo de 2023, después de revisar el informe de la decimoquinta reunión del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional 2005 (RSI) en relación con la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), la OMS determinó que COVID-19 “ya no constituye una emergencia de salud pública de interés internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) pero, advirtió su director, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, “se mantiene como amenaza y prioridad de salud pública global”.

En el mismo comunicado solicita a los países integrar la vacunación contra la COVID-19 en los programas de vacunación a lo largo de la vida” y continuar apoyando la investigación para mejorar las vacunas que reducen la transmisión y tienen una amplia aplicabilidad”.

“La OMS no ha declarado un fin de la pandemia: declaró un fin de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional”, precisa el Dr. Eduardo Ortega-Barría.

“Se requieren otras estrategias a largo plazo como vacunas de más larga duración que protejan contra las diferentes variantes del virus”, dijo el Dr. José Esparza.

“Lo peor que cualquier país podría hacer ahora es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia”, advierte el Dr. Xavier Sáez Llorens.

“Positivo para toda la región fue fortalecer la red de laboratorios de biología molecular a nivel público y privado y la vigilancia genómica de patógenos que tienen cambios muy rápidos como los virus”, documenta la Dra. Sandra López Vergès.

“La crisis sanitaria evidenció la importancia de apoyar a la ciencia y la investigación”, precisó la Dra. Ivonne Torres Atencio.

“La emergencia a causa de COVID-19 significó reafirmar la necesidad de contar con científicos y científicas, de seguir invirtiendo en investigación científica y en conocimiento local para actuar de manera acertada”; Ing. Milagro Mainieri.

La desigualdad de género se agravó y evidenció la crisis de los cuidados; resalta la Dra. Eugenia Rodríguez.

La medida podría ser revisada: Dr. Eduardo Ortega Barría

El Dr. Eduardo Ortega Barría, científico, investigador y secretario nacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), advirtió que “la OMS no ha declarado un fin de la pandemia: declaró un fin a la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, su nivel de alerta más alta para este tipo de situaciones de salud pública”.

Dijo que el organismo consideró, entre otros aspectos, la disminución de la mortalidad, hospitalizaciones, admisiones a terapia intensiva y alto nivel de inmunidad de la población.

Incluso esta medida puede ser revisada si cambian las condiciones de salud pública.

Una nueva etapa de la enfermedad: Dr. José Esparza

El Dr. José Esparza, virólogo, científico y profesor adjunto de Medicina en el Instituto de Virología Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, en Baltimore, explicó que la medida de la OMS se tomó porque la frecuencia de casos y muertes ha disminuido en algunos países, “pero no se puede interpretar como el fin de la COVID-19: hay endemia en muchos países e incluso pueden existir casos significativamente altos, de manera que cada país debe continuar y adaptar sus estrategias de prevención y control de la COVID-19 de acuerdo con sus condiciones”.

Lo que puede crear confusión en esta declaración, observa, es creer que COVID no ha desaparecido, al contrario, es una enfermedad que continúa.

Considera que se requieren otras estrategias a largo plazo como vacunas de más larga duración que protejan contra las diferentes variantes del virus.

“Entramos a una fase diferente que implica convivir con COVID por muchos años”.

COVID-19 ha sido más que una crisis de salud: Dr. Xavier Sáez Llorens

El Dr. Xavier Sáez Llorens, pediatra, infectólogo y jefe de Enfermedades Infecciosas y director de Investigación Clínica del  Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel de Panamá, ofreció una amplia reflexión:  

Después de 1.221 días y 7 millones de muertes informadas (se estima que han podido ser cerca de 20 millones), la OMS acaba de declarar que la COVID-19 ya no es una emergencia internacional de salud pública. Pese a todo el grave impacto sanitario y el colapso de los sistemas de salud a nivel mundial, la pandemia ha sido mucho más que una crisis de salud. Ha causado una grave afectación económica, borrando gran parte del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país, interrumpiendo los viajes y el comercio, cerrando negocios y hundiendo a millones en la pobreza. Ha causado una enorme rebelión social, con fronteras cerradas, movimientos restringidos, escuelas clausuradas y millones de personas experimentando soledad, aislamiento, ansiedad y depresión.

La COVID-19 ha expuesto y exacerbado las fallas políticas, dentro y entre las naciones. Ha erosionado la confianza entre las personas, los gobiernos y las instituciones, alimentado por un torrente de información errónea y malvada desinformación. Y ha puesto al descubierto las abrasadoras desigualdades humanas, siendo las comunidades más pobres y vulnerables las más afectadas y las últimas en recibir acceso a vacunas, terapias efectivas y otras herramientas tecnológicas.

Durante los últimos 12 meses, la pandemia ha tenido una tendencia a la baja, con un aumento importante de la inmunidad de la población gracias predominantemente a la vacunación, pero también a las infecciones y reinfecciones naturales, una sustancial disminución de la mortalidad y una franca disminución de la presión sobre los sistemas de salud. 

Al declarar que la pandemia ha terminado como una emergencia de salud global, sin embargo, no significa que el SARS-CoV-2 haya terminado de ser una amenaza para la salud global.  COVID-19 aún se cobra una vida cada tres minutos en el mundo, miles de personas luchan por sus vidas en unidades de cuidados intensivos y millones más continúan viviendo con los efectos debilitantes de las secuelas de la COVID prolongada.

Este microbio llegó para quedarse y causar infección respiratoria anualmente, similar a lo que hace el virus de influenza o el VRS. Todavía está matando y todavía está mutando. El virus no sabe leer, mucho menos acatar comunicados. Sigue existiendo el riesgo de que surjan nuevas variantes que provoquen nuevos aumentos en los casos y las muertes.

Urge, por tanto, exhortar a la actualización de los esquemas de inmunización en todos los grupos de edad, incluyendo los niños (potenciales reservorios virales y tranmisores de la infección a los adultos de riesgo).

Lo peor que cualquier país podría hacer ahora es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su gente de que la COVID-19 ya no es motivo de preocupación. Tenemos las herramientas y las tecnologías para prepararnos mejor para las pandemias siguientes, detectarlas antes, responder más rápido y mitigar su impacto. Ojalá hayamos aprendido la lección, invirtamos en la educación colectiva, coloquemos a la ciencia en el pedestal que merece y hagamos de la comunicación mediática una fuente fiable de veracidad, responsabilidad y cero charlatanería”.

El Dr. Sáez Llorens, dijo que a su juicio, “a la OMS le faltó autocrítica por todos sus fallos en orientación, reconocimiento temprano de las evidencias científicas que se iban generando (mejorar ventilación, por ejemplo) y una comunicación más eficaz que evitara la confusión de autoridades, personal de Salud, medios y personas”.

La pandemia demostró la importancia de la vigilancia genómica: Dra. Sandra López Vergès

La Dra. Sandra López Vergès, investigadora del área de Virología y de Inmunología en el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios en la Salud (ICGES) y al frente del Grupo de infección por arbovirus y respuesta inmune, resaltó que la pandemia demostró la importancia de una mejor comunicación entre los científicos, el personal de salud, los tomadores de decisiones y la población.

De igual modo, la emergencia evidenció la necesidad de responder de manera rápida y eficiente, lo cual precisa contar con herramientas digitales, bases de datos, vinculación entre las diferentes áreas y un presupuesto adecuado para ciencias, salud y educación.

Educación para el ingreso de personal joven a ciencias y en salud; presupuesto, tanto en ciencias como en salud, orientado a generar conocimiento y productos que tengan un impacto en salud pública”.

Además, “es necesario seguir capacitando y actualizando los conocimientos de todos los profesionales en ciencia y salud, en gestión, economía y administración.

“Si queremos que las intervenciones en salud pública funcionen, es preciso trabajar de la mano con ciencias sociales”.

Un exhorto en particular a la prevención: “Hay que prevenir y diseñar cómo se podría hacer una vigilancia más intensa, con una medicina más preventiva del nivel primerio”.

En el ámbito de la investigación en vacunas, la Dra. López Vergès dijo que vigilar el tiempo de protección de las vacunas y su respuesta permitirá actualizarla o mejorarlas respondiendo a cualquier cambio epidemiológico.

“Positivo para toda la región fue fortalecer la red de laboratorios de biología molecular a nivel público y privado y la vigilancia genómica de patógenos que tienen cambios muy rápidos como los virus”.

Reflexiona que el Instituto Gorgas, por mucho tiempo, pidió presupuesto para la vigilancia genómica. Sin embargo, quienes tenían poder de decisión, no lo entendían.

«COVID-19 demostró que gracias a esta investigación se pudo pasar a la acción, aplicar los resultados a la parte clínica y apoyar las estrategias en salud pública».

Apoyo a la ciencia y la investigación para salir adelante: Dra. Ivonne Torres

La Dra. Ivonne Torres Atencio, directora del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, científica y presidenta de Ciencia en Panamá, al analizar las lecciones que deja la pandemia, observó: “Nos ha enseñado que somos vulnerables y es el momento de aprender qué hicimos mal y qué hicimos bien, además de tener una guía para mejorar los procesos”.

Explicó que la pandemia debe llevar a reflexionar sobre el impacto de la desinformación, la necesidad de contar con personal y disponer de infraestructuras.

La crisis sanitaria evidenció la importancia de apoyar a la ciencia y la investigación y, de hecho, tener estas capacidades “le permitió a Panamá salir adelante en comparación con otros países de la región”, resaltó.

Exhortó a concentrarse en invertir en recurso humano, equipamiento y crear capacidades.

En el caso de la vacunación, resalta que COVID-19 ameritará refuerzos anuales como ocurre con influenza, en particular en el caso de las personas más vulnerables: con diabetes, hipertensión, adultos mayores y menores de edad con enfermedades que comprometen su sistema inmune.

Llamó a mantener las medidas de bioseguridad y uso de la mascarilla en personas en riesgo, así como  impulsar políticas generales de salud pública que consideren desde la calidad del agua hasta el aire que respiramos y la disposición de la basura, lo cual también involucra la acción comunitaria.

La evidencia científica y su papel en la toma de decisiones: Ing. Milagro Mainieri

La Ing. Milagro Mainieri, directora de Innovación Científica y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), reflexiona que desde el punto de vista de la ciencia, en un momento de tanta incertidumbre como la pandemia, el poder contar con referencias científicas internacionales y nacionales juega un papel primordial, pero en especial tener evidencia científica y datos sobre el comportamiento en el país de la enfermedad.

“Incluso conocer sobre la seguridad y efectividad de las vacunas fueron elementos primordiales para dar tranquilidad a la población sobre cómo íbamos avanzando ante la situación de emergencia de salud. El poder disponer de recursos para financiar investigaciones científicas que nos dieran respuesta en tiempo oportuno, tener los científicos preparados, y a su vez los centros de conocimiento con equipos e insumos, fue de mucho valor».

Para Senacyt, señala, la emergencia a causa de COVID-19 significó reafirmar la necesidad de contar con científicos y científicas, de seguir invirtiendo en investigación científica y en conocimiento local para actuar de manera acertada.

Expresó un particular reconocimiento al rol que juega la comunidad científica en el apoyo a la toma de decisiones en salud pública.

La desigualdad de género se agravó: Dra. Eugenia Rodríguez

La Dra. Eugenia Rodríguez, antropóloga del Centro de Investigación y Estudios Políticos y Sociales (Cieps), comentó que la pandemia agravó otros problemas, más allá de salud, que no fueron evidenciados ni colocados en un lugar tan importante como la crisis sanitaria.

Cita la educación, la vivienda, la alimentación y los cuidados en el hogar que ya eran asumidos por las mujeres, pero con COVID-19 se intensificaron las cargas.

Desde el Cieps, antes de la pandemia, ya investigaban en relación a la crisis de los cuidados y del trabajo doméstico: “Es escaso el aporte del Estado y de las empresas. No hay servicios ni apoyo y las mujeres llevamos toda la carga que con la pandemia resultó desproporcionada”.

“La desigualdad de género se hizo más profunda y se visibilizó”, precisa la investigadora quien llama también a mirar esta crisis social que dejó COVID-19 y, cabría agregar, se mantiene como emergencia como consecuencia de la crisis sanitaria.

Violeta Villar Liste
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