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Dra. Débora Arosemena

El cáncer sucede por la reproducción descontrolada o pérdida de control en el crecimiento de células, lo cual puede ocurrir en cualquier órgano del cuerpo humano. 

Sus causas pueden ser genéticas, por el estilo de vida o indeterminadas, de acuerdo sea el caso. El estilo de vida representa un factor crucial en la aparición del cáncer al igual que en otras enfermedades.

Existen dos factores que inciden directamente en la enfermedad de cáncer:

  • Ingesta exagerada de azúcar, específicamente azúcares refinados (contenidos en helados, caramelos, dulces, refrescos…).
  • Consumo de grasas saturadas (de origen animal). Lo indicado es consumirla con moderación, hasta dos veces por semanas, cuatro onzas cada vez. Esto incluye los lácteos u otros productos con grasa.

La grasa está directamente relacionada con el cáncer de colon y mama, mientras que la falta de fibra en la dieta puede promover los cánceres gastrointestinales y el exceso de colorantes en la dieta está relacionado con el cáncer de vejiga.

Algunas tendencias o dietas incluyen en el renglón de azúcares refinadas los carbohidratos con almidones, como el pan, el camote, plátano maduro, zapallo y otras fuentes de energía, tan necesarias en nuestro balance nutricional y que a veces eliminamos sin razón.  

Su consumo igual debe ser moderado, pero su valor en nuestra alimentación es de suma importancia.

En Panamá la alimentación autóctona incluye muchos carbohidratos, que encima están fritos, como el patacón, la hojaldre y la tortilla.  Además, nuestra dieta por naturaleza incluye la ingesta de carne roja o embutidos hasta cinco veces por semana, o más. 

Sumado a esto, tenemos la alta ingesta de azúcares en nuestra dieta diaria, elementos que se deben considerar como punto de partida a tomar en cuenta para la construcción de una dieta más balanceada por nuestra salud general.

Una forma muy simple es el manejo de los colores de los vegetales y frutas para conocer su aporte.  

Por ejemplo, vegetales verdes, rojos o naranjas, morados como la berenjena, son los que debemos favorecer.

También las fuentes proteicas vegetales, como las lentejas, porotos y arvejas que nos ayudan a reemplazar el consumo de carnes rojas. Cabe destacar que las carnes blancas como el pollo y el pescado sí son recomendadas en mayor proporción que la carne roja en una dieta balanceada.

Una vez recibido el diagnóstico de cáncer, debemos entender que es una enfermedad que desgasta y consume al organismo y tendremos que prepararnos para la posibilidad de someternos además a una cirugía y recibir quimioterapia o radioterapia, que también son tratamientos desgastantes, porque acaban con los nutrientes que tiene el paciente de depósito porque los va a utilizar para esa demanda que tiene de reparar.

Por esto, la nutrición del paciente cobra una relevancia mayor.

La asistencia nutricional juega un papel crucial en el tratamiento integral del paciente. Un ejemplo muy claro es un paciente obeso. Debe bajar de peso para llevar mejor el tratamiento sin dejar de estar bien nutrido. 

Es muy probable que un paciente oncológico experimente pérdida o disminución del sentido del gusto, náuseas, vómitos y diarrea que hacen aún más incómodo su tratamiento. 

Para ello, se recomienda crear un menú de acuerdo con los gustos del paciente, que puede incluir alimentos en su forma semisólida o líquida para que sean mejor tolerados.  

También se pueden fraccionar los alimentos en porciones menores.  Siempre buscando alimentos de alto valor proteico con un balance de grasas buenas y carbohidratos, ya que la reparación celular es el primer desafío para el paciente.   

La inclusión de bebidas nutricionales o complementarias en la dieta del paciente se basan en bajo de peso o compromiso del organismo. 

Siempre se busca tratar de mantener la vía oral, semisólidos con buena nutrición o líquidos que le aporten los componentes nutricionales que necesita.  

Ejemplos sencillos serían añadir huevo en la sopa, zapallo, lentejas, que van llenando los depósitos que necesita el paciente.  Si aún así el paciente experimenta la pérdida del apetito y de peso y se estima que no se van a cumplir los requerimientos nutricionales, se pueden añadir bebidas nutriciones para garantizar que obtenga los nutrientes que necesita.

Es responsabilidad del paciente llevar esta dieta balanceada para prevenir el cáncer y otras enfermedades, por ejemplo, con vegetales verdes crucíferos, como el brócoli, acelga, kale, vegetales de color que proveen los betacarotenos y otras vitaminas. 

La vitamina A que es un anti radical, en el tomate, vitamina C en la naranja, kiwi, mandarina y otros cítricos.  

La leche ha sido desestimada por muchas nuevas tendencias nutricionales y dietas, sin embargo, es uno de los alimentos más completos que hay. 

Tiene calcio, vitaminas A y D, además de grasa, carbohidrato y proteína, los tres elementos nutricionales que necesitamos. 

De acuerdo con la condición del paciente, puede suministrarse en sus variaciones deslactosada o descremada para no afectarle.

 

Dra. Débora Arosemena

La Dra. Débora Arosemena es médico con especialidad en Nutrición y Maestría en Salud Pública. Formada en la Universidad de Panamá, Boston University y Tuffs University. Es nutrióloga del Hospital Paitilla en Panamá.