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El PDF de esta semana viene especialmente jugoso: 15 materiales distribuidos en 12 páginas. Dedicados a la poesía y los poetas, de la primera a la última palabra.

Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

como esas frutas que/ llueven del árbol sin/ necesidad de que/ uno las baje o/ sacuda el tronco y/ aquella rama que/ las tiene arriba a/ una cierta altura sin/ que nos parezca que/ son de otro mundo o/ algo que el brazo no/ podría alcanzar jamás/ tocar rozar quizás/ o siquiera yo/ pudiera/ imaginarme como/ mío de/ manera alguna/ (esa caída)

Amigos lectores:

I.

El PDF de esta semana viene especialmente jugoso: 15 materiales distribuidos en 12 páginas. Dedicados a la poesía y los poetas, de la primera a la última palabra.

II.

Nos habla Alejandro Varderi, páginas 1 y 2, del polifacético creador Roberto Echavarren (Uruguay, 1944), cuyo primer libro como poeta, La planicie mojada (1981) fue publicado en Monte Ávila Editores. Además de poeta, Echavarren es narrador, ensayista, crítico literario, traductor, dramaturgo, performista, cineasta y profesor universitario. Varderi lo entrevista y, a continuación, nos ofrece un ensayo sobre su obra.

III.

Santos López ha publicado, muy recientemente, Dido (diez poemas de amor). Lo comenta aquí Ana María Hurtado, también poeta: “El poemario Dido consta de 10 poemas bellamente dispuestos en dos partes: la primera, llamada La danza, da paso a un largo poema que se va desgranado en breves gemidos de dos versos –sístole, diástole– y la respiración dilatada de una página casi vacía. En este punto me adviene la primera epifanía de la feminidad, ese mostrarse desde la ausencia. Eso hace aún más conmovedores los versos de Dido en su lamento, en su plegaria, en su salmodia, dos pasos de danza, un silencio donde queda suspendido el último verso; y, de seguido, voltear la página para que goteen dos versos más”.

IV.

No había leído la poesía de Ophir Alviárez, hasta que Carol Prunhuber me habló de ella. Rojo prodigio es un libro cohesionado, poemas en prosa cargados de sensorialidad y sugestiones, textos concentrados, donde la lengua fluye aguas abajo, como en este fragmento:

“Montar es la vecina que ante la ensalada me ofrece un pepino y me manda a engullirlo, sola. Montar es a lo Pavese el gozo y es también el lujo, morir otro poco es montar, descubrir que lo fácil no vale y valer o volar a veces guardan similitud en cuanto significan: no vales si no vuelas, no vuelas si no vales, si no abres las piernas y montas, si no coges al toro que siempre tendrá cachos y lo azuzas, cual burro, cual vaina de frijol que desvistes para hacer una piscina en la que luego te zambullirás y empapada de granos, la repartición se hará desde la cima, desde las aspas del ventilador en el que giro y soy torrente, cola de caballo, vicio que se degusta desde lo hondo, desde un útero fértil, una vagina que complace, me complace, me desprende y olorosa a tabaco cabalgo una oración, otra, una historia, un sueño, aquel augurio, el guayabo y dos o tres polvos que apenas ensuciaron mis rodillas y mis sábanas”.

En la página 4 reproducimos nueve poemas del mencionado Rojo prodigio, publicado por Editorial Kálathos, España, 2023.

V.

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La caja (Dcir Ediciones, 2023), se titula el libro de Carmen Leonor Ferro. Además de varios poemas de, la página 5 ofrece un breve comentario de Alejandro Sebastiani Verlezza: “Confieso que lo he repasado varias veces, tratando de dar con el tono más certero para dar cuenta de la emoción que lo rige y ahora mismo puedo decir que se trata del canto que el alma herida hace para elaborar el duelo personal y familiar”.

VI.

Wild West, de Alejandro Castro, ha sido publicado en Miami por Allïteration Publishing, en edición bilingüe. En la página 6 vienen 3 poemas, escogidos por su brevedad, y el prólogo de Johan Gotera, donde dice: “En El lejano oeste explora el espacio civil sin custodia, el abandono que produce el Estado al ausentarse peligrosamente de la ciudad, para meditar, desde allí, sobre lo que ha sido destruido por la quiebra de los acuerdos sociales. La ciudad, al parecer, ha muerto y todo ahora es periferia. A partir de una desilusión no restauradora, la voz poética se va perfilando como el habitante del mal que dará cuenta del amor, el hedor y los ruidos en el horizonte urbano. Allí nos toparemos con el “aprendiz de asesino”, el vecino que “embiste contra la mujer”, y el cuerpo que anticipa los gusanos”.

VII.

Otro libro publicado hace poco por Dcir Ediciones: La caída natural (2023), de Graciela Yáñez Vicentini, editora, poeta, traductora y narradora. Copio aquí un fragmento de su poema “La caída”:

como esas frutas que/ llueven del árbol sin/ necesidad de que/ uno las baje o/ sacuda el tronco y/ aquella rama que/ las tiene arriba a/ una cierta altura sin/ que nos parezca que/ son de otro mundo o/ algo que el brazo no/ podría alcanzar jamás/ tocar rozar quizás/ o siquiera yo/ pudiera/ imaginarme como/ mío de/ manera alguna/ (esa caída)

Página 7.

VIII.

En la página 8 reaparece Alejandro Sebastiani Verlezza, puesto que ha publicado el libro La orilla del retorno (Ediciones El Taller Blanco, Colombia, 2023). Se reproducen aquí 11 poemas, acompañados de “Giróvago”, ensayo de Luis Gerardo Mármol sobre el mencionado libro: “Este poemario alude sin duda al ingenioso Odiseo, pero habla de Hermes tanto como del Laertíada, o aún más. ¿Y a quién le extraña, si fue Hermes quien dio a Odiseo la Rama Dorada, la clave, la clavija de todo su viaje? Hermes, la piedra, la luz primigenia, hijo de la Venus primigenia, la Venus Oceánica, ¿qué colores tendrá o abarcará como piedra, que se insinúan en las miríadas de granos de arena sobre nuestras manos?”.

IX.

Recordemos: José López Rueda (1928-2018), madrileño, fue Doctor en Filosofía y Letras, poeta, narrador, crítico, ensayista y profesor universitario en varios países. Tuvo una muy significativa estancia en Venezuela, primero en la Universidad de Oriente y, más adelante, en la Universidad Simón Bolívar, donde alcanzó la categoría de Profesor Emérito. Escribió un libro sobre Ramos Sucre (“Los espacios culturales en la obra de Ramos Sucre”) y, hasta donde sé, al menos dos libros sobre Gallegos, uno de los cuales, “Rómulo Gallegos y España”, fue reconocido con el Premio Andrés Bello que otorga la mencionada USB.

Miguel Ángel Escotet escribe un homenaje a quien fuera su amigo y compañero de trabajo, y al escritor: “Bajo la magia de sus palabras, surgió nuevamente en mi memoria, no solo el recuerdo de la ya trémula y gloriosa figura del maestro Gallegos, sino el tiempo y el paisaje donde comenzó nuestra larga amistad. Allí en el Cerro Colorado de Cumaná había pasado el arado y frente al mar, en presencia del “maestro”, la Universidad daba su primera cosecha de profesionales. Yo iniciaba prácticamente mi andadura docente universitaria y ya López Rueda, joven aún, tenía tras de sí una estela de producción científica y literaria”. “De la meseta al altiplano: homenaje a un poeta amigo” está en la página 9 y parte inferior de la 10.

X.

Gema Matías es astróloga y poeta. Le pedí un texto en el que hablara del posible encuentro entre esas dos esferas. A esta petición respondió con el breve ensayo que ocupa parte de la página 10, “La poesía de mercurio”, en el que dice: “La poesía de Mercurio se presenta como un fascinante viaje a través de las palabras, llevando consigo la esencia de la creatividad y la expresión lírica a través de una fluidez que se convierte en una danza personal y única, elevando la experiencia de lectura a una forma de arte atemporal y universal”. Acompañan su texto las coloridas imágenes de “la flor armónica” de las cartas natales de Charles Baudelaire y de Rafael Cadenas.

XI.

Celso Medina nos ofrece un ensayo sobre dos libros del poeta Simón Sáez MéridaLa piedra, nada más (2005, publicado por primera vez en 1987) y El estupor de los girasoles (1994). Sáez Mérida (1928-2005) fue un destacado político, ensayista, narrador, historiador, parlamentario y profesor universitario. De La piedra, nada más, escribe Medina: “Este poemario seduce por dos razones: su sentido de totalidad y la austeridad de su lenguaje. El autor no compila poemas, sino que crea un cosmos al que enaltece y por el que padece. Su lenguaje es austero, sin rebusques retóricos. Busca comulgar con el bosque simbólico de la naturaleza poniéndole el nombre más simple a las cosas. El poemario trabaja esencialmente con imágenes, pero un relato lo recorre: el del bosque memorioso, donde el hombre va a reencontrarse con su alma perdida”.

XII.

Geraldine Gutiérrez-Wienken, poeta y traductora venezolana residenciada en Alemania, nos ofrece poemas de la poeta judía Rose Ausländer (1901-1988), cuya traducción y selección dedica a Elisa Lerner. Copio aquí el último poema de esta mínima selección:

Para que ninguna luz nos ame

Vinieron

con afiladas banderas y pistolas

derribaron todas las estrellas y la Luna

para que no nos quedara ninguna luz

para que ninguna luz nos amara

Entonces enterramos el Sol

Hubo un eclipse solar infinito

Solo me resta decir, hasta la próxima semana (ojalá que esta presentación no les haya resultado demasiado larga).

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

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