“Cada recién nacido y cada niño merece cuidados seguros y de calidad desde el primer momento de vida”, afirmó el doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS
Comunicado OPS | OMS
Para lograr la cobertura sanitaria universal, los gobiernos y los socios deben reconocer que la atención segura de los niños es un requisito previo para la equidad en materia de salud, la resiliencia y la sostenibilidad
En el marco del Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2025 (este 17 de septiembre), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) insta a los gobiernos, profesionales de la salud y comunidades de la región de las Américas a priorizar cuidados seguros y equitativos desde el inicio de la vida.
Bajo el lema: “¡La seguridad del paciente desde el comienzo!”, la campaña busca visibilizar y reducir los riesgos asociados a la atención médica pediátrica y neonatal.
El enfoque de este año resalta las vulnerabilidades únicas de recién nacidos y niños, quienes enfrentan mayores riesgos de daño en entornos de atención médica debido a su rápido desarrollo, necesidades específicas y dependencia de cuidadores y sistemas de salud. Además, pone de relieve que un solo error en la atención médica puede tener consecuencias de por vida para la salud y el desarrollo de un niño.
“Cada recién nacido y cada niño merece cuidados seguros y de calidad desde el primer momento de vida”, afirmó el doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS.
“En nuestra región, errores evitables como fallos en la medicación, diagnósticos erróneos o infecciones asociadas a la atención de la salud amenazan el futuro de los más vulnerables. Este Día Mundial es un llamado a cerrar estas brechas y fortalecer los sistemas de salud que protejan a nuestros niños”, agregó.
En América Latina y el Caribe, en 2020, el 8,9% de los nacidos vivos —más de 800.000 bebés— nacieron prematuros o pequeños, enfrentando riesgos elevados de condiciones prevenibles como sepsis, anomalías congénitas y complicaciones intraparto.
La mortalidad neonatal representa más del 50% de las defunciones infantiles en la región, con la prematuridad y la sepsis entre las principales causas.
Esta realidad exige atención hospitalaria 24/7, capacitación continua del personal y participación activa de las familias. Además, medidas simples impulsadas por la OPS como el lavado de manos, la administración de esteroides antenatales, o el contacto piel a piel (método canguro) podrían evitar una proporción significativa de fallecimientos en bebés prematuros.
El 61.º Consejo Directivo de la OPS, celebrado en octubre de 2024, adoptó una resolución que establece la “Estrategia y Plan de Acción para reducir la carga de la sepsis (2025–2029)”. Esta hoja de ruta regional incluye acciones clave en concienciación, prevención de infecciones incluyendo vacunación, higiene hospitalaria, y acceso equitativo a diagnóstico y cuidados, especialmente en poblaciones vulnerables.
Los riesgos de la atención insegura

A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada diez pacientes sufre daños en entornos de atención médica, debido a errores en la prescripción de medicamentos, en el diagnóstico o a infecciones asociadas con la atención. Estos riesgos también afectan a niños y recién nacidos, quienes son especialmente vulnerables. Más de la mitad de estos daños son prevenibles.
La atención insegura es una de las principales causas de la mortalidad infantil y la discapacidad a largo plazo, especialmente en las primeras etapas de la vida. Las revisiones de la atención pediátrica revelan una realidad preocupante: los incidentes perjudiciales son generalizados y afectan hasta a uno de cada dos niños ingresados en salas de hospitalización. En las unidades de cuidados intensivos, las tasas son aún más alarmantes: algunos estudios informan de daños en hasta nueve de cada diez niños, aunque estas cifras varían según el contexto y la metodología.
Las causas más comunes de daño incluyen:
- errores de medicación
- errores de diagnóstico
- infección asociada a la atención médica
- complicaciones quirúrgicas y
- incidentes relacionados con dispositivos médicos.
Los niños con necesidades médicas especiales o que dependen de la tecnología médica son particularmente vulnerables y enfrentan riesgos significativamente mayores de eventos adversos.
El Plan de Acción Mundial de la OMS para la Seguridad del Paciente 2021-2030 identifica la seguridad pediátrica como un área crítica de intervención, enfatizando que el daño prevenible en las primeras etapas de la vida contribuye significativamente a la mortalidad infantil y socava los resultados de salud a largo plazo y la resiliencia del sistema.
La atención insegura no solo causa daños inmediatos. Puede provocar discapacidades de por vida, hospitalizaciones prolongadas y tratamientos repetidos, lo que genera una presión adicional sobre las familias y los sistemas de salud. En entornos de bajos recursos, la ausencia de infraestructura básica, como agua potable, equipo esterilizado y personal capacitado, agrava aún más estos riesgos. En contextos humanitarios y frágiles, incluso las fallas de seguridad más leves pueden tener consecuencias devastadoras.
Este creciente conjunto de evidencias deja una cosa clara: invertir en seguridad pediátrica no es sólo un imperativo moral: es una necesidad estratégica para construir sistemas de salud resilientes y lograr una cobertura sanitaria universal.
La buena noticia es que más del 50% de los daños a los pacientes son prevenibles. Invertir en seguridad pediátrica salva vidas, fortalece los sistemas de salud y acelera el progreso hacia la cobertura sanitaria universal. Por ejemplo:
- Mejorar la calidad de la atención podría salvar hasta un millón de recién nacidos al año;
- Involucrar a los pacientes y a sus familias en la atención puede reducir el daño hasta en un 15%; y
- Una atención más segura reduce los costos al prevenir complicaciones y reducir las estadías hospitalarias.
Un llamado a la acción: la seguridad es imprescindible
Para lograr la cobertura sanitaria universal, los gobiernos y los socios deben reconocer que la atención segura de los niños es un requisito previo para la equidad en materia de salud, la resiliencia y la sostenibilidad.
La OMS insta a todas las partes interesadas a actuar:
- Líderes sanitarios: Priorizar la seguridad pediátrica en las estrategias nacionales de salud. Invertir en formación, infraestructura y sistemas de datos.
- Trabajadores de la salud: Brindan atención segura, centrada en el niño y adaptada a las necesidades de cada uno.
- Padres y cuidadores: Participen activamente en el cuidado de su hijo. Hagan preguntas, manténganse informados y expresen su opinión.
- Educadores: capaciten a los niños para que comprendan y participen en su propio cuidado de salud.
- Sociedad civil: Abogar por una atención segura en todos los entornos, especialmente en comunidades marginadas y afectadas por crisis.
Desde el nacimiento hasta la infancia, todo niño merece un comienzo seguro. Hagamos de la seguridad pediátrica una prioridad mundial, porque la cobertura sanitaria universal comienza con una atención segura para los más pequeños.
El 17 de septiembre, monumentos icónicos del mundo se iluminarán de naranja en solidaridad, simbolizando el compromiso colectivo con cuidados seguros desde el inicio de la vida. La OMS iluminará el emblemático Jet d’Eau de Ginebra e invita a las comunidades a unirse a esta campaña.