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Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

En esta edición del Papel Literario del diario El Nacional, entrevista con Elena Block: “Defino el populismo como un estilo de comunicación política que es contrario al diálogo y al pluralismo, propenso a ser autoritario, antipolítico e intolerante hacia las opiniones diferentes y contrarias». Comenta Adolfo Castañón, en una lectura salpicada de su pasión por la obra de Alfonso Reyes, la aparición en México de Solo puede sernos ajeno lo que ignoramos. Ensayo biográfico de Alfonso Reyes, de Javier Garciadiego. Este año se cumplen treinta años de la muerte de Eduardo Caballero Calderón (1910-1993), escritor, periodista y político colombiano, autor de la novela hito, El Cristo de espaldas, publicada en 1952

Amigos lectores:

Desde hace un poco más de quince años Elena Block vive en Australia, donde ha continuado y ampliado su ámbito de estudio (Universidad de Queensland), el de la comunicación política, que había iniciado en la UCV y continuado en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres. El año pasado Block publicó Discursive Disruption, Populist Communications and Democracy. The cases of Hugo Chávez y Donald Trump (Taylor&Francis, Serie Routeledge Research in Political Communications, 2022). El libro está cargado de vetas que invitan a repensar la deriva venezolana: “Defino el populismo como un estilo de comunicación política que es contrario al diálogo y al pluralismo, propenso a ser autoritario, antipolítico e intolerante hacia las opiniones diferentes y contrarias. El populismo utiliza de manera efectiva y afectiva el lenguaje de la confrontación permanente, las políticas de identidad, los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales para conectarse, movilizar, y mimetizarse con sus audiencias: El llamado ‘pueblo’, formado por grupos heterogéneos que, sin embargo, coinciden en sentirse alienados, insatisfechos, olvidados, afectados porque sus quejas y necesidades no han sido escuchadas por la política democrática tradicional o convencional”. La entrevista que le hice está en las páginas 1 y 2.

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Comenta Adolfo Castañón, en una lectura salpicada de su pasión por la obra de Alfonso Reyes, la aparición en México de Solo puede sernos ajeno lo que ignoramos. Ensayo biográfico de Alfonso Reyes, de Javier Garciadiego. Nos recuerda Castañón que la recién aparecido destaca frente a sus precedentes, por un privilegio: en su trabajo ha incorporado los diarios y las cartas del enorme regiomontano. “El común denominador de la vida de Reyes a lo largo de sus días y trabajos fue el exilio, como bien lo hizo ver en su intervención Liliana Weinberg al presentar esta obra. Fue siempre un desterrado, un camaleón, pero también un hombre que, para decirlo a la francesa, no siempre se sentía a gusto en su propia piel. De esa experiencia nace la herida de su poesía, ese desfase explica el Plano oblicuo de su narrativa, siempre un poco desajustada en relación con los valores convencionales. No es fácil definir a este personaje mercurial que desafía las definiciones. De ahí que es tan agradecible la biografía estricta de Javier Garciadiego. Sin embargo, hay algunos aspectos de su perfil que no se encuentran ceñidos en esta red. Uno de ellos es el del autor secreto y licencioso”. Páginas 3 y 4.

El sumario de la página 5 recuerda que este año se cumplen treinta años de la muerte de Eduardo Caballero Calderón (1910-1993), escritor, periodista y político colombiano, autor de la novela hito, El Cristo de espaldas, publicada en 1952. El ensayo de Néstor Mendoza se titula, Un episodio picaresco en El Cristo de espaldas: “Nombrada por la crítica como novela testimonial, El Cristo de espaldas plantea una de las constantes de la historia colombiana de mitad del siglo XX, el tema de la violencia. El “hilo conductor”, en apariencia, está centrado en las diatribas políticas de dos hermanos, uno liberal y el otro conservador, o como los mismos personajes se refieren unos a otros, “rojos” y “godos” (“El hijo de don Roque soy yo…El otro, el otro es un asesino”). Anacarsis y Anacleto, así se llaman estos hermanos protagonistas, se acercan mucho a Polinices y Etéocles, hermanos de Antígona. Se acercan por la tensión trágica que existe entre ambos y por el odio compartido”.

Javier Guerrero, autor de varios libros y profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Princeton, ha publicado un nuevo título, Escribir después de morir. El archivo y más allá (Editorial Metales Pesados, Chile, 2022). En Vivir más allá, Guerrero reflexiona sobre el ámbito de su indagación (“El archivo contiene todas las señales necesarias para conducir aquellas historias truncadas por la finitud de la vida, aquellos proyectos no desarrollados por los cuerpos que debieron despedirse temprano, aquellos que necesitaban más de una vida para concebirse. La escritura no es un oficio solitario. Necesita de muchos cuerpos, de muchas manos, lujuriosas a veces, para lograr expandir sus ampulosos y exuberantes cuerpos, para generar aquello que le ha sido negado a una única silueta”); por su parte, la escritora chilena Damiela Eltit, Premio Nacional de Literatura de Chile 2018, nos ofrece el texto Desplazar la muerte en vida, dedicado al libro de Guerrero: “En el curso de la lectura del brillante libro Escribir después de morir. El archivo y el más allá, de Javier Guerrero, propone el archivo como vida, rompiendo así la categoría fúnebre que lo acompaña. En el curso de la lectura se materializó ante mí una imagen iluminadora, un preciso soporte, que puede resultar, tengo que decirlo, en parte puntual con respecto a la dimensión de los argumentos teóricos centrales, desde luego, pertinentes e iluminadores que recorren el texto, pero esa imagen me permitió pensar de un modo, digamos, material, la lectura de la totalidad del texto fundado en el archivo como una instancia viva, táctil, consolidada bajo la forma de un encuentro, una cita, una vida activa”. Páginas 6 y 7.

Dice Agustín Fernández Mallo, en la entrevista que le hizo Claudia Cavallin: “al ser humano, y desde que es humano, le falta algo, y no sabe qué es lo que le falta, pero ese es, precisamente, su motor. Las piedras, el petróleo, los ríos, los animales o los productos comerciales están en constante sintonía con el mundo, ni les falta ni les sobra nada, pero el humano está en constante dialéctica con su entorno, busca algo y no sabe qué, y por eso –precisamente– inventamos un lenguaje metafórico, un lenguaje que va unas décimas de segundo por delante de la realidad. Es decir, esa tara que tenemos es también nuestra virtud y lo que nos dota de una inteligencia compleja. Entonces, la poesía, tal como yo lo veo, es ese momento máximo de querer ir por delante de la realidad misma, de lo factual, de las cosas contantes y sonantes. Pero no creo que exista una salvación como tal porque, en realidad, no hay nada de lo que salvarse”. Debo agregar que Fernández Mallo es poeta, ensayista y narrador (autor de la celebrada trilogía Proyecto Nocilla). Ha obtenido importantes premios en los tres géneros. La entrevista de Cavallin ocupa la página 8.

De hechos terribles en Etiopía, Burkina Faso y Guinea Ecuatorial; de Sergio Vila-Sanjuán y su entrañable libro de perfiles; del asesinato de Mursal Nabisada en Kabul; de Ucrania, Putin y Corea del Norte; del insólito libro de Marco Ferrari sobre el dictador de Portugal Antonio Oliveira de Salazar; y del asesinato de un sacristán en Algeciras: tales los asuntos que reúno en la página 9, en Al otro lado de la puerta.

Mis saludos para todos,

Nelson Rivera

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