Enobu 2021
La hipertensión arterial es la enfermedad más frecuente que reportan los profesores universitarios venezolanos. En el caso de los estudiantes, es la alergia.
Los resultados están contenidos en la Encuesta del Observatorio de Universidades sobre las condiciones de vida de la población universitaria, Enobu 2021.
La hipertensión tiene una incidencia de 44% en los docentes adultos mayores de 60 años. La miopía (30%) es la segunda condición de salud que más reportan los docentes.
Los estudiantes sufren de manera principal de alergias (36%) seguido de miopía (31%).
El 88% de los profesores y 95% de los estudiantes universitarios en Venezuela no se han vacunado contra la covid-19.
93% de los docentes tienen dificultades para poder adquirir sus medicamentos y 70% de las profesoras universitarias tienen entre uno y tres años sin realizarse un examen médico de rutina.
21% de las profesoras universitarias son hipertensas y 17 % de ellas sufre lesiones en sus músculos y cervicales debido al trabajo con computadoras.
La Enobu 2021 también arrojó que 56% de los profesores universitarios se ha visto obligado a vender o intercambiar bienes para adquirir comida durante la pandemia.
La medición fue hecha en instituciones de educación superior, públicas y privadas, y se abordaron variables como seguridad alimentaria, condiciones socioeconómicas y sanitarias, morbilidad, atención en salud, servicios públicos y transporte.
También condiciones de estudio y trabajo, estrategias para afrontar las enfermedades y garantizarse la comida, y el bienestar psicológico de docentes y estudiantes.
Para el estudio se aplicaron 4.180 encuestas en las 24 entidades del país.
Los sociólogos Yelena Salazar y Carlos Meléndez, coordinadora y director del OBU, respectivamente, presentaron los resultados de la investigación en un encuentro virtual con autoridades universitarias, profesores, estudiantes, periodistas, oenges nacionales e internacionales y dirigentes gremiales.
“Ha habido un impacto importante en la calidad de vida de los universitarios venezolanos. Que 86% de los docentes haya tenido que reducir sus porciones de comida al día, o que solo 18% de los alumnos pueda comer proteína animal con una frecuencia diaria refleja parte de este impacto”, dijo Meléndez, profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
Inseguridad alimentaria
El director del OBU afirmó que la inseguridad alimentaria se instaló intramuros, en mayor proporción en la región Nororiental, donde casi la mitad (48%) de los docentes hace menos de tres comidas al día.
En Guayana, la mayoría dijo que se alimenta peor que en 2020. En lo que respecta a la pandemia, Meléndez destacó que hasta el momento en que se realizó la Enobu 2021 (mediados de junio), el 88% de los profesores y 95% de los estudiantes no se había vacunado, y que 13% de los docentes y 17% de los alumnos había sufrido covid-19.
“En 2001, un profesor titular ganaba alrededor de $2,400 dólares. En 2021, ese mismo profesor obtiene 11 dólares mensuales por su trabajo, es muy lamentable, como lo han señalado los gremios que han denunciado a la reciente convención colectiva anunciada por el Ministerio de Educación Universitaria.
En México y hasta en Nicaragua, los sueldos en el mayor escalafón varían entre los 1.000 y los 2.000 dólares”.
Yelena Salazar señaló que 70% de los profesores y 77% de los estudiantes depende de los teléfonos inteligentes.
A 55% de los profesores consultados que se les entregaron las tabletas del Ministerio dijo que nunca les funcionó este dispositivo para dar clases.
La plataforma más utilizada durante la pandemia ha sido Whatsapp (59%) y correo electrónico (52%).
Para 83% de profesores e igual porcentaje de alumnos, la conexión a Internet fue considerada de regular a mala. También se tomó en cuenta el tema de los servicios públicos.
Sin electricidad y cocinar con leña
En Guayana, al 64% de los docentes se le interrumpe el servicio eléctrico de manera permanente, pero en todo el país, es más de 60%. “Ahora que trabajamos en el hogar, es llamativo ver que el 66% de docentes no tiene servicio de agua continuo.
El 13% de los profesores usa leña para cocinar alimentos (más alto es el porcentaje en la región capital), y 59% de los profesores y 48% de los estudiantes no han utilizado gas de bombona en el último semestre”, señaló Salazar.
Los resultados de bienestar psicológico también son preocupantes. Salazar afirmó que 46% de los profesores se sentían frustrados.
En los adultos mayores hubo 46 % tristeza y 75% de desesperanza. “Eso se puede asociar a la pandemia, pero mayormente es por las condiciones en las que están trabajando.
68% de los profesores y 61% de los alumnos han pensado en dejar la universidad”.
La Enobu 2021 contiene datos significativos sobre el impacto de la emergencia humanitaria compleja y la pandemia en la vida de los docentes y alumnos.
Llama la atención que 92% de los profesores de las universidades públicas no usen los servicios de previsión social que fue una de las grandes conquistas alcanzadas por los gremios durante el período democrático en Venezuela.
La Enobu 2021 también midió la permanencia de los estudiantes en sus carreras; sus expectativas en el campo profesional; las clases virtuales, equipos tecnológicos para la enseñanza y aprendizaje; enfermedades profesionales, brechas digitales, conectividad a Internet; servicios públicos en los lugares de residencia de profesores y estudiantes; y el tema de los ingresos económicos.
En tal sentido, se destaca que 64% de los alumnos de las universidades se ven obligados a realizar actividades extras para mantenerse ante la pérdida de providencias como becas, transporte y comedor con las que contaban en años anteriores.
La coordinadora del OBU destacó entre las conclusiones de la Enobu 2021, que la emergencia humanitaria compleja también transversaliza a las instituciones de educación superior.
“Están vulnerados los derechos a la salud y a la alimentación, también la libertad de participación y de toma de decisiones. Se han profundizado las desigualdades en materia de vacunación para los universitarios, no hay un sistema de salud pública o de seguridad social muy precario poblaciones más vulnerables son los adultos mayores.
Las desigualdades también se ven de acuerdo al tipo de institución, a la ubicación geográfica, al género y a la edad de los encuestados.
Los del Nororiente y Guayana tienen mayores dificultades de servicios y más inseguridad alimentaria.
El empobrecimiento ha aumentado. Sin embargo, Salazar destaca el compromiso social de los universitarios que se han incorporado a desarrollar sus clases a pesar de este contexto. “Hay un potencial de resilencia importante en las instituciones del sector público”.
Con información de la Enobu 2021