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Iniciamos este lunes 15 de noviembre una colaboración con el Papel Literario, dirigido por Nelson Rivera, y que circula con el diario El Nacional. El Papel Literario del diario El Nacional es un documento fundamental de la historia cultural y periodística de Venezuela. Nos honra la generosidad de su director al permitirnos difundir su versión en PDF y sus palabras que siempre anteceden a la publicación que circula cada domingo con el diario venezolano.
Violeta Villar Liste

Palabras preliminares a la edición del Papel Literario. Por Nelson Rivera:

Muchos lectores guardamos sentimientos de gratitud hacia Juan Malpartida (1956), quien, como jefe de Redacción y más adelante como director de la emblemática revista Cuadernos Hispanoamericanos, en muchas ocasiones abrió sus páginas para ofrecer proyección a autores venezolanos como José BalzaJuan Carlos Méndez GuédezEugenio MontejoGuillermo SucreVictoria De StefanoJuan Carlos Chirinos o Rafael Cadenas.

Malpartida dejó la revista en julio. Entonces, Antonio López Ortega, no solo me propuso hacer un dossier que recorriera las facetas de la rica obra literaria de Malpartida, sino que se ocupó de coordinar la producción.

Ocho páginas de esta entrega nos aproximan al ensayista, poeta, narrador y diarista. Como el lector podrá comprobar, ninguno de los autores improvisa: lo han leído y pensado.

Es muy probable que el recorrido por estos textos arroje, con muchos argumentos, una sugestiva invitación a leerlo. No había leído a Malpartida hasta ahora, y en estos días llevo conmigo Margen interno, y he “descubierto” a un afinado y penetrante ensayista.

Arranca el dossier con una entrevista de López Ortega: una conversación bellamente hilada por la vida, las lecturas y las visiones de lo literario del homenajeado: “Nuestro tiempo, desde la modernidad, es decir, desde el romanticismo alemán, ha supuesto una ruptura de los géneros, la irrupción del poema en prosa, por ejemplo; la defensa, como hizo Friedrich Schlegel, de la importancia de apoyarse en el habla, no como costumbrismo, como algunos entendieron, sino como el elemento vivo, azaroso, que sostiene una verdadera escritura.

Es algo que defendió, de pasada, en el siglo XVI, Michel de Montaigne. Como te dije, yo percibí, sin darme cuenta, a Freud como novelista, porque leí los casos de sus pacientes como personajes.

Pero casi al mismo tiempo leí a poetas que reflexionaban, como Machado, Quevedo, Paz, Juarroz, Gorostiza, y a filósofos que eran verdaderos escritores, quiero decir, creadores de lenguaje, de narración filosófica, como Nietzsche o los magníficos ensayos de El Espectador de Ortega”.

Dilatatio: así titula José Balza su texto: nos acerca a ciertas presencias, españolas y latinoamericanas en la obra ensayística de Malpartida: “Como ante el trabajo sobre Octavio Paz, no estamos solo conociendo una biografía: el método de las interrogantes arroja momentos y visiones de extraordinaria hondura para perfilar la psique, los tejidos históricos y, sobre todo, la fluencia literaria que determina la creatividad de Machado, sus deudas y su originalidad.

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Y, sin embargo, aunque, como en el caso de Paz, Malpartida resume concepciones acerca del poeta, valora obra y pensamiento, y propone interpretaciones ajustadas y audaces.

En cierto modo estas biografías apenas anuncian la compleja, muy controlada y sin embargo libre, reversible elaboración de Mi vecino Montaigne, tras la cual transitan formas y significados que son respuestas –o nuevas preguntas– al Andrenio de Gracián, al ya remoto Finnegan, a Rayuela, a las vacilaciones de Larva y al mismo Michel de Montaigne.

Cuento, ensayo, novela, drama, vértigo de pantalla encendida, poema como en los clásicos hindúes o mesopotámicos, Mi vecino Montaigne también es la puerta entreabierta del apartamento cercano donde hoy encontramos a Montaigne”.

El poeta Eduardo Moga publica El tiempo y sus pisadas, dedicado a la poesía: “Malpartida investiga en un triángulo existencial, compuesto por el yo, el tiempo y el mundo.

El poeta contempla cuanto lo rodea y describe su estupor. Pero ese asombro no es solo por lo que tenga de maravilloso o incomprensible, sino también por la incertidumbre que le inspira. El debate sobre la realidad o la irrealidad del mundo, y, por lo tanto, sobre la realidad o irrealidad del yo, se prolonga a los poemas, sin solución discernible”.

Los diarios de Juan Malpartida: en ello se concentra Manuel Alberca: “No es Malpartida un diarista ensimismado y ombliguista, su idea del diario, aunque es ecléctica, responde sobre todo al formato del dietario.

En su caso, el diarista queda la mayoría de las veces en la sombra, casi invisible, para potenciar el contenido intelectual y reflexivo, sin que ello signifique que el autor no se encuentre representado de manera transversal en sus anotaciones, en sus lecturas y en sus reflexiones.

Malpartida es consciente de esto. Lo busca, lo cultiva y lo explota. En un momento sentencia: “Mi diario no puede ser sino diverso”. Su unidad está en la diversidad, su definición es un haz de facetas que no construyen una imagen única de sí mismo”.

“Pese a moverse con extraordinaria soltura en todos los géneros, Malpartida descubrió un día que para decir lo que quería necesitaba la ficción. Algo lo empujaba hacia la novela, mundo por el que, en principio, no estuvo demasiado interesado.

Nunca fue gran lector de novelas. El ensayo, las biografías, las memorias y, por supuesto, la poesía, le interesaban bastante más. En la década de los noventa, con cuarenta años y una dilatada experiencia vital, se dio cuenta, sin embargo, de que para mejor comprender la vida y sus múltiples posibilidades de sentido, tenía inevitablemente que recurrir a ella”: escribe José María Herrera, en Juan Malpartida, narrador.

Cierra el dossier Sebastián Gámez Millán, quien escribe sobre la vertiente ensayística. En Espirales y huellas de Juan Malpartida. La aventura de ensayar con Montaigne y Paz, escribe: “¿Por qué elige Juan Malpartida a Montaigne como compañero de aventuras en su hasta la fecha última obra, como principal interlocutor de ese viaje?

Encontramos diferentes razones: “Montaigne se incardina en una tradición siempre amenazada, aquella que está contra toda forma de dogma y dogmatismo, una actitud que también lo emparienta con Erasmo, pensador que le precede, y que influyó en nuestro Cervantes”.

Con Erasmo “comparten el amor por el diálogo, la tolerancia (no exenta de crítica), la capacidad de admirar y el humor”… “Era el más civilizado de los hombres”. ¿Qué busca con ello el Malpartida? Semillas de modernidad y libertad”.

Todo lo anterior, desde la página 1 hasta la 8.

En las últimas dos páginas de este PDF se produce un giro: saltamos al feroz tema de la tortura en Venezuela.

Hubiese podido incluir otros materiales afines a lo anterior. Pero mi elección ha sido deliberada: si esta entrega, gracias al dossier Malpartida, circulará entre lectores españoles, quiero aprovechar para poner de bulto la más ominosa de las realidades venezolanas: la de un Estado que tiene a la tortura como la primera y última de sus políticas públicas: el destino al que pueden ser conducidos los activistas de la democracia, los disidentes, los que denuncian, los que protestan, los que levantan la voz para exigir sus derechos.

A los fundamentales documentos conocidos sobre la cuestión, varios de ellos producidos por entes multilaterales -OEA, ONU- (a los que hemos dedicado espacios en este suplemento), viene a sumarse ahora un libro sobrecogedor, cuya aparición coincide con los esfuerzos del régimen por evitar la investigación y los juicios que avanzan en la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.

El periodista Oscar Medina ha editado una colección que no titubeo en calificar como uno de los libros más dolorosos, urgentes e imprescindibles entre tantos que se han publicado sobre nuestra tragedia: Ahora van a conocer el diablo. 10 testimonios de presos torturados por el chavismo (Editorial Dahbar, 2021).

De lo que hablan sus páginas, es del castigo corporal llevado al extremo de lo indecible, de las prácticas de deshumanización, de un poder que arma unas corporaciones de carácter militar-policial, las dota de recursos, las instruye en la cultura del enemigo interno, les ordena cómo proceder y, bajo los parámetros de una cadena de mando, detiene, acusa, desaparece, tortura y, a veces, no se conforma con ello, y mata.

Hay que interesarse en las historias de Emirlendis Benítez Rosales (que reproducimos en las páginas 9 y 10), Diannet BlancoGabriel VallesLuis Alexander BandresRafael Acosta ArévaloAlonso MoraFernando AlbánMaría Lourdes AfiuniFranklin Caldera Martínez y Jhon Hader Betancourt Restrepo. Ellas son, en realidad, el sumun, el horizonte condensado y final de un régimen que quiere eternizarse en el poder, al costo que sea. Es decir, al precio de la pura atrocidad del castigo corporal.

A la pregunta que ya está instalada en el transcurrir del primer trecho del siglo XXI, de qué ha tratado este tiempo venezolano, mi primera respuesta (no la única, pero sí la más urgente y medular), es: ha tratado de los gritos de los torturados y de la omisión de quienes, pudiendo, nada hicieron para impedirlos.

Si esta edición del Papel Literario estimula la curiosidad hacia la obra de Malpartida, y también, revela a lectores de otras latitudes, las realidades de la tortura y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el poder venezolano en contra de seres indefensos, entonces tendrá sentido la decisión de haber juntado hoy, temas disímiles por muchas razones.

Nelson Rivera, director del Papel Literario de El Nacional

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