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Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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En el ámbito de las intervenciones psicosociales de los trastornos mentales, cobran particular importancia los términos psicoeducación, autocuidado, autoapoyo y redes de apoyo comunitario.

Estos procesos tienen en común que ofrecen herramientas de afrontamiento ante un diagnóstico mental. Si bien el tratamiento estándar consiste en medicación y psicoterapia, estas opciones surgen de dar otra mirada a la enfermedad mental, generando diferentes propuestas para su prevención y atención.

La aplicabilidad de Psicoeducación ha sido estudiada en casos de personas con diagnóstico de esquizofrenia, depresión, trastorno por déficit de atención, trastornos de la alimentación, trastorno bipolar, entre otros. Este enfoque nos permite trascender el diagnóstico y se posiciona como una herramienta de cambio que involucra los procesos cognitivos, biológicos y sociales particulares de cada paciente y el medio donde se desenvuelve de manera cotidiana.

George Brown, médico psiquiatra,  inició el uso de este término y técnica de abordaje a partir de 1972, con base a su trabajo con pacientes esquizofrénicos y sus familias, analizando los factores que inciden en su tratamiento y recuperación.

Es una herramienta indispensable para los pacientes y familiares en salud mental. Su objetivo es que tanto los  pacientes como las familias conozcan de manera clara y sencilla la naturaleza de la enfermedad, sus causas, el curso o proceso que implica, las alternativas de abordaje y tratamiento, sus posibles resultados.

Permite una aproximación terapéutica basada en información científicamente válida y relevante para comprender el proceso de la enfermedad mental, su pronóstico y tratamiento; por lo tanto representa un cambio en el modelo del paciente pasivo a uno que participa en su propio proceso, reconoce sus debilidades y fortalezas y toma conciencia de su poder para encaminarse hacia un futuro mejor a pesar de su diagnóstico.

Promueve el cambio de paradigma, a un rol más activo y participativo por parte del paciente y su familia en el proceso de recuperación de la enfermedad: promoviendo   la adherencia al tratamiento y la prevención  de posibles recaídas; mejora la autonomía y calidad de vida del paciente al promover el desarrollo de conductas saludables.

Se evidencia la necesidad de aumentar la investigación y la sistematización de las experiencias con psicoeducación para apoyo de los pacientes con trastornos mentales a fin de determinar su efectividad. En este sentido, hay una revisión sistemática publicada en The Cochrane Library denominada Psicoeducación para personas con enfermedades mentales graves (2015), en la cual se incluye un total de 20 estudios mostrando como resultado una disminución significativa de los tiempos de recaídas a corto plazo, pero no a largo plazo,  disminución de la incidencia de ansiedad severa y depresión; mejoría en las habilidades sociales y la funcionalidad de los pacientes, aunque no muestra diferencias en la calidad de vida en el corto tiempo.

El enfoque Psicoeducativo para pacientes y familias que manejan diagnóstico de trastorno mental puede aplicado tanto a nivel individual como familiar o grupal. ¿Cómo se combinan la psicoeducación con el autoapoyo, el autocuidado y la creación de redes de apoyo para pacientes con trastorno mental y sus familias? Es un tema que trataremos próximamente.

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)