“En la medida en que el arte fue pasando de verdad a representación, y luego progresivamente a no-representación, la luz hizo importantes aportes al creciente proceso de apertura de las formas. Y funciones inicialmente metafísicas de la luz, o funciones realistas y narrativas de la luz sobre las figuras, van a ser sucedidas por otras maneras de la luz. La penetración irrumpiría entonces en las anteriores corporeidades del arte”. María Elena Ramos
Por: Nelson Rivera
Amigos lectores:
I.
El último día de este febrero, clausura en la Galería Ascaso Miami, la exposición Jesús Soto. Vibración y luz. El magnífico ensayo de María Elena Ramos que viene en la página 1 y en parte de la página 2, reflexiona sobre esos extremos: “En la medida en que el arte fue pasando de verdad a representación, y luego progresivamente a no-representación, la luz hizo importantes aportes al creciente proceso de apertura de las formas. Y funciones inicialmente metafísicas de la luz, o funciones realistas y narrativas de la luz sobre las figuras, van a ser sucedidas por otras maneras de la luz. La penetración irrumpiría entonces en las anteriores corporeidades del arte”.
II.
Sigue Julio Pacheco Rivas, pintor y escultor, quien presenta a la artista Daniela Quilici, cuya exposición está abierta en Chatillon, Francia: “El trabajo que actualmente presenta en su muestra Transparences, en la Maison des Arts de Chatillon, se sirve de todos estos medios y los vincula sin recato alguno (bien sabemos que en el arte ya no existen hoy fronteras entre disciplinas sino caminos convergentes). Pero la pintura reincide en hacer prevalecer su protagonismo en el conjunto, aun en el temerario curso de su disolución sobre la tela… y triunfa”. Página 2.
III.
La crónica de Paola Romero que viene en la página 3 tiene también algo de ensayo visual: “La recién inaugurada exposición de Gisela Romero, titulada A Constant Goodbye: The Table Runner Stories presentada en el Art & History Museums Maitland, Florida, nace de una situación similar. “Cuando emigré a Estados Unidos, lo hice con una sola valija”, nos dice la artista, y en ella empacó un centro de mesa o table runner, un objeto pequeño pero cargado de simbolismo al tener la función de estar siempre en el centro de la mesa familiar, mesa de unión y de convergencia de los afectos y recuerdos que la artista dejaría atrás en su país natal, Venezuela. Este centro de mesa, objeto-símbolo, se convierte así en el punto de referencia estética del que surge un meticuloso y a veces, doloroso ejercicio de creación artística en el que el lienzo, la madera, el papel y múltiples textiles animan una reflexión sobre la emigración”.
IV.
Una resonante exposición de la maestra Lamis Feldman se inauguró el fin de semana pasado y permanecerá abierta hasta el 14 de abril, en la Galería ABRA Caracas. Es una oportunidad inestimable de encontrarse con la obra de esta fundamental artista venezolana, esmaltista y grabadora. Escribe Rigel García: “La exposición Archivo Abierto: Lamis Feldman se aproxima a la trayectoria pionera de esta creadora en el ámbito del esmalte sobre metal en Venezuela, a través de una selección de piezas elaboradas en un período aproximado entre 1968 y 1989. Desde los collares y placas de sus inicios, pasando por las tradicionales formas abiertas de bowls y platos, hasta las inusitadas formas cerradas, piezas “desintegradas”, envoltorios y latas, entre otras; el conjunto exhibido da cuenta de la diversidad de tipologías formales y hallazgos en materia de color y textura con los que Feldman redimensionó la disciplina del esmalte sobre metal en nuestro país”. Está en la página 4.
V.
En esta edición se publican dos textos breves de Ruth Auerbach, referidos a exposiciones de Beatriz Gil Galería, Caracas. Uno, en la página 5, dedicado a Fronteras audiovisuales, del fotógrafo Ronald Pizzoferrato: “Esta serie fotográfica no solo expone la interminable y riesgosa travesía de las comunidades migrantes; con ellas marchan también los pocos objetos personales que terminan abandonados en los senderos y trochas, pues solo lo mínimamente indispensable podrá ser transportado en sus mochilas o en las inconfundibles bolsas multicolores de tejido sintético”.
Más adelante, en la página 7, Auerbach nos cuenta de Theo Guédez: “Luego de más de una década recorriendo el viejo continente, Theo Guédez – artista autodidacta y tatuador de oficio–, establece su taller en la ciudad de Zúrich, Suiza. Allí emprende una acción creadora empírica y singular que da origen a un contundente cuerpo de trabajo cuyo proceso se nutre de experiencias personales, sustentadas en una observación intuitiva de la cotidianidad y el entorno en el cual se desarrolló”.
VI.
El artículo del artista Jesús Matheus es, además de un ejercicio memorístico de sus tiempos en el TAGA, un homenaje a Luisa ‘Nena’ Palacios (1923-1990) fundamental artista gráfica y ceramista, fundadora del CEGRA y del TAGA, Premio Nacional de Artes Aplicadas (1960) y Premio Nacional de Dibujo y Grabado (1963). “Aquel momento de esplendor de la cultura y las bellas artes en el país (veamos la historiografía del arte en Venezuela), que aglutina a un grupo de artistas plásticos, autores granados y gente de la cultura, propiciarían la creación del TAGA, que acto seguido, en una nueva sede de talleres, en la histórica Quinta El Taller (esquina de calle El Cortijo y avenida América), allí mismo en Los Rosales, daría con la constitución de los estatutos y la fundación del Taller de Artistas Gráficos Asociados”. Parte inferior de la Página 5.
VII.
El próximo 27 de febrero, Pedro León Zapata (1929-2015) cumpliría 95 años.
Marla Melisa Rojas ordenó las notas de una entrevista que le hizo en 2000 para una producción audiovisual, y reconstruyó el intercambio de entonces. “Zapata dibujó e ilustró una Venezuela vapuleada por los gobiernos de turno. Pero ¿cuál era el hilo conductor de todo su trabajo, incluyendo cientos de caricaturas, pinturas y dibujos?: El humor, siempre el humor. En este sentido Zapata argumenta que: “El humor no es serio, porque el humor es una manifestación de la inteligencia”. Páginas 6 y 7.
VIII.
Sobre Sinalmidad, la exposición de Daniel Chacón Aro -dankco- en la Sala Mendoza, escribe Yanuva León: “¿Qué pasa con el sujeto en estas imágenes?, ¿está escondido o en trance de pulverización?, ¿se trata de una exposición voluntaria y performática del sí-mismo en un afán crítico o en un afán de mera experimentación estética? El artista tendrá su intención, la interpretación cero, si se quiere, pero siendo su propuesta radicalmente poética (por difusa, multiforme, polisémica, abstracta) la cosa es proteica y de una fuerza metafórica casi demencial”.
IX.
Se pregunta Wolfang Gil Lugo, a propósito de las Meninas en Chacao: “¿Cuál es la magia de estas Meninas?”. Y comienza su respuesta: “Es muy posible que eso tenga varias causas. La primera es que están inspiradas en una pieza cumbre del arte universal que posee un poderoso magnetismo. Diego Velázquez, llamado “el pintor de los pintores” por Édouard Manet, creó esta obra maestra fascinante y llena de acertijos. Dicho cuadro se llamaba originalmente La familia de Felipe IV, hoy conocida como Las meninas, término portugués aplicado a las damas de honor de la princesa Margarita. Las meninas de Velázquez posee una desbordante vitalidad, por ello es capaz de producir profundas transformaciones entre quienes tienen la fortuna de admirarla”. Página 9.
X.
En el 2006 se publicó un libro-hito: Arte contemporáneo en Venezuela, al que ahora le sigue Arte contemporáneo de Venezuela Volumen 2 (Villanueva Editores), producido bajo la coordinación de Aixa Sánchez, Sagrario Berti y Francisco Raúl Villanueva. Diseñado por Álvaro Sotillo, fue prologado por Cecilia Fajardo-Hill. Incluye, además de las reproducciones de las obras de 26 artistas seleccionados, ensayos de Fabiola Arroyo y Ruth Auerbach. En la página 10 se ofrece una relación del libro y sus debates, escrita por Rafael Castillo Zapata. Su texto es diagnóstico y crítica del momento, ensayo, recuento, reseña y más: “Las obras de los artistas reseñados en Arte contemporáneo de Venezuela, 2, basculan entre interferencias diversas del legado moderno: el abstraccionismo, el concretismo, el conceptualismo, el land-art, el informalismo, el arte de instalación, el arte performativo, trascendidos y recuperados a través de una reinterpretación que los resitúa en un contexto políticamente inestable y estéticamente heterogéneo, utilizando una amplia gama de recursos y procedimientos técnicos: fotografía, video, ensamblaje, intervención, montaje, collage, protagonismo corporal, reciclaje, ready-made, archivo”.
XI.
Ha sido esta semana de tristísimas noticias. Falleció el periodista, editor, conversador de fuste y humor, comentarista de la política y narrador, Fausto Masó (1934-2024), autor de dos novelas breves, Desnudo en Caracas (1974) y Gran café (1988). Una voz que muchos conocíamos: nació en Cuba, hasta que ya no fue posible continuar en su país. En Venezuela fue un hombre público franco y de vida productiva.
La otra muerte ocurrida es la de un hombre excepcional, al que quise y admiré desde el día en que lo conocí. A pesar de su estructurada formación, de una vida dedicada al estudio, de haber escrito Dancins Jacobines: A Venezuelan Geneology of Latin American Populism, libro fundamental sobre una posible antropología profunda del chavismo -todavía no ha sido traducido-, Rafael Sánchez evitaba el espacio público. Ser cargado de bondades y finezas. Lector que llevaba una rica biblioteca en su memoria, como un bien para vivir y pensar.
A Manuel Silva-Ferrer e Irina Troconis debemos que hace dos o tres años, Rafael aceptara sentarse delante de la cámara de su ordenador para esbozar un recuento del libro mencionado. Fui uno de los pocos afortunados que aquella tarde escuchó su fraseo revelador, cuidadoso y sin estridencias.
Tengo la sospecha de que Rafael no imaginaba la presencia recurrente, el peso que tenía en sus amigos. Sé que no cometo un abuso si digo que ocupaba un sitio primordial en los pensamientos de Diómedes Cordero (conocí a Rafael gracias a su insistencia), de Tulio Hernández, de Antonio López Ortega. Y es probable que sea así entre sus muchos amigos y alumnos en Estados Unidos y Europa.
Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional
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