La IA debe buscar la creación de agentes inteligentes que nos ayuden a avanzar en la ciencia y la tecnología para el beneficio de todos. Si el objetivo solo es buscar enganchar a más y más clientes con productos que no necesariamente necesitan o que contaminan nuestro ambiente o en aspectos militares. ¿Es este el verdadero fin de la IA?
Por: Ing. Carlos Boya
El autor es ingeniero y Doctor en Ingeniería Eléctrica, Electrónica e Inteligencia Artificial. Es docente en el ITSE e investigador del Centro de Investigación e Innovación Educativa, Ciencia y Tecnología (CIIECYT-AIP). Tiene amplia experiencia en diseño electrónico y aplicaciones en Ingeniería.
“Nosotros nos llamamos Homo sapiens -hombre sabio- debido a que nuestra inteligencia es tan importante para nosotros. Por miles de años, hemos tratado de comprender cómo pensamos: esto es, ¿cómo una mera cantidad de materia puede percibir, comprender, predecir y manipular un mundo mas grande y mas complejo que el mismo? El campo de la Inteligencia Artificial o IA va mas allá: intenta no solo comprender, sino construir entidades inteligentes”.
Este argumento fue extraído del libro “Inteligencia Artificial. Un moderno enfoque” de los autores Stuart J. Russel (científico de la Ciencia de la Computación de la Universidad de California en Berkeley) y Peter Norvig ( que ha servido como director de investigación de Google) denota una explicación de como nosotros, los Homo sapiens o humanos hemos tratado de comprender al mundo, pese a muchas limitaciones, errores y a nuestros propios temores. Mas aún. Comprender lo que esta más allá de nuestro planeta e incluso, multiuniversos.
Algo de historia
A lo largo de nuestra trayectoria como humanos, desde la utilización de las primeras extensiones biomecánicas artificiales, como una piedra para cortar la carne o un palo con punta para cazar, hemos tenido esa curiosidad por construir algo y que después se mueva por sí solo.
Posteriormente, que haga cosas como nosotros: hablar, calcular y lo más intrigante, que imite nuestra compleja facultad de pensar.
De allí surgen iniciativas como el reloj de agua de Ctesibius de Alexandria (250 AC), una máquina automática muy precisa que indicaba el tiempo y que fue la mejor de su clase por mas de 1800 años hasta que Christiaan Huygens inventó el reloj de péndulo en el siglo diecisiete. El astrolabio, un reloj astronómico automático que pronósticaba el desplazamiento de planetas y estrellas. Invento atribuido a Teón de Alexandria hace casi diecisiete siglos.
Mas adelante fueron desarrollándose máquinas automáticas, principalmente, para realizar cálculos matemáticos como la pascalina de Blaise Pascal o la rueda de Gottfried Wilhelm Leibniz en el siglo 17. Incluso podríamos agregar la máquina de vapor, con un control para autorregularse, inventada por James Watt a finales del siglo 18 y el termostato por Conelis Drebbel en el siglo 16.
Sin embargo, todas estas máquinas estaban lejos de ser una “entidad inteligente”. Eran máquinas guiadas por el objetivo de mantener la diferencia entre un valor preestablecido y la situación real lo más cerca posible. Esto usted lo puede observar en una refrigeradora actual. Estableces una temperatura y el sistema de enfriamiento hace lo suyo para llegar a esta temperatura. Cuando lo logra, se apaga hasta que la temperatura aumente. Esto se repite indefinidamente. No hay una inteligencia más que la establecida en la misma construcción del mecanismo. Una vez construido, no hay más. Y aquí es donde la IA entra en juego.
En los años cincuenta del siglo pasado, un grupo de científicos encabezados por John McCarthy, Claude Shannon, Nathaniel Rochester y Marvin Minsky en Estados Unidos, gestan la primera reunión sobre IA donde se exploraron ideas: una máquina que no solo ejecutara órdenes más bien tuviera la capacidad de aprender de la experiencia, e incluso almacenar ese aprendizaje. Mas aun, que pensara y actuara racionalmente. ¡Qué pensara y actuara como humano!
Esto implicaba que esta máquina tuviera estas características:
Y aun más características, pero que todavía estas lejos de alcanzar ya que no están claras del todo:
¿Y cómo vamos?
Después del inicio de la IA hace mas de 70 años hemos tenidos vaivenes. Momentos de grandes expectativas (incluso animaron el mundo de la ciencia ficción entre los años 50 y 60 del siglo pasado) donde pensábamos que para estas alturas ya estaríamos visitando otros planetas, e incluso conquistándolos.
Por aquí se concibió el perceptrón, al que yo llamo la célula de las redes neuronales artificiales multicapa. También, los algoritmos genéticos y el aprendizaje automático (Machine Learning). Sin embargo, tuvimos el invierno de la IA a finales de los años 60 donde muchas expectativas se esfumaron y nos chochamos con la pared de la realidad. Todavía faltaba mucho para siquiera cumplir con máquinas básicas de aprendizaje.
A pesar de esto, ahí estaban las bases de la IA actual. Entre los años 70 y 90 del siglo pasado se siguió trabajando arduamente en la investigación y desarrollo. Llegaron los sistemas expertos, las redes neuronales multicapa y otra gran cantidad de modelos con mas o menos capacidades hacia el objetivo que buscaba la IA. También, se comenzó a obtener ganancias económicas, lo que empujó aún más su desarrollo.
En el siglo XXI, la IA se ha democratizado, mas o menos. Lo indico porque antes estaba muy limitada a grandes centros de investigación, militares o empresa de mucho poder económico. ¿Qué paso en los últimos 20 años? La tecnología de las computadoras se abarató y muchos entusiastas pudieron aprender IA. Y es que aprender IA, no se logra con leer solamente, ni ser bueno en matemáticas. Tienes que poner a prueba los algoritmos. Tienes que programar y aplicarlo a base de datos. Grandes bases de datos.
Y esto último, fue otro tema importante. Antes de iniciar este siglo era muy difícil tener acceso a datos libres y de calidad. Con el Internet esto fue otra cosa. Ahora tienes acceso a un equipo informático razonablemente eficiente, acceso a grandes bases de datos de diferentes tipos, la libertad de utilizar, copiar y modificar algoritmos. Además, se incrementó la cooperación. La IA se ha alimentado de esto último, sin embargo, comienza a haber fallas.
Nos perdemos en el camino de la IA
El poder de las grandes corporaciones con fines muy personales puede poner en jaque este crecimiento. ¿Cómo? Ellos están invirtiendo grandes cantidades de recursos humanos y económicos en crear una IA con gran capacidad, tales como ChatGPT o Géminis ¿Que realmente buscan con estas inteligencias profundas y de larga memoria? ¿Cuál es el fin? Si corporaciones empresariales invierten, es claro que el motivo son ganancias.
En mi opinión, la IA debe buscar la creación de agentes inteligentes que nos ayuden a avanzar en la ciencia y la tecnología para el beneficio de todos. Si el objetivo solo es buscar enganchar a más y más clientes con productos que no necesariamente necesitan o que contaminan nuestro ambiente o en aspectos militares. ¿Es este el verdadero fin de la IA?
En mi opinión, la IA debe ser contralada por la sociedad y para beneficio de la sociedad. Debe apoyar a nuestra educación, economía, gobernanza e incluso, nuestra cultura. Con un objetivo social, la IA puede lograr:
–Disminuir el temor de perder trabajos, mas bien, ayudar en una transición hacia nuevos perfiles laborales.
–Apoyar en nuevos métodos de enseñanza donde la educación sea constructivista ¡Realmente constructivista! ¡Todavía no lo es y queremos que el educador maneje sus clases con IA!
–Creación de productos sostenibles y modelos de negocios de economía circular.
-Una medicina para el bienestar humano asequible y de calidad.
Todo esto se logra con que el estado invierta en investigación y desarrollo. Que desarrollemos una masa de científicos e ingenieros con base en la IA, pero con objetivos para mejorar nuestra calidad de vida. No solo mercantilistas, como hasta ahora se ha venido haciendo.
Espero que mis comentarios generen opinión y busquemos una IA para un mejor vivir.
Por: Ing. Carlos Boya