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Acompañan al Dr. Huníades Urbina-Medina: Dr. Felipe Martín (vicepresidente); Andrés Soyano (secretario); Dr. José Manuel De Abreu (tesorero) y Dra. Enriqueta Sileo (bibliotecaria)
Reseña a propósito del centésimo vigésimo aniversario de la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela. Juramentación y toma de posesión de la Junta Directiva (periodo 2024-2026)

Faitha Nahmens Larrazábal, desde Caracas

Faitha Nahmens LarrazábalPeriodista venezolana, es comunicadora social, escritora e investigadora. Es autora de Franklin Brito, anatomía de la dignidad y coautora de Ahora van a conocer al diablo

Intacto el protocolo, excepcionalmente a salvo de los embates de la crisis, no logra sin embargo la solemnidad de la escena, resguardada con pesado cortinaje vino tinto, neutralizar la llaneza del discurso apasionado y sin filtros del nuevo presidente electo de la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela. Flanqueado por dos colegas recién condecorados, avanzaría el orador hacia el podio, observado desde el fondo por el guerrero Simón Bolívar y el doctor José María Vargas —el primer presidente civil de Venezuela—, hasta que sube los escalones y ya justo bajo el óleo del pragmático Santo Tomás, de verdades se llenará la boca.

“Hay mucho por hacer, y todo es prioridad, bregar por el mejor equipamiento y la modernización de las instalaciones hospitalarias, asimismo, promover la actualización del conocimiento que es tarea diaria de todo médico y profesional de la salud, así el catedrático como el que ejerce, y quienes ahora mismo están, cual titanes, luchando sin pizca de alicientes, con salarios que son sal pero con agua, resistiendo; y por supuesto es prioridad valorar la vida que se sostiene con fragilidad: necesitamos políticas públicas a favor, que deben arrancar por atender la cabal nutrición de la población infantil”, dirá sin subterfugios el Dr. Huníades Urbina Medina:Dr. Huníades Urbina-Medina: Una ANM más cerca de la gente

 “La Organización Mundial de la Salud propone destinar 6 por ciento de los presupuestos a la sanidad, y nuestros récords nacionales fluctúan entre 0.8 por ciento y 1.5 por ciento”, añadirá concluyente en sus primeras declaraciones como cabeza de la Academia.

Dr. Huníades Urbina durante su discurso en la ANM como nuevo presidente de la corporación
Acompañan al Dr. Huníades Urbina-Medina: Dr. Felipe Martín (vicepresidente); Andrés Soyano (secretario); Dr. José Manuel De Abreu (tesorero) y Dra. Enriqueta Sileo (bibliotecaria)

No, no se permitirá concesiones este día, y como siempre, optará por la franqueza aun a sabiendas de que alzará la voz desde el rol no ejecutivo pero de influencias del consultor. “Es que no puede uno edulcorar la realidad, lo que hay que intentar es cambiarla, aun cuando no sean favorables las circunstancias”, dice. Por otro lado, es día promisorio y así como sabe que le espera un “trabajón, algo a lo que jamás le he rehuido”, sonríe con toda la fuerza del gentilicio por su nombramiento; de Cabimas es el nuevo presidente de la Academia Nacional de Medicina; y parece contar con decididos apoyos en todo el país.

Una entusiasta ovación le daría la bienvenida en el Palacio de las Academias, ni se diga cuando termina su discurso en el Paraninfo. Su compromiso recién asumido es el nudo del acto que  inició en la mañana del 13 de junio con una misa cantada, con música de cuatros y maracas; que prosiguió con reconocimientos e imposiciones de botones a doctores y personal de la Academia, y con un tributo a la memoria de tres célebres médicos en el centenario de sus nacimientos: Otto Lima Gómez Ortega, Esteban Garriga Michelena y Rodolfo Selle Knauf y que cerró con un concierto del Orfeón Universitario que sigue celebrando sus ochenta cantando mejor, si es posible.

Procedimiento democrático y de pertinaz continuidad histórica, es decir, que de manera ininterrumpida se viene produciendo desde su fundación, el 11 de junio de 1904, la renovación de la junta directiva de la Academia —ahora con un equipo de 40 galenos y sus hombros, dispuestos a cumplir su cometido—, el juramento parece signado en esta ocasión por una efervescencia particular: la esperanza. Los vientos de cambio que soplan en el país en dirección al mejor norte circulan emancipados por el Palacio de las Academias, sede originalmente de la Universidad de Caracas, la después Universidad Central de Venezuela. Es decir, es un edificio que alberga como tradición aires libertarios en sus pasillos, salones, el patio reverdecido.

Tal vez resulte más que metafórico que el nuevo presidente de la Academia Nacional de Medicina sea pediatra: en tiempos espesos por decir lo menos es hora de velar por los dueños del futuro; el tiempo que nos queda es el que viene. Niños carentes, embarazo precoz, deserción escolar es el diagnóstico; y una población que se pretende infantilizada a la que se le intenta obligar qué creer, qué oír. “Sí, mareada con dádivas, desprovista y con necesidades de tal calibre que no está para disquisiciones, la familia se enfoca en satisfacer sus necesidades básicas, no otra es la prioridad”. A la baja calidad de vida, como respuesta, vida de caridad. “Son los retos, y tenemos que vencerlos”.

Siempre vinculado con la realidad y comprometido con la causa, afanado por saber y también por hacer, en su currículo el trabajo a favor de la medicina infantil, del diagnóstico oportuno, del tratamiento especializado para el que padece de cardiopatías o insuficiencias hepáticas o pulmonares, con un currículo de doctorados, y membresía en sociedades médicas locales e internacionales, escribiendo y suscribiendo comunicados de alerta, fundando instituciones y espacios para la vida, este triunfo es en realidad un paso más en el camino sin desvíos de esfuerzo y vocación.

De talante próximo, no desdice su cercanía la aparente circunspección del frac que impone la etiqueta y menos, por cierto, la consuetudinaria pajarita de los últimos años. “Los niños son curiosos, las corbatas no dejan de tentar a los más pequeños que las jalan o juegan con ellas, termina siendo la servilleta de las manitas endulzadas con residuos de chocolate, hace tiempo preferí cambiarlas por estos lazos al cuello que parecen más formales pero también más divertidos, a estas alturas ya son como un rasgo, gracias a ellos me reconocen de lejos”, hace chanza.

Pero es más que humor: ese reconocimiento de su capacidad empática podría servir para la construcción de puentes. Los que nunca ha dejado de intentar. “Hay que seguir propiciando reuniones. Las he tenido con todos los sectores, en cada documento producido por la academia se ha dicho que estamos a la orden para el trabajo en equipo. Un país no puede funcionar entre estancos, desde abismos”, dice quien fuera vicepresidente en la gestión que le antecede. “Toca hacer política, siempre es la forma insoslayable de resolver las cosas, política para debatir y acordar, política como forma de pensar y para producir ideas, política como acción, como gestión, como desarrollo de lo público y para construir república”.  Una con gente sana, tal la conquista. Mente sana en cuerpo sano, el célebre lema del poeta romano Décimo Junio Juvenal que no pierde vigencia desde hace veinte siglos.

Convocatoria que reunió al prelado y miembro de número de la Academia de la Historia, cardenal Baltazar Porras, al rector magnífico de la Universidad Central de Venezuela, Víctor Rago, a decanos y catedráticos de todas las universidades nacionales, miembros de sociedades médicas y directores de hospitales y clínicas, profesores e investigadores, y por supuesto, a la directiva saliente de la Academia encabezada por la doctora en Bioética Isis Nezer de Landaeta, concederán los presentes que el período en el que estuvo a cargo una mujer por primera vez en la historia de la academia fue, por esa y más razones, inédito. Descontando el esfuerzo por recomendar soluciones a los problemas diagnosticados y sus rojas estadísticas en tiempos de tapabocas, sumar, pues, la pandemia y sus coletazos, la dificultad de reunión y asimismo la reactivación para los encuentros científicos y humanísticos en salones que volvían a convocar luego de años de encierro.

Dra. Isis Nezer de Landaeta

Entre tanto que restaurar, un éxito, eso sí, las relaciones nunca truncas con otras academias. El fructífero contacto con la Real Academia de la Lengua Española y la publicación del Diccionario Panhispánico de Temas Médicos es un tanto a favor: “Durante diez años se recaudó información de términos y conceptos hasta que por fin pudimos ver cumplido este utilísimo proyecto”, ella invitada de honor a la cita de la presentación en Madrid, Nezer no será echada en falta, no del todo, en este espacio linajudo porque conserva su sillón como miembro de número, el 17; también coordinará de manera ad honorem los talleres y maestrías del Centro Nacional de Bioética en la Universidad.

En el acto, a quienes sí se les echó en falta fue a los tantos colegas que quizá, ojalá, pronto regresen: se contó en 30 por ciento la migración de galenos y 70 por ciento de enfermeras. Consolaría, a la vez, la grata compañía de los tantos libros rebosantes de iluminadas soluciones, los incunables con letras doradas, y los volúmenes de insoslayable consulta, así como los genios sembrados como bustos ceñudos en los pasajes del saber. Igual estarían en cada conversación los doctores ilustres que han tenido que ver con la historia de la medicina venezolana, como Luis Razetti, Francisco Antonio Rísquez o José Gregorio Hernández, entre los cientos de nombres que dan dignidad al foro con sólo citarlos. Todos comparecerían a esta suerte de imposición de aguas bautismales o de confirmación de que sí se puede.

Fue el día de San Antonio cuando, además de inicios y confirmaciones hubo también comunión: se compartió el pan del milagroso patrono como gesto de fe en lo que vendrá y para celebrar el suculento aniversario de la Academia que pudo ser una sociedad o colegiatura pero siempre, desde hace 120 años, es un referente de ética, una plaza abierta al debate sobre el ejercicio profesional y político en el país, y en el que sus miembros, todos, tienen claro que hay mucho por hacer y tantas ganas.

El Dr. Rafael Muci-Mendoza, académico, tuvo a cargo el discurso en homenaje a la creación de la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela
También se celebró la entrega del Premio José María Vargas al Dr. Aderito de Sousa y Dr. Nicolás Bianco Colmenares. Mención honorífica a la académica, Dra. Laddy Casanova de Escalona
Medalla Centenaria de la ANM fue impuesta a la Dra. Lilia Cruz por su vida de servicio a la corporación

Entre bastidores y armarios, a la vista también llamarán la atención aquellas piezas del instrumental antiguo, microscopios añosos y reproducciones que aluden por sus formas a diversos órganos vitales. Y sin duda un medio corazón o un corazón partido, a escala, así tan abiertamente expuesto para que pueda vérsele tal cual como es. Músculo que tanto nos da, que nos acompaña desde el génesis y hasta el final, parece latir allí, tan idéntico, en la repisa. Podría bombear, se intuye el pulso, aquello caliente que nos recorre, que nos delata.   

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Por: Faitha Nahmens Larrazábal, desde Caracas