Portada e ilustraciones/Libertad Tinoco
Wafi Salih (Trujillo, Venezuela, 1965), magíster en Literatura Latinoamericana en la Universidad de los Andes, investigadora y docente, es dueña de una prolífica obra escrita, como bien le gusta definirla, “con mano de mujer”.
En estos tiempos de pandemia, cuando la poesía tiene tanto que decir, volver sobre su Cielo avaro (antología del haiku 1985-2018), es un grato ejercicio evocador.
Cielo avaro fue editado por Zócalo Editores en Rubio, estado Táchira, Venezuela (2000), bajo el cuidado en el diseño, la diagramación y la edición por otro artífice de palabras poderosas, Adolfo Segundo Medina, quien describe de hermosa manera a la autora y a este libro que guarda poemas como vidas vividas:
Huésped del alba, A los pies de la noche, Caligrafía del aire, Cielos descalzos, Vigilia de huesos, Consonantes de agua, Honor al fuego, Sojam, Fadua, Zafa (Cuentas del sal) y Akbel, son los once libros que Wafi Salih nos entrega en esta antología del haiku, escritos entre 1985 y 2018, reunidos bajo el título de Cielo avaro que, contrario a lo que su calificativo expresa, pues el avaro atesora riquezas y no las comparte, este cielo de Wafi, construido con una constelación de poemas breves, nos obsequia, generoso, su fortuna espléndida a nuestra lectura.
(…)¿El haiku, diecisiete sílabas en tres versos así, cinco, siete, cinco? ¿Decir que su origen es japonés, que se deriva de la tanka que tenía cinco versos en dos estrofas, la primera de tres y la segunda de dos, que el kaiku es prácticamente el primer terceto de la tanka? ¿Qué ganamos con ello? ¿Que Tablada, el mexicano aquél, lo trajo y de ahí comenzó a expandirse en América latina? Bueno sí y…
Quizás haya muchos, en el universo poético americano, que hayan escrito tan breve que, por su misma brevedad, sus versos han desaparecido en el incendio del olvido.
El asunto es de mayor trascendencia y no tiene que ver con medidas y postulados originarios. El haiku de Wafi, si es que así debemos llamarlo, es ese estado del espíritu que capta, que captura la brevedad de la vida, que, cual proceso fotográfico, estampa cada instante del transcurrir del todo, cada latido de la existencia, fotograma que se desarrolla en sepia y que adquiere color y movimiento en el lenguaje, en el decirlo y nombrarlo.
Ese fulgurante momento de cada paso del tiempo lo atrapa Wafi y lo convierte en poema, diciendo lo que es en su justo momento”.

Sin más, compartamos algunos de estos momentos generosos que trae el haiku de Wafi Salih, un regalo para el espíritu:

Esta piedra igual a otra piedra igual a mí *** Sobre la arena hacen las caracolas tumbas de agua *** Humo de té en los ojos del viajero días lejanos *** ¡Ah girasoles! le restan oscuridad a esta noche *** Nieve y noche me guía el cielo por el sendero *** Noche helada el canto de la cigarra pleno de hastío *** Mientras duermo deletrea la noche el aguacero Todo muere sin embargo la aurora regresa siempre *** Junto a la noche en la casa abandonada espero el viento *** Pies desnudos la arena del camino cielos descalzos *** En una charca callan grillos y ranas el alba llega *** En la arena escriben mis pasos sol y agua *** Si yo pudiera la nieve de ese día borrar ahora *** Rostro de sol el amante en la noche iluminado De A los pies de la noche

Sobre mi tumba nace un poema perfuma la luna *** Refleja el mundo esta hoja que cae sin resistencia *** Noche infinita gemela a otras donde no estás *** Pompas de jabón mientras lavo los platos zurzo mis sueños *** Una mariposa en la puerta del templo abre el cielo *** Me estremece en esta fotografía la primavera *** La mariposa bate dos mitades de luz dos sombras De Caligrafía del aire

En el río los amantes desbordan la inmensidad *** El sol de hoy juega con las nubes de este poema *** Me detengo: contemplo las hormigas sobre mi sombra *** El humo del café calienta la madrugada del amante solo *** En tu rostro un temblor de lluvia deja la tarde *** Pájaro gris tienen prisa los años en tu plumaje *** Huele a jazmín el hueco de tu mano junto al espino De Vigilia de huesos

Amor de otoño se entrelazan las manos para el invierno *** Blancas tan blancas tus huellas en la nieve ángeles en fila *** Suspira por ti esta lluvia que cae menuda, lenta *** Trapeo mi casa detrás de las macetas resentimientos *** Toc, toc, mi corazón el paraíso en tus manos tras una puerta *** Sobre el tejado la desnudez de la luna ronronea el gato *** Llena de noche la chicharra canta ajena a todo En Honor al fuego
«Wafi Salih atraviesa el tiempo con su poesía, no se queda en el pasado ni se estanca en el presente.
Ella ha estado macerando su pensar y su sentir hasta conseguir una esencia que es calor y aroma, que es arquitectura del celaje y sonido de la inmensa quietud.
Todo vacío se distancia en sus poemas.
Todo vacío se llena.
Ella ha superado las normas y los esquemas. Se ha dedicado a sembrar la vida con esas semillas, que indefectiblemente germinan y brotan en el terreno sensible de quienes se asoman y la leen«
Wafi Salih: Todo el poder de iluminar, por José Pulido, en la presentación de Cielo avaro
