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Paul Alexander en su pulmón de hierro | Foto cortesía Wikipedia
Invito a mis lectores para que compartan este artículo sobre la vida de Paul Alexander en su pulmón de hierro, con sus hijos, nietas, sobrinos, en fin, con los jóvenes de su entorno

Por: Dra. Marta Illueca

La autora es médica pediatra e investigadora científica. Este artículo fue publicado de manera original en el diario La Prensa de Panamá, sección Opinión, el 7 de abril de 2024

En meses pasados he escrito en este espacio sobre la importancia de la ciencia y de la vacunación en la historia de la humanidad. Las vacunas han sido el arma más eficaz para combatir enfermedades mortales e incapacitantes como la viruela y la polio. Y creo que esta será la primera vez que escribo sobre un ser humano muy especial, cuya vida, fue un testimonio importante de los daños irreparables que causan enfermedades infecciosas como lo fue en sus días, la poliomielitis, mejor conocida como “la polio”.

El Sr. Paul Alexander, fallece el lunes 11 de marzo de este año en la ciudad de Dallas, Texas, a los 78 años, siendo el último sobreviviente de la polio en la era pre-vacunas con falla respiratoria. Paul vivió casi siete décadas dependiente de un pulmón de hierro, una maquinaria antigua que funcionaba a manera de ventilador. Su vida fue un testimonio admirable de la fortaleza de su espíritu, en contraste con la falla física de sus pulmones, a consecuencia del polio. Y para los que no tienen idea de qué es un “pulmón de hierro», hagan uso de su plataforma Google. Este aparato era un tipo de celda de metal, una prisión individual para los que dependían de su uso para sobrevivir.

Dicen los diarios de su ciudad natal, que Paul Alexander contrajo polio un día de verano, a la edad de 6 años. Aprendiendo a vivir en su prisión de metal, se auto-entrenó para respirar fuera de la máquina algunas horas al día.

Logró graduarse no solo de secundaria y bachillerato, sino también logró titularse abogado en la Universidad de Texas en 1984.  Sus compañeros de clase lo sacaban de su tanque y llevaban a sus clases por las pocas horas que su cuerpo toleraba el esfuerzo de respirar por sí solo. Su cuidadora lo asistía para su higiene, y para comer y beber.

Escribió un libro, “Three minutes for a dog” que significa dar “Tres minutos por tener un perrito.” Su inspiración fue una oferta de conseguirse una mascota a sus 8 años de edad, si lograba aprender a respirar por sí solo. En ese libro, Paul asegura que “la vida es una cosa extraordinaria, ¡no te rindas!” Y más extraordinario aún es que Paul, paralizado del cuello hacia abajo, escribió el libro maniobrando una pluma o lápiz con su boca.

La polio tuvo su pico epidémico entre 1940-1950 y fue causante de aproximadamente medio millón de muertes o parálisis infantiles por año. Afectaba primordialmente a la niñez pre-escolar y los daños al sistema nervioso eran usualmente de por vida. Azotó varias regiones del mundo incluyendo las grandes potencias. En EE. UU., el expresidente Franklin Delano Roosevelt fue víctima de la polio, y solía cubrirse con grandes mantas en las fotos para no revelar su necesidad de una silla de ruedas.

El triunfo de la ciencia sobre los estragos de esta enfermedad se debió al desarrollo de la vacuna contra el virus del polio en 1953 por el americano Dr. Jonas Salk. Al presente, se han erradicado dos de los tres miembros de la familia del poliovirus. La enfermedad es ahora infrecuente, y lo será mientras se mantengan los programas de vacunación.

Esta fue la estrategia de salud que finalmente controló la enfermedad en el mundo, en gran medida gracias a los esfuerzos del Club Rotario (Rotary International) que, por más de tres décadas, batalla junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC), el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la fundación de Bill & Melinda Gates y la Alianza para la vacunación GAVI. Desde 1979 Rotary International emprendió su primer proyecto en las Filipinas, y contribuye a disminuir los casos de polio en 99%.

La humanidad avanza a pasos gigantescos y todos nos vemos obligados a marchar al paso de los adelantos tecnológicos. Sin embargo, a pesar de los milagros de la ciencia médica en desarrollar vacunas que han erradicado enfermedades como la polio y la viruela, aún existen detractores de las verdades científicas.

Invito a mis lectores para que compartan este artículo sobre la vida de Paul Alexander en su pulmón de hierro, con sus hijos, nietas, sobrinos, en fin, con los jóvenes de su entorno. ¿Y por qué no? Vayan juntos a la plataforma “Google” y escriban tres palabras… “Paul Alexander Polio” o “Club Rotario Polio” y eleven un pensamiento de agradecimiento a los científicos y científicas que siguen luchando contra las enfermedades mortales que aún nos acechan, abriendo caminos de prevención en pro de la salud de nuestras futuras generaciones.

Por: Dra. Marta Illueca