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La fundación e inauguración el 3 de julio del año 1949, de la sede del Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Ciudad Universitaria de Caracas, “Dr. José Antonio O’Daly” (IAP), llamado como su fundador, el ilustre patólogo valenciano, desde el 8 de julio de 1996, constituyó, la primera institución especializada en Anatomía Patológica en Venezuela.  El día 12 de enero del presente año (2024), la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela celebró la reactivación del posgrado de Anatomía Patológica que se impartirá en el Instituto Anatomopatológico

Por: Claudia Antonieta Blandenier Bosson de Suárez Rengifo

La autora es profesora titular. Facultad de Medicina. Universidad Central de Venezuela. Individuo de Número Sillón XXI. Academia Nacional de Medicina.

Resumen

El Instituto Anatomopatológico «Dr. José Antonio O’Daly» (IAP) es un organismo universitario integral con funciones asistenciales (biopsias, citologías y autopsias), docentes de pre y posgrado e investigación.

En su sede reside también el Instituto de Inmunología y la Cátedra de Anatomía Patológica de la Escuela Luis Razetti de la Facultad de Medicina. UCV. Los docentes que han contribuido al desarrollo del IAP, constituyen cuatro generaciones de patólogos quienes fueron los continuadores de la labor del fundador, Dr. José Antonio O’Daly Serraille y de los cofundadores. Desde 1959 hasta el año 2018, se impartía docencia de posgrado y sus discípulos ejercen en todo el territorio nacional y a partir del año 1992, el IAP, es el único Centro de Referencia Nacional en Patología. En esta narrativa, se hace un corto recordatorio sobre los primeros setenta años de su funcionamiento, los cuales fueron de brillante actuación de sus profesores y empleados. Se narran y analizan las causas remotas y actuales, las cuales condicionaron el declive lento y progresivo de las funciones de esta institución durante 13 años, hasta culminar con su cierre total en el año 2019.

Introducción

 La fundación e inauguración el 3 de julio del año 1949, de la sede del Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Ciudad Universitaria de Caracas, “Dr. José Antonio O’Daly” (IAP), llamado como su fundador, el ilustre patólogo valenciano, desde el 8 de julio de 1996, constituyó, la primera institución especializada en Anatomía Patológica en Venezuela, así como, su único centro de referencia nacional desde 1992.

El Instituto fue, además, el centro por excelencia de la formación de más de un centenar de anatomopatólogos, quienes ejercieron y ejercen la Patología, en todo el ancho del país desde hace más de 70 años. Podemos asegurar que el IAP, fue una sólida institución al servicio de la salud, docencia universitaria y de investigación en nuestro país.

El Dr. O’Daly Serraille, fue quien suscribió todos los documentos relativos a la fundación y organización del Instituto y contribuyó al desarrollo de la Anatomía Patológica moderna en Venezuela, formando parte de la generación de patólogos insignes, quienes sentaron las bases de su organización para transformarla en una especialidad al servicio de los pacientes (1-3).

 Es importante recordar que la entrega del edificio sede del IAP, el 5 de julio de 1949, no fue completa, faltaban los llamados sótanos y la parte alta de los mismos, donde estaban instaladas las oficinas de los ingenieros que construían otras obras universitarias como, el Hospital Universitario de Caracas. Se prometió que estas dependencias serían entregadas al IAP, al ser desocupadas. Contrario a lo prometido, fueron solamente recuperados los locales superiores, quedando los sótanos en manos del Decanato. A pesar de una serie de gestiones de parte de los directivos del IAP, los sótanos fueron reintegrados temporalmente, durante la dirección del Dr. José Ángel Suárez R, para ubicar en ellos el archivo general del IAP. Posteriormente estos locales fueron concedidos al Instituto de Inmunología, donde funciona aún hoy en día, esta institución universitaria.

En los inicios de las funciones del IAP, el Dr. O’Daly fue secundado, por sus exalumnos del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Vargas, los Dres. Alberto Angulo Ortega, Leandro Potenza M, Armando Domínguez Capdevielle, Blas Bruni Celli, Darío Lozano, María Rivas Roz, Jack Castro Rodríguez y muy especialmente por los Dres. Luis Manuel Carbonell Parra y Rudolf Jaffé, quienes además impulsaron la instalación del primer posgrado de Anatomía Patológica en el país en el año 1959 (4-8). Las funciones asistenciales del IAP (autopsias, biopsias y citologías), durante más de 7 décadas, fueron importantes para el funcionamiento del Hospital Universitario de Caracas y para otras instituciones de la Salud del país.

Las investigaciones científicas y docentes de posgrado, dejaron un importante legado documentado para las futuras generaciones de patólogos, incluyendo la fundación de la Sociedad de Anatomía Patológica en sus predios.

Como una herencia más, en su sede quedaron importantes obras tal como: museos y colecciones de piezas anatómicas con patologías importantes, material biológico de autopsias y biopsias documentados y archivados adecuadamente en una sección especial, una biblioteca especializada, sin contar un microscopio Electrónico Hitachi-500, y casi un centenar de microscopios fotónicos entre otros aparatos e insumos propios de los laboratorios de Técnica Histológica (9-12).

La formación de médicos anatomopatólogos, aseguró la permanente atención médica de toda la población a través del estudio de las biopsias, citologías y demás investigaciones, incluyendo las autopsias médicas y forenses.

En el IAP se practicaron autopsias de personajes importantes del mundo político y académico, como la autopsia, el embalsamiento y la mascarilla de la faz del expresidente Eleazar López Contreras. Como toda institución docente, asistencial y de investigación de envergadura, su desempeño fue complejo, integrado por un grupo de especialistas experimentados, quienes funcionaron en grupos y constituyeron las secciones especializadas en varios tópicos patológicos.

Las secciones de patologías especializadas, fueron únicas en el país donde se formaron los especialistas que hoy, están ejerciendo en los diversos laboratorios de Patología del territorio nacional, muchos de los cuales, les concedieron continuidad a varios tipos de patologías especiales al retirarse sus profesores.

A partir de la jubilación del Dr. O’Daly en 1968, le sucedieron en la dirección de la institución, dos de sus exalumnos y la de un colega contemporáneo. Después de una intervención técnica de la Facultad de Medicina a causa de una crisis institucional administrativa, se sucedieron cuatro direcciones, durante las cuales el IAP, presentó un auge de sus funciones no solo científicas, sino también en la formación de patólogos, quienes fueron en el devenir los sucesores de sus maestros en las varias especialidades de la Patología no solo en el IAP, sino también en todo el país. Es de recalcar que muchos de ellos tuvieron una repercusión internacional (13).

La decadencia del IAP, en las dos últimas décadas, se fue desarrollando poco a poco, desde el año 2006. Durante este período, el país presentaba varios problemas generales de índole políticos, sociales y económicos, que afectaron todas las instituciones nacionales, principalmente por la falta de presupuesto.

En varias instituciones universitarias y educacionales del país, la jubilación o retiro de varios investigadores y de otros funcionarios, fue una de las causas más importantes que dispararon el disfuncionamiento institucional.  El IAP no escapó de esta situación, de tal manera que su funcionamiento administrativo se vio afectado, y además agravado por la inseguridad en sus predios. Para esa época, se habían registrado varios atracos, hurtos y desfalcos en el Instituto, con una terrible consecuencia por la pérdida importante del arsenal de aparatos e insumos entre otros. Esta situación, se acrecentó progresivamente durante las últimas direcciones, como se esperaba en el contexto político, social que persistía y, sobre todo, por el grave problema económico del país.

Lamentablemente, a partir del año 2018, no se han reanudado los posgrados y actualmente (2023), el IAP está técnicamente cerrado y en proceso de remodelación física por la intervención del estado.

 He denominado este período de declinación, como el “ocaso del IAP”, pero otros docentes e investigadores, testigos de su decadencia lo han denominado como “desastre y agonía” del IAP.

En su trabajo, “Historia y no es ficción, el Dr. Jorge García Tamayo, investigador y exdirector del IAP, describió gráficamente la situación caótica de la institución como la Crónica de una muerte anunciada, como el nombre de la novela de Gabriel García Márquez.

Según el Dr. García, el desmantelamiento continuo y progresivo al que fuera sometido el IAP de la UCV en este siglo XXI, terminaría tras innumerables desastres delictivamente provocados, caracterizados por robos, incendios y hasta un espantoso y cruel asesinato. Para al final, trasformar aquella institución de prestigio internacional que fuera el Centro Nacional de Referencia en Anatomía Patológica, en un cascarón vacío y abandonado que existe como lo que ha quedado de sus instalaciones, una institución ya técnicamente cerrada. Sucede que aquí, hoy día, sin llegar aún a la trama de novela policial, la acción central, los protagonistas, el escenario y las circunstancias que se viven en el Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Universidad Central de Venezuela por lo cruel, cruento e insólito de la historia y dado lo grotesco de lo que sucede, me ha llevado a pensar, no en una novela policial sino en una de las sangrientas tragedias de Shakespeare” (14).

También esta situación general, afectó el ejercicio de la Patología Nacional. Desde el año 2007, se había agudizado la crisis en los servicios de Anatomía Patológica de los hospitales de Caracas, época en la que se ordenó la reestructuración de los centros de salud. Enrique López Loyo, patólogo, expresidente de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica, explicaba que, con las reparaciones de los edificios, los primeros afectados fueron los departamentos de Patología, siendo una de las principales razones por la cual, las autopsias clínicas prácticamente estaban desaparecidas en Venezuela, desde esa época. Decía: «Aquí, por la necesidad, las autopsias médico-legales son las únicas que se hacen»(15).

Formación nacional de patólogos. Pasos previos a los estudios de posgrado en Anatomía Patológica

Antes de la creación oficial de los postgrados en Venezuela ubicados en el Instituto Anatomopatológico “Dr. José Antonio O’Daly” de la Ciudad Universitaria de Caracas en 1959, un grupo de patólogos comenzaron su formación en el Laboratorio del Dr. José Gregorio Hernández en la Universidad Central de Caracas y luego en el Hospital José María Vargas de la misma ciudad. Algunos patólogos en ciernes, culminaron su formación en el extranjero. Posteriormente, en el Laboratorio del Hospital Vargas, alrededor de los Dres. José Antonio O’ Daly y Rudolf Jaffé, se formaron los 13 primeros patólogos formales anteriormente mencionados.

Una historia breve sobre los proyectos del primer posgrado de Anatomopatológica en Venezuela

            El médico que fundó el primer laboratorio de Técnica Histológica, Bacteriología y Medicina Experimental en la Universidad de Caracas (1891), fue el Dr. José Gregorio Hernández Cisneros (16). Por esta circunstancia, se considera al Dr. Hernández, como el primer Histopatólogo y patólogo venezolano.

En ese laboratorio, el Dr. Hernández enseñó a todos sus discípulos la Técnica Histológica, Histología, Embriología y la Histopatología sin contar la Bacteriología y Fisiología Experimental.

Uno de sus alumnos más destacados, fue el Dr. Felipe Guevara Rojas, quien completó su formación en el exterior y obtuvo el Diploma de Anatomopatólogo. Al fallecer prematuramente de fiebre tifoidea, el Dr. Guevara fue suplido por los Dres. Jesús Rafael Rísquez y Jesús María Romero Sierra. Ambos, también discípulos de Hernández, completaron su formación como patólogos en Francia.

Rísquez publicó numerosos trabajos de Anatomía Patológica y dictó clases de esta materia en 1910 y 1912. Uno de sus discípulos, fue el joven José Antonio O´Daly Serraille, quien se encargó del laboratorio del Hospital Vargas en 1931. Una vez jubilado el Dr. Rísquez, el Dr. O’Daly fue nombrado como jefe del servicio y Cátedra de Anatomía Patológica a partir del año 1937.

Desde este momento, el Dr. O’Daly, se dedicó a la formación de patólogos. Su preocupación por esta labor, se expresó en varias de sus cartas,” La experiencia ha demostrado que ese es el único medio de hacer patólogos para que en el curso del tiempo vayan remediando el agudo problema nacional de la escasez de patólogos” (17). Los primeros patólogos que se formaron en el Laborario del Hospital Vargas de esta forma, se desempeñaron como profesores en la Cátedra y Servicio de Anatomía Patológica y son considerados como la plataforma de la Patología Nacional.

Diligencias oficiales preparatorias para la institución oficial de los postgrados de Anatomía Patológica en Venezuela

En general, los planes de docencia de los postgrados en las diferentes especialidades médicas, nacieron de las nuevas necesidades y reformas del despacho del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), a partir del final de la década del 40, en su lucha contra el cáncer a escala Nacional.

Por ser la Anatomía Patológica indispensable para la prevención y diagnóstico de las enfermedades, especialmente de las cancerosas, se propuso primero, la instalación del posgrado de Anatomía Patológica. 

Desde el punto de vista sanitario, se consideraba que existía la necesidad de los requerimientos de una campaña del alcance sanitario nacional. De esta manera, en la Asamblea General Ordinaria de la Federación Médica en el estado Trujillo (1958), se nombraron comisiones programadoras para la formación de los posgrados en Venezuela.

Con el visto bueno de las autoridades de la Facultad de Medicina de la UCV, se programó el primer posgrado de esta especialidad en Venezuela. En el mes de agosto del mismo año, se publicó el Folleto Informativo del Curso de postgrado de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina y de la Escuela de Salud pública, el cual contenía el Pensum y programa (18,19).

Anteriormente, una vez inaugurado el Instituto Anatomopatológico (IAP) en 1949, el director, Dr. O’Daly en el Proyecto de Presupuesto de 1954, había presentado ante las autoridades de la Facultad de Medicina, el propósito de la creación de una Escuela de Especialización de postgrado, la cual tenía tres propósitos principales: a) Formación de patólogos b) Cursos de perfeccionamiento del personal c) Investigación en general d) Seminarios y Conferencias.

Una vez que comenzaron en 1956 las funciones asistenciales del IAP, el Dr. Carbonell convocó a los estudiantes de medicina, para asistir y ayudar a las tareas a los pocos residentes y docentes que allí laboraban.

De esta manera, el Dr. Carbonell logró captar varios jóvenes médicos para su formación como anatomopatólogos.

En 1957, entraron como residentes del IAP, los recién graduados: Francisco Dulcey y luego, José Ángel Suárez Rengifo.

Al año siguiente entró el Dr. Pedro Grases Galofré y el Dr. Walter Wessenberg (1958).  A partir del año 1958, los directivos del IAP, solicitaban nuevamente a las autoridades de la Facultad de Medicina, el establecimiento de una Escuela de especialización de postgrado, ya que el IAP como Instituto universitario, tenía entre sus obligaciones principales, la formación de personal formalmente preparado.

El primer posgrado universitario comenzó en el año 1959 con 12 integrantes becados por la Escuela de Salud Pública (1959-1962), siendo sus profesores los Dres. O’Daly, Luis Carbonell, Alberto Angulo, Armando Domínguez, Enrique Merino Eugercios (1963-1965) y Rudolf Jaffé.

Fue contratado el microbiólogo Ladislao Pollak para la asignatura de Microbiología. De tal manera que podemos confirmar que la presencia del primer posgrado de Anatomía Patológica fue producto de una acción mancomunada entre el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social a través de la Escuela de Salud Pública (para las becas), la anuencia de la Sociedad de Anatomía Patológica y la voluntad férrea del Dr. O’Daly y de sus colaboradores.

Los posgrados continuaron sucesivamente hasta el año 2018. En 1968, después de la jubilación del Dr. O’Daly, le sucedieron dos de sus exdiscípulos en la dirección: los Dres. Alberto Angulo Ortega y el Dr. Armando Domínguez Capdevielle. Posteriormente, la dirección, fue ocupada por un patólogo formado en EUA, el Dr. Alberto Rivero Vásquez, exdirector de la Cátedra de Histología de la Facultad de Medicina.


 Después de esta dirección, a raíz de una intervención de la Facultad de Medicina causada por una crisis administrativa, comenzó un período de solidez institucional, y sobre todo de un auge de la investigación. Se sucedieron cuatro direcciones que se destacaron por una gran productividad científica, asistencial y docente, las cuales convirtieron a la institución en el Centro de Referencia Nacional en Patología.Hasta el año 1998, las funciones del IAP, eran óptimas, aunque con algunas dificultades que se perfilaban por la situación social y económica del país (20). Figura 1.

Período del ocaso del Instituto Anatomopatológico (2006-2022). Condiciones generales del país y de la Universidad desde 2013. Deterioro de las funciones y de la infraestructura de los Institutos de la Ciudad Universitaria de la Facultad de Medicina. (UCV). Tiempos de crisis institucional

Los problemas administrativos, particularmente, los de tipo económico, aunados a varios factores negativos tales como: la salida de varios docentes e investigadores importantes, técnicos histólogos entre otros, y sobre todo por la situación de inseguridad del ambiente del IAP, se presentaron progresivamente.

En la década del 2000, el año 2006, marcó una línea de comienzo de esta situación hasta agravarse en el año 2018 y luego con el colapso total al año siguiente, en 2019.

En la prensa se leía “en los últimos años, la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y los diferentes institutos que hacen vida en ella, no solo se han visto comprometidos por la falta de insumos, los problemas infraestructurales y las limitaciones presupuestarias, sino también por la inseguridad que envuelve a la universidad, lo cual ha mermado la atención médica que brindan al país” (21).

Las autoridades de la Facultad de Medicina de la UCV, consideraron que desde el año 2014, varios institutos de Investigación, docencia y asistencia, que están ubicados en la ciudad Universitaria desde las décadas del 40-50, presentaban problemas infraestructurales, los cuales no habían sido resueltos por falta de presupuesto.

Esta problemática incluía, el descuido del mantenimiento de muchos equipos, por no decir que casi todos. Como consecuencia de esta situación, varios institutos, declinaron progresivamente en su funcionamiento como sucedió en el Instituto Anatomopatológico.

En el IAPeriódico del mes de abril del año 2013, pequeño medio de comunicación de la comunidad de la institución, la Sra. Paula de Pinto esposa del director Dr. Pinto, editora de ese periódico, escribió un artículo intitulado “Medio ambiente deplorable”. Donde ella cuestionaba el personal preguntándole si realmente se quería al Instituto. Describía que sus espacios estaban abandonados, llenos de basura, sus preciosas flores ya no existían y no había personal para el mantenimiento de los jardines ni espacios. Hoy, decía, indigentes duermen en sus espacios y la basura que producen están diseminadas, -urinario público y más…. Pero no son vistas… ¿A quién compete este reclamo que sentidamente asumo? Duele”. La Sra. Paula (Panina para nosotros) de Pinto nunca se imaginó que cuatro años después, sería víctima de estos descuidos (22).

Esta situación fue posteriormente planteada por la directora Orellana en la sesión del Consejo de Facultad, donde recordó el grave problema de filtración de agua que afectaba la sección de Inmunología y solicitó un operativo urgente de limpieza del IAP, inclusive al estacionamiento de la capilla del HUC, donde había una gran cantidad de basura (botellas de bebidas alcohólicas, papel higiénico entre otros desechos no menos desagradables). En esta ocasión, el Departamento de Mantenimiento del HUC, manifestó su positiva respuesta para la realización de este operativo (23).

Déficit de insumos. Falta de presupuesto

En una extensa declaración que la coordinadora administrativa de la Facultad, profesora María Virginia Pérez de Galindo, dio a una delegación del IAP, que reclamaba la falta de insumos en esa institución, la explicación del problema, el cual esencialmente se debía a la falta de presupuesto. En esta exposición, se conocieron los pormenores del manejo del presupuesto de la Facultad de Medicina y las razones de su deficiencia.

Ella decía “a pesar de que los institutos generan ingresos propios, estos recursos vienen distribuidos de una forma presupuestaria que es entregada con un año de anticipación. La situación que vivimos en este momento está así, porque no hay insumos en el país, y los costos de la inflación han hecho que los presupuestos se queden cortos con relación a las necesidades. Estamos trabajando urgentemente pidiendo una orientación legal, para acometer la compra de los insumos que se necesitan de una forma expedita y estamos a la espera de esa respuesta.

Pero nosotros consideramos que la situación se agravará cada vez más porque los insumos son cada vez más escasos y los costos más altos.

Los ingresos propios de la facultad, por concepto de servicios y trámites administrativos, son exiguos. Hasta el 31 de julio, la institución apenas había generado 14.341 bolívares soberanos, un monto insuficiente para cubrir ni si quiera los gastos de papelería. La Dra. Galindo seguía explicando que el déficit de recursos se acentuaba en un momento en el que todas sus estructuras requerían mantenimiento para la corrección de filtraciones, impermeabilización de techos, acondicionamiento de baños y reparación de tuberías. Todos esos problemas económicos quedaban retratados en los institutos más importantes, entre los que destacaban el edificio del Instituto de Medicina Tropical y el Anatomopatológico”. En 2017, el presupuesto asignado a la investigación se redujo en un 75,0% y las líneas de investigación se redujeron a la mitad. Esta situación económica y social se ha mantenido hasta nuestros días (2023) (24).

 

           Se recordaba que el IAP, por su ubicación, dependía de la Universidad, pero estaba subordinado al Ministerio del Poder Popular para la Salud, razón por la cual, la institución no escapaba a los déficits de presupuesto para la investigación y además cobraba poco por los servicios de citologías y biopsias. Según las declaraciones del administrador Rodolfo García, del Instituto Anatomopatológico en aquel entonces, se especificaba:” el instituto presta servicio al público y cuenta con reconocimiento nacional e internacional por sus investigaciones, su calidad docente y su servicio a la ciudadanía. Actualmente, una citología tiene un precio de 7 mil bolívares, lo cual resulta sumamente accesible para cualquier venezolano, mientras en clínicas privadas los costos no bajan de 25 mil bolívares”. García decía “logramos atender máximo 600 casos mensuales, lo cual estimaría un máximo anual de 7 mil pacientes, cuando hace 5 años teníamos un estimado de 17 mil pacientes anuales”. Traemos a colación, unas declaraciones del Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Emigdio Balda, las cuales, en realidad, eran, una denuncia. En noviembre de 2018, el Decano decía: “solo en 2017, el presupuesto asignado a las investigaciones se redujo en un 75,0 % y las líneas de investigaciones se redujeron a la mitad (25).

Retiro de personal docente, administrativo y de servicios

La Asamblea Nacional, el día 25 de octubre de 2013, había declarado la emergencia humanística compleja que, afectada todo el sector educativo nacional, incluyendo el sector universitario de acuerdo con la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV).

Esta declaración significaba una intervención de todas las instalaciones educativas del país (26). En el IAP, las tres últimas directoras, se enfrentaron con este problema a partir de 2013, con el retiro y jubilación de muchos jefes de las secciones de patología especializada, técnicos Histólogos y otros del personal administrativo, problema que se acentuó en el año 2019.  Cinco años después, el 6 de noviembre de 2018, las autoridades de la Facultad de Medicina, aseguraban que existía “un problema estelar en una institución (se refería a la Facultad de Medicina) que representaba el 50,0 % de la Ciudad Universitaria: de 730 profesores que tenía, 325 habían abandonado la institución desde el año 2017”. Se consideraba que la causa de este hecho, era la falta de presupuesto.

Instituto Anatomopatológico. Evolución de las secciones de Patología especializada y declive de sus funciones asistenciales y de investigación

Después de más de 50 años, las secciones de patología especializada en el IAP, sufrieron cambios no solo en su planta física, sino también en su organización.  El hecho más significativo fue una notable disminución del personal, docente y de servicio. Muchas secciones pequeñas desaparecieron al retirarse parcial o totalmente los profesores que las habían fundado y desarrollado, como sucedió con las secciones de Genética, Microbiología, Dermatopatología entre otras, las cuales funcionaron muy poco tiempo. Por ejemplo, la sección de Inmunopatología dirigida por la Dra. Moravia Rodríguez (1968), fue reemplazada por el Dr. Manuel Henríquez por un corto tiempo.

La continuidad de las secciones dependía en gran parte, de la voluntad de los patólogos graduados en el IAP, profesores abnegados, quienes consideraron continuar con la labor de sus maestros en condiciones económicas desfavorables como sueldos universitarios bajos y otras condiciones desfavorables. La jubilación de varios investigadores importantes a partir del año 1998, fue el comienzo de la disminución real de las actividades asistenciales, docentes y científicas en esta institución.

El Departamento de Investigación fundado por el Dr. Jaffé en 1954, secundado por el Dr. Bela de Gavaler, sufrió con el tiempo, importantes cambios.

En un principio, la Sección de Neuropatología bajo la dirección del Dr. Armando Domínguez, asumió la más importante línea de investigación experimental del IAP e inició el estudio ultraestructural y la histoquímica, conjuntamente con el Dr. Jaffé y acompañado temporalmente por el Dr. César Alemán de la Cátedra de Anatomía Patológica (27).

Para la década del setenta, en 1976, entró en escena un notable investigador, el Dr. Jorge García Tamayo, neuropatólogo formado en los Estados Unidos, quien instaló en el IAP, un moderno microscopio Electrónico de transmisión, el cual aún persiste en la institución.

Durante más de dos décadas, el Dr. García Tamayo desarrolló la investigación en varias líneas, pero quedó atrás, la patología experimental.

En la década del 80, el bioterio quedó eliminado por varios problemas entre ellos, el económico y el desuso. Por otra parte, la inmunohistoquímica, iniciada por el Dr. Jesús González Alfonso, fue desarrollada por la Licenciada Saudy de García y por el Dr. García Tamayo, quien la trasmitió a varios discípulos.

La jubilación del Dr. Jorge García Tamayo en el mes de enero de 1998, precipitada al enfermar de cáncer su esposa, marca el comienzo de una decadencia científica (28).

Además, aunado a su situación personal, ocurrieron unos acontecimientos accidentales en la Sección de Inmunohistoquímica que él dirigía, los cuales fueron resueltos de manera inconsulta por parte de la dirección. Después de una intensa y productiva gestión, podemos asegurar que la jubilación del Dr. García Tamayo, contribuyó a una pérdida de la fuerza y de la frecuencia de los trabajos científicos producidos en el IAP. 

Habían pasado 34 años de su trabajo intenso en asistencia, docencia y sobre todo en investigación, en el IAP.  Al retirarse el Dr. García Tamayo, la sección fue dirigida por la Dra. Céspedes secundada por su adjunto el Dr. Alipio Hernández, exalumno del IAP, quien al regresar a su tierra natal (Estado Lara), fue sustituido por la Dra. en Biología, Fanny Carreño.

Las últimas Direcciones del Instituto Anatomopatológico (2002-2018).

Durante este período que podríamos llamar de “ocaso definitivo” del IAP, se sucedieron cuatro direcciones ocupadas por dos exalumnas de posgrado de la tercera generación y la neuropatóloga, doctoras Gishlaine Céspedes Caravaca (2006-2011), María Eugenia Orellana Torres de Alfonso (2011-2015), Alicia María Machado Rivas (2015-2018) y nuevamente, la Dra. Céspedes (2018-2022).Figura 2.

Dirección de la Dra. Ghislaine Céspedes (2006-2011)

El nombramiento de la Dra. Gishlaine Céspedes, como directora del IAP, fue sugerido por votación en la Asamblea de Profesores el día 23 de febrero de 2006, en sustitución del Dr. Atahualpa Pinto.  Dra. Gishlaine Céspedes neuropatóloga exdiscípula del Dr. Armando Domínguez, con ella se cierra la segunda generación de anatomopatólogos en la dirección de esta institución y se inicia un nuevo período histórico desempeñado por la tercera generación de patólogos.

Cuando la Dra. Céspedes tomó el mando del IAP, la organización estaba estructurada de tal manera que el funcionamiento se mantuvo igual que durante la dirección anterior del Dr. Atahualpa Pinto. El IAP estaba organizado en las Divisiones de Investigación, de Salud, Formación de Recursos Humanos y en las Unidades Administrativas, de Servicios, Académica y Asistencial. Para este período de dirección, las secciones, estaban dirigidas por patólogos experimentados.  

Uno de los objetivos de esta dirección, fue solicitar en el año 2009, a las autoridades de la Facultad de Medicina, asignar el nombre “Dr. Alberto Rivero”, a la Biblioteca del IAP, considerando que el Dr. Rivero Vásquez, había fundado y organizado en forma eficaz y moderna esta dependencia durante su dirección. Esta solicitud no fue concedida inmediatamente sino solo fue realizada posteriormente en el año 2014 bajo la dirección de la Dra. María Eugenia Orellana.

En el año 2011, la directora y el Consejo Técnico intervinieron en forma inconsulta a la Sección de Patología cardiovascular, lo que ocasionó el retiro de la Dra. Claudia de Suárez del IAP, quedando encargadas de la misma, sus discípulas, la Dra. Leticia Hamana Soto, las Dras. María Alejandra Ruiz y Marihorgen Pérez por el servicio de Cardiología del HUC.

El retiro de la Dra. Suárez también fue otra de las causas de la disminución de proyectos y trabajos de Patología Cardiovascular. Para el momento del retiro de la Dra. Suárez, se habían publicado más de 100 artículos en revistas nacionales e internacionales sobre la materia y más de 180 presentaciones en Congresos etc. sin contar el museo de más de 900 piezas con patología congénita y adquirida cardiovascular. Posteriormente, hubo una avalancha de retiros y jubilaciones del IAP.La sección de Patología Digestiva dirigida por la Dra. María Elena Ruiz, también quedó vacante ese año.

Igualmente, se produjo un gran vacío en la producción científica de Patología Digestiva y Hepática. Igualmente se recuerdan los retiros de los Dres. Nicolás Salazar hematopatólogo, Iraida Daboin nefropatóloga, Alipio Hernández de la Sección de Inmunohistoquímica y la Dra. Miriam Naranjo de Gómez, quien dirigía la Sección de Ginecopatología.

De tal manera que, durante esta dirección se produjo una ausencia progresiva de varios patólogos investigadores, quienes habían mantenido el tono asistencial, docente y científico de la institución muy alto. Esta situación interna sucedía en un país con un clima social, económico y político difícil y la producción científica que era uno de los objetivos principales de la institución, como la de todos los institutos Universitarios, fue mermada considerablemente.

Dirección de la Dra. María Eugenia Orellana Torres (diciembre del 2011-mayo del 2015)

En diciembre del año 2011, después de más cinco años de dirección, la Dra. Céspedes entregó el mando del IAP, a la Dra. María Eugenia Orellana Torres, jefa de la Sección de Oftalmopatología.

La Dra. Orellana con el Consejo Técnico del IAP, actualizó el organigrama de la institución,  y dentro de los objetivos a realizar se mencionaban: solicitar al Ministerio de Salud, al Hospital Universitario y a la Universidad Central de Venezuela, nuevos cargos de patólogos; implementar la carnetización  del personal, reforzar la seguridad de la sede , realizar una propuesta para el Proyecto de Cableado Estructurado, así como mejorar las condiciones de Higiene y bioseguridad en las salas de biopsias, autopsias  y del área de recepción del material. Igualmente, otros objetivos de la dirección eran implementar las compras del material centralizadas, crear un Comité de Bioética del IAP, mejorar la relación del Instituto con la Cátedra de Anatomía Patológica que funcionaba en la misma sede y regularizar la publicación interna del IAPeriódico para su administración en la Facultad de Medicina. En el año 2013, se comprobó que el funcionamiento asistencial del IAP seguía su marcha normal y un informe reveló que entre los años 2012 y 2013, se habían procesado en el IAP, 13.500 biopsias y 10.550 citologías, lo que representaba un trabajo excelente de parte de los patólogos y técnicos.

Según los informes de la nueva directora, los estudios anatomopatológicos más solicitados eran las citologías, particularmente del aparato genital femenino y entre las biopsias generales, apéndice cecal, colon, y útero.

Sin embargo, aun cuando la investigación había disminuido notablemente con el retiro de los patólogos de la segunda generación, la formación de los patólogos jóvenes continuaba siendo reconocida por la Facultad de Medicina, en los Cursos de Ampliación en las especialidades de: Nefropatología, Neuropatología, Ginecopatología, Citopatología, Cardiopatología, Patología del tubo digestivo, Patología Osteoarticular, Patología Linfohematopoyética y Oftalmopatología.

A pesar de este panorama aparentemente normal, la nueva directora se enfrentaba a problemas infraestructurales que tenía que resolver sobre la marcha tales como la remodelación de la sala de autopsias para su reapertura, renovación del mobiliario en la residencia de posgrado del primer año y lo más importante e inmediato, realizar la impermeabilización de las áreas de recepción y hall del Instituto. También era un grave problema la deficiente conexión telefónica por falta de mantenimiento, así como la dotación insuficiente de aparatos telefónicos.

La directora comprobó fallas en el mantenimiento de espacios tales como el área de recepción de material, la sala de biopsias, la sección de fotografía, el comedor, entre otras dependencias menores. Igualmente, era imperante la reparación de los aires condicionados en la sala de conferencias (Salón E),la sala de biopsias y la  sección de Citopatología.

Para completar el panorama del deterioro de la sede, en el mes de junio de 2012, la Dra. Orellana se encontró con una situación particularmente difícil, cuando comprobó que los roedores se habían reproducido tanto, que se habían comido una gran parte del material archivado en el sótano del edificio. A raíz de este hecho, ella solicitó ayuda a las autoridades de la Facultad para fumigar las instalaciones del IAP. La justificada preocupación de la directora se basó en la gravedad de este suceso y su consecuencia para la memoria de la institución, ya que el archivo del material de biopsias y autopsias constituía un importante legado orgánico, que serviría en un momento dado, para clasificar, ordenar, publicar y conservar material como testimonio de las enfermedades estudiadas en los pacientes del Hospital Universitario de Caracas.  

Por otra parte, conociendo los problemas que se presentaban en el IAP, los puntos más resaltantes del plan para el trienio 2012–2014, se concretaron a incrementar la presencia de la Facultad de Medicina en el Instituto con 81 nuevos empleados, 45  de la Universidad Central de Venezuela y 44 del Hospital Universitario de Caracas así como, fortalecer el Curso de Especialización en Anatomía Patológica y su relación con el resto de los cursos dependientes o no de la Coordinación de Estudios de Postgrado de la Facultad de Medicina . Igualmente se propusieron mejorar las condiciones de trabajo de los empleados, aumentar y estimular a la generación de relevo en todas las áreas y proyectar el IAP a nivel nacional e internacional, así como apuntalar el uso de la tecnología en el instituto.

Para el comienzo del año 2013, comenzaron los problemas de funcionamiento asistencial, por ejemplo, las biopsias extemporáneas habían dejado de hacerse porque la remodelación realizada en el piso 6 del HUC, cerca de los quirófanos, había afectado el área ocupada por los patólogos quienes realizaban a diario este tipo de estudios según las demandas de los cirujanos.

Ese mismo año, ya se vislumbraba la problemática imperante para los cursantes del curso de especialización en Anatomía Patológica, como le fue expuesto al Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPG).

Ante este organismo se expuso una serie de problemas relacionados con este punto , como la incapacidad del cumplimiento del récord de autopsias clínicas por parte de los residentes, disminución del número de docentes universitarios activos o disminución de su dedicación respectiva, déficit de insumos, disminución en el número de intervenciones quirúrgicas en el HUC, ausencia de personal de fotografía científica, deterioro de la planta física e infraestructura y la inseguridad en el Campus Universitario . Los problemas administrativos especialmente del personal, también comenzaron en el año 2013. A finales del año, el primero de octubre de ese año, la Dra. Orellana, manifestó al Consejo de Facultad, su verdadera preocupación por la carencia de personal docente y administrativo y explicaba que, en los últimos 15 años, se habían jubilado aproximadamente 15 histotecnólogos y sólo se habían creado dos nuevos cargos.

Era evidente que el funcionamiento se veía muy resentido. Algunos de los jóvenes patólogos que se habían encargado de la jefatura de las secciones que dejaran sus maestros, también se retiraron. En ese mismo año, dejó de funcionar la sección de Patología Cardiovascular por el retiro de la Dra. Marihorgen Pérez y al año siguiente, 2014, la próspera Sección de Inmunohistoquímica que dejara el experto investigador, Dr. Jorge García Tamayo, tuvo que suspender sus funciones por falta de insumos. Por otra parte, el Dr. Gino Bianchi pionero y experto en el estudio e investigación de la Patología Mamaria, se retiró del IAP, encargándose de estos estudios, la Dra. Marihorgen Pérez.

En el mes de enero del 2015, se jubiló la Dra. Victoria García de Barriola jefa de la Sección de Ginecopatología, patóloga de larga experiencia, autora de muchos trabajos de investigación. En esta sección quedaron algunos de sus discípulos, entre los cuales estaba el Dr. Pablo Dabed, quien renunció en el mes de julio de ese mismo año. La jefatura quedó en manos de la Dirección, ya que los suplentes no tenían el escalafón universitario para ocupar tal investidura. Fue un año difícil para esta sección, la cual recibía la mayor cantidad de biopsias que otras secciones especializadas, hecho que fue la causa de una disminución importante de la asistencia e investigación del IAP.

Posteriormente, quedaron encargadas de esta sección, las Dras. Adriana Balza y Ana Perdono.  Dos meses, después, el 20 de abril del mismo año (2015), se jubiló el Dr. José David Mota Gamboa, uno de los más prestigiosos patólogos, ducho en Patología Cardiovascular y, sobre todo, quien había continuado la labor del Dr. Arturo Michelena Franceschi, profesor de la Cátedra de Anatomía Patológica, fundador de la sección de Patología Osteomuscular.

El Dr. Mota mantenía una permanente comunicación con el gremio de traumatólogos mediante reuniones y seminarios periódicos, así como la elaboración de trabajos científicos. En esta sección quedó encargada su adjunta, la Dra. Marthelena Acosta Marín. El Dr. Mota también se había también encargado de la sección de Patología Genitourinaria que dejara el Dr. Pinto, al jubilarse, esta patología quedó en manos del Dr. José Mederos con cargo del HUC. Lamentablemente, este último renunció poco tiempo después, quedando este material especializado en el área de Patología Quirúrgica General como había pasado con la Patología Ginecológica. La pérdida de estos dos patólogos, la Dra. García de Barriola y el Dr. Mota, fue un duro golpe para el funcionamiento no solo asistencial sino también científico del IAP.

Desde el año 2014, comenzaron los problemas más severos en la Institución los cuales se acentuaron el siguiente año. El día 3 de febrero de 2015, la Dra. Orellana manifestó al Consejo de Facultad que seguía la crítica situación por falta de insumos para el procesamiento del material biológico que provenía del HUC, razón por la cual se había cerrado temporalmente, la recepción de biopsias en el año anterior, en 2014.

Según las declaraciones que hizo a la prensa, las cifras de parafina necesarias para el procesamiento de las biopsias, eran de 600 kilos anualmente y para ese año requerían 100 kilos de este producto para reabrir la recepción de biopsias. A raíz de este reclamo, el Instituto, recibió solo 75 kilos de parafina en el mes de octubre, lo que evidentemente, no era suficiente. La directora informó que los pacientes que acudían al Instituto con muestras biológicas (biopsias) ya contenidas en un bloque de parafina, eran atendidos normalmente porque contaban con los insumos para realizar el corte y la coloración de las secciones histológicas. La directora, también manifestó al Consejo de Facultad, como un problema adicional, que inclusive no había papel para realizar los informes que se entregaban a los pacientes a través de los servicios del Hospital.  De tal manera que dos meses después de su declaración, el 17 de abril del año 2015, la dirección del IAP, suspendió por segunda vez, la recepción de biopsias provenientes del HUC y de otras partes del país.

El personal del IAP, protestó por el cierre, debido a la falta de recursos que afectaba a los usuarios y se les informó que todo el material que se utilizaba en el IAP, era importado, por ejemplo, a pesar de todos los esfuerzos, la parafina de laboratorio no se conseguía en el país, debido al cierre de su fábrica en días pasados (2015). Otras secciones especializadas del IAP, estaban también afectadas por el mismo problema. En una entrevista con un periodista del Universal, la Dra. Marie Laure García, jefe de la consulta del servicio de Hematopatología, donde se detectaban linfomas y leucemias, dijo que no solo se carecía de parafina, sino también de alcohol, xilol, láminas portaobjetos, hematoxilina y material médico quirúrgico indispensable para procesar las muestras de tejidos.

La Dra. García advirtió que se trataba de una crisis que había puesto en cierre técnico a por lo menos 12 departamentos especializados en el país, donde se realizaba la detección de tumores digestivos, óseos, tejidos blandos y otros, lo cual incidía directamente sobre el pronóstico de vida de los enfermos. Continuaba explicando que, en el IAP, anualmente de practicaba unas 15 mil biopsias y por esta razón, la paralización de este servicio, era grave.  

Este hecho fue corroborado por el expresidente de la Sociedad de Anatomía Patológica, Dr. Enrique López Loyo, quien precisó que el 90,0% de los insumos empleados para las biopsias eran importados e insustituibles. El Dr. López añadió que esta situación también incidía sobre los centros privados de Patología, además con las alternativas más reducidas en una ciudad donde los hospitales Vargas, Lídice, El Algodonal, Los Magallanes de Catia, Coche y Pérez Carreño, también estaban limitados. A esta situación, se sumaba el déficit de patólogos que existía al menos en 10 hospitales del país.

Por otra parte, la directora advertía que el Instituto funcionaba también como un centro de formación de especialistas en Anatomía Patológica, actividad que podría verse afectada por la falta de insumos y de actividad.  Además, el Instituto era el Centro Nacional de Referencia en Anatomía Patológica, ya que en este instituto se encontraban los únicos especialistas preparados en esta área a escala nacional.

Extraoficialmente, se conoció que entre todas las subespecialidades se recibían anualmente cerca de 18 mil muestras biológicas, desde todas entidades del país. A pesar de la situación problemática expuesta, la Dra. Orellana explicó, que la remodelación de la sala de autopsias y la reposición del mobiliario del posgrado se pudo llevar a cabo con recursos de la Comisión de Posgrado Central y de la Facultad de Medicina de la UCV. Igualmente, las reparaciones de la impermeabilización del edificio y la compra de insumos, se hicieron por los aportes del Decanato de la Facultad de Medicina, así como la contribución de algunos patólogos venezolanos que hacía vida en el exterior, quienes contribuyeron con donaciones monetarias y de insumos. Igualmente participaron compañías aseguradoras administradas a través del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV.

En resumen, durante la gestión de la Dra. Orellana, se realizaron las mejoras de la infraestructura del IAP y, sobre todo, la continuidad del posgrado, la cual se mantuvo con 20 ingresos al posgrado y 11 egresos. También fue un hecho relevante, el haber asignado el nombre del “Dr. Alberto Rivero”, a la Biblioteca del IAP, fundada por él en la década del 50-60, después de casi cinco años de haberla solicitado a las autoridades de la Facultad de Medicina. La Dra. Orellana se retiró del cargo en el mes de abril del 2015, dos días antes del segundo cierre de la recepción de biopsias en el IAP (29).

Dirección de la Dra. Alicia María Machado Rivas. (mayo 2015-2018)

Después de tres años y seis meses de la dirección de la Dra. María Eugenia Orellana Torres, el día 12 de mayo del 2015, asumió este cargo, la Dra. Alicia María Machado Rivas, exalumna del IAP, jefa de la sección de Patología Respiratoria y miembro del consejo Técnico del IAP. La Dra. Machado tomaba el comando de esta institución, en plena crisis económica que asolaba el país (2015-2018).

Los miembros del Consejo técnico nombrados fueron: directora la Dra. Alicia Machado y como miembros principales las doctoras Marie Laure García, Leticia Hamana, María Eugenia Orellana y como miembros suplentes, los doctores Ghislaine Céspedes, Carmen Lara y Gino Bianchi. Para ese momento, el IAP, estaba cerrado desde el 17 de abril (2015), por las causas que mencionamos durante la dirección de la Dra. Orellana. Aunado a la grave situación general, se presentaba un problema de recolección de basura y de limpieza de sus instalaciones, hecho que también afectaba a los otros institutos de la UCV, el cual se agudizó desde el mes de febrero del 2016. Esta situación se debía a la falta de presupuesto que atravesaba la UCV, hecho que no les permitía a las autoridades de la Facultad de Medicina, cancelarles a las compañías de limpieza.

El IAP, abrió nuevamente sus puertas el día 16 de marzo de 2016, aproximadamente un año después de su segundo cierre. Sin embargo, según las declaraciones de la directora Dra. Machado a los miembros del Consejo de Facultad, para el día 29 de marzo, aún se esperaban las cotizaciones por parte de los proveedores para realizar las compras de los solventes(xilol) y alcohol isopropílico, parafina, láminas y laminillas, entre otros insumos con la finalidad de continuar con la recepción de biopsias.

En general, la dirección de la Dra. Machado fue muy difícil, ya que durante su administración, se jubilaron y/o renunciaron, más profesores, quienes aún permanecían en sus secciones y seguían siendo el eje de la asistencia e investigación.  Ella informó al Consejo de Facultad, que el día 1 de abril, se realizaría otro bingo verbena en el IAP desde las 11:30 hasta las 4:pm organizado por el Comité de los 60 años del instituto, con el fin de recoger fondos para destinarlos al mejoramiento de la infraestructura de la sede. Los bingos eran actividades culturales ideadas por la iniciativa de la Sra. Paula esposa del Dr. Pinto y de una de las administradoras del IAP (30). Durante este tiempo, el personal de la Facultad de Medicina había iniciado los trabajos de pintura de la sede del IAP y se pudo mejorar el aspecto del IAP, especialmente de una parte de la entrada del instituto. La pintura había sido donada por varios patólogos egresados del IAP, quienes laboraban aún en el extranjero.

Por otra parte, la Dra. Machado tuvo que reducir el horario del trabajo de los empleados de 9 am. a 2 pm. debido a que el personal tenía problemas para pagar el transporte por falta de efectivo y también porque en ese horario, la sede, no estaba sola ya que permanecían en ella los estudiantes y profesores de la Cátedra de Anatomía Patológica. 

El horario de la vigilancia era de 7 am a 2 pm. y de esa hora a las 4 pm.  Las noticias acerca de la presencia de desconocidos en los terrenos del IAP, terminó en una investigación que comprobó la presencia de una construcción tipo Bubaluu (culto pagano de origen cubano, sincretismo indígena/cristiano mal definido), en la zona contigua posterior del IAP. La Dra. Machado solicitó ante las autoridades de la Facultad de Medicina, el desmantelamiento del bubaluu y hacer que las personas desconocidas que habitaban esa casita, salieran de allí. Ella manifestó ante el Consejo de Facultad, que el problema de la inseguridad era cada vez más grave, sobre todo para las personas que estacionaban los carros en el estacionamiento del IAP. La Dra. Machado insistía ante el Consejo de Facultad, que los profesores del IAP, veían con preocupación esta situación. Sin embargo, la directora seguía con ánimo de seguir funcionando insistiendo que el Instituto seguía siendo de referencia nacional en Anatomía Patológica y que a pesar de la situación de crisis que estaban viviendo en este momento continuaban allí. Ella decía “Creo que todo el personal que labora en esta institución, quiere seguir adelante trabajando”.

 La doctora Machado también consideró oportuno hacer un llamado a la comunidad del Instituto, para que continuaran dando lo mejor de sí para seguir siendo el primer formador de médicos anatomopatólogos del país. A pesar de este buen ánimo, las condiciones de trabajo en el IAP, eran insostenibles y, en marzo se jubiló la Dra. Carmen Lara, neuropatóloga de larga experiencia y autora de trabajos científicos, adjunta de la sección de Neuropatología. Nos refiere la Dra. Lara que ella se quedó hasta esta fecha para atender al penúltimo posgrado del IAP, del cual fue su madrina. Después de su partida, quedó en la sección, un joven discípulo, el Dr. Jesús Oropeza, quien, a su vez, se retiró pronto quedando la Dra. Céspedes en la dirección de esta sección (31).

Hechos de violencia en el IAP. 2017-2018

Según las noticias de la prensa, habían ocurrido 12 hechos violentos en el IAP, desde el mes de octubre del año 2014 hasta el año 2017. A partir del año 2017, ocurrieron varios episodios de ataque a la institución, a sus miembros y sede, los cuales fueron adquiriendo una gravedad real con sus consecuencias graves en el ánimo de todo el personal del IAP. Sin embargo, solo se tienen noticias comprobadas de ataques a los empleados y a las instalaciones del IAP, desde el mes de abril de ese año. En esta fecha fueron atacados con armas de fuego varios miembros del personal del Instituto quienes se encontraban en sus sitios de trabajo para robarlos. Los agresores fueron reconocidos como empleados regulares del Hospital Universitario de Caracas.

El Dr. José Atahualpa Pinto, nefropatólogo, ex director del IAP , en su artículo sobre el IAP, donde anunciaba la celebración de los 61 años de esta institución, escribió en el IAPeriódico de mayo/junio 2017, unas palabras de aliento al personal ante la situación difícil que se presentaba en ese año,  textualmente escribió: “no podemos negar que las dificultades que en estos últimos años ha sufrido y sufre esta Institución ha incidido en su funcionamiento, por lo cual estamos obligados todos los vinculados a ella, a colaborar con nuestro mejor esfuerzo para que todas las dificultades se superen, y continuar siendo la Institución que todos apreciamos y queremos como el Centro Nacional de Referencia en Anatomía Patológica de Venezuela”. 

En otro aparte del IAPeriódico escribió “También consideramos de primordial importancia la presencia de vigilantes permanentes, como existen en otros Institutos, que cuiden por la seguridad del personal del Instituto, de sus pertenencias y equipos, tanto en el día como en las noches, o en días feriados, por cuanto se han cometido robos en algunas secciones del Instituto” (32).

Como la directora lo había profetizado y reclamado ante el Consejo de Facultad, la situación de inseguridad en el IAP, se hizo insostenible y nunca el Dr. Pinto hubiese pensado que un mes después de su publicación, el 11 de julio en horas de la mañana fuese asesinada su esposa, la señora Paula Solís Biglieri de Pinto, en el estacionamiento del IAP, con la intención de robarle su vehículo. La Sra. Pinto, era una persona muy querida por todo el personal y conocida, porque desde hacía varios años, durante la dirección de su esposo, estaba encargada Ad Honorem de los animales del Bioterio que utilizaban los cirujanos y del cuidado de algunas infraestructuras del IAP.

Después de este horrible acontecimiento, inmediatamente, el IAP cerró sus puertas durante más de un año (33). A partir del 12 de julio, los empleados del IAP en compañía de trabajadores del Hospital Clínico Universitario (HCU) y del Instituto de Inmunología de la UCV, comenzaron una agenda de protestas para exigir mayor seguridad dentro de las instalaciones de esta casa de estudios.  Al día siguiente del asesinato de la Sra. Pinto, la directora, Dra. Machado pidió el derecho de palabra ante el Consejo Universitario dirigido por la rectora Cecilia García Arocha. La Dra. Machado tuvo el apoyo y acompañamiento de los directores de otros Institutos como fueron el Prof. Juan De Sanctis del Instituto de Inmunología, la Dra. Belkisyolé de Noya del Instituto de Medicina Tropical, y del Prof. Marcos Álvarez del Instituto Anatómico entre otros.

Posteriormente, la directora Alicia Machado, manifestó ante el Consejo de Facultad, que conjuntamente con el Consejo Técnico del IAP, estaban reevaluando la reapertura de la recepción de biopsias y citología previa mejoría de la seguridad de la institución. La Dra. Machado solicitaba una vigilancia permanente, desmalezamiento del área del estacionamiento y la instalación de cámaras de seguridad, carnetización del personal entre otras medidas tomadas para la seguridad del IAP. Consideraba, que era importante que estas medidas mejoraran la confianza de trabajar nuevamente en el horario normal, además había que culminar el curso de postgrado que se estaba desarrollando.

Nuevos atentados contra el IAP. Robos, saqueos y agresiones. 2017

 Después de este suceso terrible, se disparó una cascada de agresiones contra el IAP, las cuales comenzaron con varios robos frustrados en el mes de agosto sin haber logrado la captura de los antisociales. Posteriormente, los ataques fueron graves, caracterizadas por dos robos grandes con destrucción de las instalaciones entre otros hechos bochornosos. Todo sucedía a pesar de las continuas peticiones de seguridad de la directora Dra. Machado a las autoridades de la Facultad de Medicina. De tal manera que, en los meses de octubre y noviembre de ese año (2017), el Instituto perdió: las tuberías de cobre de casi todos los aires acondicionados hecho que ocasionó el paro del procesamiento de las biopsias, el robo de 14 computadoras, microondas, televisores, cafeteras, extintores y una máquina rebanadora de piezas de biopsias uterinas, entre otros aparatos indispensables para el procesamiento de las biopsias. Durante el robo del mes de octubre, fueron desvalijadas las secciones de Ginecopatología y Neuropatología con las consecuencias negativas esperadas. En estos dos hechos, se sospechó complicidad interna, por las características de los robos realizadas por los detectives (34). Además, según algunas declaraciones de los empleados, varios miembros del personal de la institución, habían amenazado a sus compañeros, quienes habían intentado realizar denuncias. De acuerdo con otras opiniones, los ladrones rondaban o estaban en el IAP. La directora del Instituto mantenía conversaciones con el Decano para buscar soluciones ante esta situación. La inseguridad y los robos de los equipos habían afectado gravemente el funcionamiento del Instituto. Sin los computadores no se podía trabajar y, además, se habían perdido años de investigaciones e historias de pacientes que no estaban respaldadas.  Es evidente que los más afectados eran los pacientes. De tal manera que el año 2017 terminó con un saldo negativo desde todo el punto de vista: moral y físico.

Situación general en el año 2018

El año 2018, fue particularmente difícil para la Facultad de Medicina situación que afectó a los institutos universitarios. El primero de marzo de 2018, el IAP, quedó sin servicio de telefonía ni de internet, causado por el hurto del cableado eléctrico y de la fibra óptica que surtía la energía y conectividad de toda la Facultad de Medicina.  Este hecho corroboraba que era evidente la insuficiente presencia del personal de seguridad no solo en el IAP, sino también en todas las Facultades de la UCV (35).


El jueves 28 de julio de 2018, prácticamente ocho meses después del último robo del IAP en noviembre del 2017, hubo nuevamente, una agresión contra sus dependencias. Los laboratorios del IAP fueron saqueados, y todos los equipos de laboratorio que aún permanecían en sus locales, fueron sustraídos.  En esta ocasión se cometieron serios destrozos en varias partes de la planta física y se extrajeron, los puntos de venta y parte del cableado. Los destrozos en las instalaciones fueron invalorables. En la prensa se lee, luego de este robo al Instituto Anatomopatológico de la Facultad de Medicina UCV, sus empleados quedaron sin ningún equipo para poder trabajar y se enfrentan a un inminente cierre del servicio.

El ensañamiento del hampa contra la academia no cesaba ¡Necesitamos ayuda! Los vándalos dejaron grafitis en las paredes celebrando el asalto y el saqueo de la universidad (36,37).   La situación más grave para el IAP, fue el cierre del posgrado después de la última graduación de los residentes de posgrado de patología, por ausencia de solicitudes desde el 2018 hasta nuestros días (2023).  Después que la Dra. Machado había cumplido su período directivo de acuerdo al tiempo reglamentario, las autoridades de la Facultad de Medicina llamaron a la elección de un nuevo director del IAP. Asistieron los escasos profesores quienes aún quedaban en el Instituto, siendo electa, nuevamente, la Dra. Céspedes. Figura 3.

Segunda dirección de la Dra. Céspedes. El ocaso definitivo del Instituto Anatomopatológico. La oscuridad llena por completo sus predios (2018- 2020)

En la sesión ordinaria del Consejo de Facultad N.º CF 20-18, el día martes 17 de julio de 2018, fue juramentada por secunda vez, la Dra. Ghislaine Céspedes Caravaca (†). La situación era grave no solo en el IAP, sino en todos los edificios de la Facultad de Medicina de la UCV. Todos requerían mantenimiento para la corrección de filtraciones.  En el IAP, el horario de actividades se redujo de 8 am a 1 pm.  Además, había una falta de insumos que rondaba el 90,0 %. Se requerían insumos básicos para el procesamiento del material de citologías y biopsias, y los escasos anatomopatólogos que aún quedaban en la institución, declararon el “cierre técnico” del IAP. Solo quedaban cinco valientes profesores en el IAP: Dres. Marthelena Acosta, Irma Linares, Alicia Machado, Jacinto Pineda y Fanny Carreño. Las actividades del IAP, solo se reanudaron el 18 de septiembre en 2019, para enseguida cerrarse nuevamente.

Intervención del Estado. Comisión Presidencial para la Recuperación de la Universidad Central de Venezuela. Nueva dirección del Instituto

Una vez declarado el IAP como inhabilitado desde el 2019, por las precarias condiciones en las que se encontraba, fue enviada una subcomisión de infraestructura de la Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV, presidida por la Licenciada Ingeniera Jaqueline Coromoto Faría Pineda.

La licenciada Farias, se presentó en IAP, el mes de octubre de 2022, para realizar una inspección de la sede y fue recibida por el personal administrativo y técnico. Con ellos recorrió las instalaciones del IAP y en sus declaraciones a la prensa, ella opinó que se debía analizar la situación del IAP. Según informaciones extraoficiales, se realizaron varias reuniones con el personal docente, obrero y administrativo, así como se hizo una convocatoria a los miembros que quedaban activos del Consejo Técnico del IAP, para reactivar las funciones asistenciales y sobre todo el posgrado en el primer trimestre del año 2023, con los escasos docentes que estaban dispuestos a trabajar.

A raíz de esta visita al IAP, el decano de la Facultad de Medicina, convocó para elegir un nuevo director y los miembros del Consejo técnico.

En esta reunión, fue nombrada como encargada de la dirección, la licenciada en Biología Fanny Carreño docente e investigadora del IAP, después de haber consultado a los cinco docentes que quedaban activos en la institución, quienes se negaron a encargarse de la dirección.  Desde ese momento la edificación fue sometida a una fase de remodelación física, al igual que en 100 edificaciones que están en la Ciudad Universitaria.  

En la prensa se leyó que en el edificio del Instituto Anatomopatológico “Dr. José Antonio O’Daly” de la Universidad Central de Venezuela, se llevó a cabo un recorrido para inspeccionar los trabajos de restauración que desarrolla la Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV, en este recinto, uno de los más antiguos de la Ciudad Universitaria de Caracas”.

La directora actual del Instituto Anatomopatológico, Fanny Carreño, agradeció a la Comisión Presidencial por el avance del trabajo y la recuperación de los espacios.

Los trabajos de recuperación en el Instituto Anatomopatológico de la UCV abarcan: pasillos, salones, auditorio, escaleras, techo, laboratorio, estacionamiento y la capilla; además, se realizan pruebas para que el color de las paredes tenga los tonos originales planteados por el arquitecto Villanueva. El Instituto conserva el archivo anatomopatológico más completo de América Latina y el tercero en el mundo, forma parte del conjunto de siete Institutos y seis Escuelas que integran la Facultad de Medicina y fue concebido por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva entre 1944 y 1946. Figuras 4 y
5.

Una reapertura anunciada

            El día 12 de enero del presente año (2024), la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela celebró la reactivación del posgrado de Anatomía Patológica que se impartirá en el Instituto Anatomopatológico. No se dieron noticias oficiales acerca de las actividades asistenciales.

Conclusiones y reflexiones

Hoy en día, el Instituto Anatomopatológico es el espectro de lo que alguna vez fue, el mayor centro de recepción y procesamiento de biopsias y autopsias de Venezuela, capaz de realizar estudios de inmunohistoquímica, prueba que permite tipificar los tipos de neoplasias en los pacientes, para determinar con precisión el tratamiento clínico más adecuado.

De igual manera, fue el principal organismo docente de posgrado en Venezuela, el único Centro de Referencia Nacional de esta especialidad y la cuna de innumerables trabajos de investigación.  

El Instituto Anatomopatológico “Dr. José Antonio O’Daly”, junto con el Hospital Universitario, fue considerado como el núcleo fundamental de la Salud en la Ciudad Universitaria de Caracas.

Como se expuso anteriormente, fue progresivamente decayendo hasta su cierre total en 2019. A partir de 2014 hasta 2017, hubo una situación de permanente conflicto en las universidades, con manifestaciones antigubernamentales, debido a problemas económicos que afectaron los sueldos de empleados, y profesores entre otros.

El déficit de recursos se acentuó en un momento en el que todos los edificios de la Facultad de Medicina de la UCV, requerían mantenimiento.  La intervención del Estado en la Ciudad Universitaria estuvo dedicada a la reparación de todos los ambientes, entre ellos los institutos de la Facultad de Medicina. Sin embargo, bajo el lema que Nada es imposible, el reinicio de la institución y el restablecimiento de su estructura funcional anterior, va a ser difícil y costosa, ya que el deterioro físico y de dotación de aparatos, ha sido grande. La partida del personal calificado es otro factor muy importante a tomar en cuenta.

Recordamos que el Dr. O’Daly fundador del IAP, acompañado de un grupo de varios patólogos graduados experimentados, tardó una década para organizar las funciones asistenciales, docentes y de investigación de forma exitosa. La reorganización del IAP sin un consenso y cierta tutoría de los patólogos de la segunda generación, exdirectores que aún viven, así como una planificación intensa y completa, sería no tomar en cuenta la experiencia pasada en esta vieja institución la cual pudiera ser sometida nuevamente a otro ocaso.

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Publicado de manera original en la Gaceta Médica de Caracas. Ver enlace:

https://drive.google.com/file/d/1x5lqPQbGlzVCmIalEiJEdtQ9CYtE6bHM/view

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