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Los brotes recientes se han presentado principalmente en la Región de la Cuenca Amazónica, relacionados con la presencia del jején que actúa como vector, Culicoides paraensis

Con información de la OPS

La fiebre de Oropouche (CIE-10 A93.0) es una enfermedad transmitida por vectores y producida por el virus Oropouche (OROV), un virus de ARN monocatenario segmentado que forma parte del género Orthobunyavirus de la familia Peribunyaviridae.

La Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), que ya el pasado 2 de febrero del 2024 había declarado alerta epidemiológica debido al incremento en la detección de casos de infección por el virus Oropouche (OROV), calificó como moderado el riesgo para la salud pública en la región.

“La fiebre de Oropouche (CIE-10 A93.0) es una enfermedad transmitida por vectores y producida por el virus Oropouche (OROV), un virus de ARN monocatenario segmentado que forma parte del género Orthobunyavirus de la familia Peribunyaviridae.

Es transmitido a los humanos principalmente por la picadura del Culicoides paraensis (C.paraensis). La enfermedad produce un cuadro similar al dengue (sin signos de alarma), chikunguña y otras arbovirosis.

Tiene un periodo de incubación de 4 a 8 días (rango entre 3 y 12 días). El inicio es súbito, generalmente con fiebre, cefalea, artralgia, mialgias, escalofríos, y a veces náuseas y vómitos persistentes hasta 5 a 7 días.

Ocasionalmente puede presentarse meningitis aséptica. La mayoría de los casos se se recuperan dentro de los 7 días, sin embargo, en algunos pacientes, la convalecencia puede demorar semanas, “describe la OPS.

Los brotes recientes se han presentado principalmente en la Región de la Cuenca Amazónica, “relacionados con la presencia del jején que actúa como vector, Culicoides paraensis (C. paraensis), que se mantiene en un ciclo selvático e involucra hospedadores reservorios como perezosos y primates no humanos”.

Sin embargo, en otras oportunidades se han identificado casos y brotes de OROV en Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Venezuela.

En concreto, los casos recientes están documentados en Brasil: “El 6 de enero del 2024, la Fundación de Vigilancia en Salud (FVS) del estado de Amazonas publicó una alerta epidemiológica en relación con la detección de casos de enfermedad por OROV en este estado. La alerta informó que entre diciembre de 2023 y el 4 de enero de 2024, el Laboratorio Central de Salud Pública de Amazonas (Lacen-AM), analizó 675 muestras clínicamente compatibles confirmando en 199 de ellas (29,5%) la infección por el OROV. De este total, 94,9% (n=189) corresponden al municipio de Manaos, 2,5% (n=4) al municipio de Presidente Figueiredo, 1% (n=2) a Maués, 1% (n=2) a Tefé y 0,5% (n=1) a Manacapuru. Entre 2023 y 2024, en el estado de Amazonas, se registraron 1.066 casos humanos con resultados detectables en la RT-qPCR para el virus Oropouche.    

¿Cuándo se reportó el virus por primera vez?

La OPS describe que “OROV es un virus emergente y fue aislado por primera vez en 1955 a partir de un individuo infectado en Vega de Oropouche, Trinidad y Tobago. En la mayoría de estos brotes, personas de ambos sexos y de todas las edades resultaron afectadas.

En poblaciones donde hubo contacto previo con el virus, los niños y los jóvenes fueron los más afectados. Suele pasar desapercibido debido a sus manifestaciones leves y autolimitadas, o se diagnostica erróneamente debido a que sus características clínicas son similares a las del dengue, chikungunya, Zika, fiebre amarilla y malaria”.

Actualmente, señala la OPS, no existe un tratamiento antiviral específico y, ante la ausencia de una vacuna para la profilaxis efectiva de las poblaciones humanas en áreas endémicas, la prevención de la enfermedad se basa únicamente en estrategias de control del vector y medidas de protección personal.  

Riesgos de propagación  

La OPS advierte que son varios los factores asociados a la propagación del vector C. paraensis o jején que causa esta fiebre “entre los cuales se identifican: el cambio climático que conduce al incremento de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas; la deforestación debido a la expansión de la frontera agrícola en el área de influencia de la Cuenca Amazónica; el aumento de la urbanización; entre otras actividades humanas que favorecen la propagación del vector y que crean un entorno propicio para la interacción vector-huésped, y como consecuencia, la posibilidad del incremento de la trasmisión del OROV.

Los mismos factores impactan enormemente los hábitats de los hospedadores reservorios, obligándolos a moverse más cerca de las regiones urbanas y periurbanas donde los vectores están proliferando”.

“Los frágiles sistemas de salud en medio de inestabilidades políticas y financieras en países que enfrentan crisis humanitarias complejas y altos movimientos de población también son determinantes a considerar frente a un mayor riesgo de propagación de la enfermedad”, advierte la OPS.

En la alerta epidemiológica la OPS anuncia que “está en estrecho contacto con socios clave y Estados miembros para garantizar una respuesta coordinada para un apoyo óptimo a los países en un entorno de recursos limitados”.      

Ver la alerta epidemiológica completa:

https://www.paho.org/es/documentos/evaluacion-riesgos-para-salud-publica-relacionada-con-virus-oropouche-orov-region