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Fotos: Cortesía Panabus

Hay una frase que dicha por Walt Disney es un lema de vida para el equipo de Panabus: “Puedes diseñar, crear y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero se necesita gente para hacer el sueño realidad”.

Esta gente que ayuda a construir sueños rueda por las calles de Caracas en un autobús nada convencional: El “pasajero” no paga; recibe: Sube a la unidad y se encuentra con asistencia médica y psicológica primaria.

También aseo personal, alimentación y lo más valioso en el caso de las personas en situación de calle: una segunda oportunidad.

Cinco años lleva la iniciativa del Panabus transitando por las calles de la capital venezolana y gracias a sus 65 alianzas estratégicas, ha logrado atender a 3,246 personas y reinsertar en la sociedad, a 45 venezolanos.


La Fundación Santa en las Calles, que promueve el proyecto del Panabus, “tiene como propósito promover los valores, la integridad y la dignidad de las personas que más lo necesitan, precepto que apunta hacia la cristalización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, impactando en 6 de los 17: fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar de las personas, trabajo decente y crecimiento económico, innovación”

Esta historia de solidaridad en medio de la circunstancia difícil de la crisis de Venezuela, que ahora suma la pandemia a causa de la covid-19, tiene su origen en el año 2006 cuando un joven venezolano, Carlos De Veer, fundador de Santa en las Calles, junto a otros soñadores, decide “acercar la Navidad a las personas que se encuentran abandonadas y olvidadas en la ciudad de Caracas”.

Con ese propósito comenzaron a recolectar donativos, de manera principal de sus casas, y así lograr que otros también pudieran “celebrar una jornada de solidaridad y unión en una fecha especial para la familia venezolana”.

“Los resultados obtenidos en esa primera jornada generaron un impacto en los participantes y su entorno. Entonces de ser una actividad espontánea pasó a ser más planificada: de 10 personas se convirtieron en 60 voluntarios”, documenta la organización.

Al tercer año los resultados eran tan visibles que el Colegio Don Bosco de Caracas “se vuelve sede del taller de Santa con 400 voluntarios en acción, y se celebró la actividad en ocho ciudades del país” e incluso fuera de las fronteras nacionales al punto de convertirse en un movimiento mundial.

La solidaridad rueda

Con el tiempo, deciden que el programa de atención trascendiera diciembre y se convirtiera en un apoyo permanente a las personas: Nace Panabus.

En esencia, el proyecto logra diseñar “una manera de llevar los servicios básicos y de salud a las personas en situación de calle”.

Se reúnen con ingenieros y arquitectos para diseñar la unidad móvil adecuada, mientras, “sobre la marcha”, nunca mejor dicho, definían cómo “enriquecer el proyecto y lograr cambios positivos en las personas atendidas” y lograr su reinserción social.

El equipo que lidera Carlos De Veer y  expresa el ánimo solidario de la juventud venezolana, ya tiene dos autobuses que son esperanza rodante y un aliento en medio de la desesperanza.

Quien ingresa al Panabus recibe consulta médica y psicológica, así como insumos para su aseo personal dentro de la unidad, “una muda de ropa limpia, una comida completa y un tapabocas nuevo”.

En el caso del proceso de reinserción, el equipo Panabus explica que “el proceso de atención de las personas en situación de calle inicia con una intervención por parte de nuestro equipo multidisciplinario, que incluye una evaluación médica y psicológica, además de una entrevista con nuestra trabajadora social”. 

Una vez que la persona en situación de calle ha recibido la atención primaria dentro del Panabus y se compromete a salir de su condición, “y se ha determinado que cumple con las condiciones para iniciar el proceso de reinserción social, el equipo de Panabus genera enlaces con instituciones, familiares y todas las redes de apoyo de esta persona para generar el espacio adecuado de la transición”.

El período de seguimiento, detallan, consta de visitas médicas, psicológicas y herramientas que el equipo de Desarrollo Social le va dando a la persona en su debido momento, para que internamente pueda cambiar y aceptar que ya no va a vivir en situación de calle.

“El propósito de este servicio es lograr que la persona en situación de calle se desenvuelva en un entorno sano y desarrolle su potencial para ser una persona útil para la sociedad y productiva para sí mismo”.

En este proceso de reinserción la parte laboral es determinante para que logre mantenerse y evitar su retorno a las calles.

Llegar a otras ciudades

¿Quieres ser parte de la solución?
Ve a las redes sociales y página del equipo:
 Instagram y Twitter: @panabus_oficial 
Facebook: @panabusoficial 
Página Web: www.panabus.org

La Fundación Santa en las Calles tiene sedes en otras ciudades del país. En el caso del programa Panabus solo funciona en Caracas, con la visión de ampliar esta red de atención hacia otras ciudades de Venezuela.

Reconocen que no basta la buena intención: “La implementación de este proyecto requiere de recursos y planificación estratégica.

Además de tener la unidad móvil adecuada,  se debe contar con el equipo multidisciplinario capacitado para atender personas en situación de calle”.

De igual modo “requieren las alianzas necesarias para brindarles a estas personas la atención médica que puedan requerir y los espacios físicos adecuados cuando se trata de garantizar su pernocta e incluso atención diaria”.

Por lo pronto, estos cinco años rodando por las calles de Caracas se resumen en una palabra: Satisfacción.

“Nuestra mayor satisfacción es saber que el trabajo del equipo multidisciplinario de la Fundación, el compromiso de las empresas que nos apoyan y la solidaridad de nuestros voluntarios se traduce en resultados tangibles y bienestar para las 3,246 personas atendidas por el Panabus, 45 venezolanos reinsertados socialmente y más de 65 alianzas estratégicas”, reconocen.

Este programa los conforta porque saben que han logrado hacer la diferencia en la vida de muchas personas, quienes pagan con sonrisas y agradecimiento el pasaje de este Panabus que rueda con el combustible inagotable de la solidaridad.