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Una vez se publiquen las recomendaciones, como resultado del Primer Consenso Regional, el objetivo es presentarlas a las autoridades de salud para que sean incluidas como una norma de atención

Por: Cecilia Fonseca

Cecilia Fonseca es periodista con 30 años de ejercicio. Tiene Maestría en Dirección de Comunicación Corporativa y Marketing Digital. Programa de Desarrollo Directivo de Aden Business School, Diplomado en Gerencia Social y Políticas de Discapacidad”, dictado por la OEA.

Centroamérica, incluida Panamá, y República Dominicana contarán con recomendaciones de manejo nutricional para el paciente con enfermedad renal. Hasta ahora, en la región, los especialistas han venido prescribiendo lo que consideran mejor para el paciente, en función de las características del caso y teniendo como referencia guías que se utilizan en Estados Unidos o Europa, por lo cual se ha hecho un esfuerzo para llegar a un Primer Consenso Regional que derive en una norma única de aplicación, cuya publicación está prevista en los próximos meses en la Revista Latinoamericana de Nefrología

Datos sobre el estudio que llevó a este consenso fueron compartidos por la presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión (SPNH), Dra. Karen Courville, en el contexto del XIII Congreso Nacional de Nefrología e Hipertensión, organizado por la SPNH y que tuvo lugar el 14 y 15 de julio de 2023 en la ciudad de Panamá, al presentar la ponencia «Situación de la ER en Centroamérica y República Dominicana. Iniciativa y principales acuerdos del Primer Consenso Regional».

“Es una iniciativa regional porque existe la necesidad. Tenemos nutricionistas especialistas en Nefrología, pero son las menos”, afirmó Courville, quien detalló que el esfuerzo permitió reunir a un nefrólogo, un nutricionista y un nutriólogo (si lo había) de cada país –desde República Dominicana hasta Panamá— con el propósito de evaluar la situación de cada país y cuáles eran las necesidades y así poder aportar soluciones a “los nudos críticos”.

Luego de evaluar las necesidades se hicieron recomendaciones que se pudieran cumplir en todos los países, tomando en cuenta las deficiencias, las carencias y que fueran acordes a la población.

Dra. Karen Courville

¿Y por qué es importante una guía de nutrición para atender al paciente con enfermedad renal crónica? Porque todo está vinculado a la forma en la cual nos alimentamos y porque a los pacientes que llegan desnutridos a diálisis les va peor. En realidad, la respuesta no es tan corta y es compleja, pero en términos sencillos comienza con entender que el riñón es uno de los órganos más importante del cuerpo, y no solo porque elimina las toxinas sino porque las otras funciones que cumple son vitales para el adecuado funcionamiento del resto de los órganos, incluido el corazón.  

Lo segundo –y se debe asumir en familia— es la importancia de una buena nutrición y un estilo de vida saludable desde la niñez, a propósito de prevenir la obesidad, que lleva a la diabetes y a la hipertensión, dos enfermedades que son en 50% causantes de la enfermedad renal crónica. Y lo tercero y no menos relevante es que una vez diagnosticado el paciente con la enfermedad renal crónica, es necesario establecer un plan de alimentación que garantice una ingesta adecuada, es decir, una que prevenga el desgaste físico y psicoemocional que da como resultado el síndrome de desgaste proteico energético, responsable del aumento en la morbilidad y en la mortalidad. 

Courville remarcó que las recomendaciones elaboradas son un estímulo para todos los profesionales, porque el paciente con enfermedad renal requiere un manejo multidisciplinario de forma que se pueda abordar tempranamente y encontrar un equilibrio para ayudarlo a no estar malnutrido y entre a las terapias de diálisis en mejor estado.  

Explicó que ya hay aspectos del manejo estandarizados, recomendaciones escritas del mínimo de proteínas que debe consumir el paciente, por ejemplo, o de a quién se debe suplementar de manera parenteral y a quién de manera oral.

Incluso, dijo, ya existe la nutrición parenteral que en algunos países se aplica al paciente en la diálisis. “Entonces, es un esfuerzo de normar el tema, y al contar con la norma es posible sustentar ante el Estado como proveedor de salud, cuáles son las necesidades de la población porque de lo contrario no entiende por qué se debe suplementar al paciente”. 

Los números de Panamá evidencian las razones que justifican un tipo de alimentación particular.

Courville detalló que los pacientes pierden un promedio de 10 gramos de proteína en cada sesión de diálisis, igual que los pacientes de diálisis peritoneal (procedimiento que se realiza en casa), quienes pierden mucha más proteína. Y a esto se suma que la enfermedad produce falta de apetito, que la medicación hace que el paciente sienta mal sabor en la comida y tenga problemas gastrointestinales y, por ende, el paciente termina disminuyendo su ingesta diaria de alimentos.

Actualmente, en Panamá hay unas 3,000 personas en terapias de reemplazo renal, es decir, en hemodiálisis y en diálisis peritoneal. De ese total, 2,500 son atendidas en la Caja de Seguro Social y el resto por el Ministerio de Salud, y 2,000 de estos pacientes acuden a las unidades de hemodiálisis. 

El dato: La causa número 1 de enfermedad renal en Panamá es la hipertensión y la número 2 es la diabetes. El resto de los pacientes, por causa no tradicional, asociada al factor exposición y ocupacional, enfermedades hereditarias, enfermedades virales, el HIV, que cada vez toma más importancia en causa predisponente, y las glomerulopatías o enfermedades inflamatorias, como el lupus, que produce una inflamación a nivel del glomérulo y cuando el riñón no se puede salvar el paciente tiene que ir a diálisis.

Y el futuro no se ve halagüeño. El Censo de Salud Preventiva realizado entre 2015 y 2018 por el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social, en el que se censó a 1,396, 669 personas mayores de 40 años de todo el país, arrojó que el 45% tenía obesidad/sobrepeso, 38.47%, dislipidemia; 35.88%, hipertensión arterial y 14%, diabetes mellitus.

Este estudio también permitió conocer que el 50% de la población enferma detectada no conocía su condición. Esto implica no solo un desmejoramiento progresivo de la salud de la población panameña sino también la necesidad de aumentar los recursos que el Estado destina a atención de la salud, ya que la mayoría de las personas que viven con enfermedad renal buscan atención en las instalaciones del Seguro Social y del Ministerio de Salud. 

Si lo miramos en términos de gasto en salud, tratar a los pacientes con diabetes, hipertensión y cáncer le cuesta actualmente unos $1,000 millones a la Caja de Seguro Social, de acuerdo con el Dr. Arturo Rebollón, epidemiólogo e investigador en Salud Pública, quien participó de la plenaria del congreso con el tema “Inteligencia Artificial y usos en la medicina”. Lo anterior, en la región, implica que el costo de las enfermedades crónicas, que representan 7 de cada 10 muertes, asciende a unos $65,000 millones agregó.

Courville hizo énfasis en que atender la nutrición del paciente es muy importante porque la mitad de los casos está relacionada con alteraciones nutricionales, obesidad, dislipidemia, diabetes e incluso todos los cambios que producen el tabaquismo y el sedentarismo.

Como agravante, los pacientes llegan desnutridos porque no comen bien, y la desnutrición está asociada a mayor predisposición a infecciones y a aumento de mortalidad.

Lamentablemente nuestros pacientes presentan mucha anorexia, aumento importante en el metabolismo proteico y están sumamente inflamados”, acotó Laura Marotto, nutricionista renal de Costa Rica, quien dictó el taller «Soporte nutricional en pacientes con enfermedad renal en estadios pre-diálisis y post trasplante».

Marotto reafirmó lo dicho por Courville: el paciente renal presenta una serie de anomalías gastrointestinales causadas por las enfermedades concurrentes y, aunado a las restricciones dietéticas hace que este, en ocasiones por temor, no coma y se desnutra. “El desgaste proteico energético conduce a infección, enfermedad cardiovascular, fragilidad y depresión: un círculo vicioso”.

Uno de los aspectos establecidos en el Primer Consenso Regional es la necesidad de incorporar a todo el personal de salud.

Hay temas en este consenso que queremos tratar para que sean del conocimiento general y pueda ser aplicado por todo nutricionista no nefrólogo, médicos, trabajadoras sociales, enfermerasporque la evaluación del paciente debe ser rápida. Debemos hacer nuestra intervención porque muchas veces el consejo, la recomendación nutricional que le podamos agregar al paciente tempranamente, cuando está con muchos síntomas, puede ayudar a que entre menos catastrófico a diálisis. El abordaje debe ser multifactorial”. 

El consenso que se ha trabajado tiene recomendaciones de expertos en todas estas áreas, y la idea es que se entienda que el abordaje nutricional es una piedra angular del tratamiento de diálisis. 

De igual modo, se hizo una evaluación de los recursos con los cuales contaban los países. Por ejemplo, en Panamá, Courville informó que se tiene una norma de ingreso de los pacientes a diálisis, pero en la norma no hay nada de nutrición, por tanto, una vez se publique el consenso, se buscará darle el carácter de norma. 

Como parte de la evaluación realizada, se concluyó que en Latinoamérica la terapia de diálisis No.1 es la hemodiálisis, básicamente porque es la más rápida y el acceso más disponible: se le coloca un catéter al paciente y puede entrar en la máquina ese mismo día o al día siguiente. Muchos pacientes llegan en estado catastrófico, así que requieren terapia de reemplazo renal inmediata.

En cuanto a la diálisis peritoneal es una terapia costo-efectiva y, según la presidenta de la SPNH, es el programa que deberían tratar de impulsar como primera opción para todos, si bien es más compleja para realizar porque requiere que el cirujano le ponga el catéter, el paciente debe tener una curva de aprendizaje y a veces hay contraindicaciones.

También se reafirmó que no en todos los países de la región hay centros de trasplante, intervención que disminuye la mortalidad en los pacientes.  

El XIII Congreso de Nefrología tuvo una asistencia presencial de 500 personas. El penúltimo congreso presencial fue en 2019, antes de pandemia, cuando acogió a unos 300 participantes. En 2022, cuando todavía se desarrolló en un sistema híbrido, hubo 300 personas de manera presencial y 800 conectadas de forma virtual. 

“Vemos de manera positiva que ha ido creciendo el interés por la docencia sobre el manejo de la enfermedad renal, en particular porque cada vez hay más pacientes. El norte es la prevención y esa es nuestra tarea porque somos 28 nefrólogos en el país, así que necesitamos que en nuestro sistema de atención primaria, cada uno de los médicos entienda mejor la enfermedad renal para ayudarnos en esta misión de prevención”, reflexionó Courville. 

Prevenir la enfermedad renal 

Después de los 35 años todas las personas deberían hacerse exámenes de salud general: un hemograma, laboratorio de química para analizar la creatinina, glucosa y examen de orina. 

“Si usted, una vez al año, acude a una consulta usual vamos a poder detectar tempranamente la enfermedad (hiperglicemia, hipertensión…) y tratarla de manera apropiada”, aseguró la presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión. 

Recomienda alimentarse de forma balanceada, no ver la dieta como pasar hambre sino tener unos buenos hábitos de alimentación, y adoptar un estilo de vida saludable, es decir, hacer ejercicio, no fumar y limitar el consumo de bebidas alcohólicas. 

“Podemos tener enfermedades hereditarias, pero si controlamos problemas básicos de salud, podemos reducir en 50% el ingreso de pacientes a diálisis”, dijo la especialista, quien hizo énfasis en el valor de la atención primaria en salud.

Para otros temas de prevención en Nefrología. Ver:

https://lawebdelasalud.com/category/nefrologia/