Violeta Villar Liste
Ampollas con agua comercializadas como vacunas contra la covid-19, con precios entre $50 y $150, además de analgésicos y antibióticos falsificados, son parte de los capítulos del mercado negro del medicamento en Venezuela.
El Dr. Orlando Vizcarrondo, exdecano de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela (UCV), señala que a falta de un plan articulado contra la pandemia en el país, las bandas organizadas aprovechan las debilidades del sistema para colocar productos ilícitos en manos de la población.
El experto describe episodios que involucran desde bandas que vendían por WhatsApp, vacunas vencidas por $280; presuntos antivirales en $800 o la hidroxicloroquina, que además de no estar indicada, se presentaba adulterada y falsificada.
Roche alertó sobre la falsificación de su producto Actemra (tocilizumab), luego de hacer un estudio y examinar varios lotes.
“La falsificación en Venezuela ocurre con medicamentos producidos por laboratorios nacionales e internacionales; con aquellos que tienen poco tiempo en el mercado farmacéutico o años, tanto de marca como genéricos.
En la mayoría de los casos se afectan las fórmulas farmacéuticas de comprimidos y grageas”.
El exdecano de la Facultad de Farmacia de la UCV denuncia un problema adicional: al país están ingresando medicamentos procedentes de China, Cuba, Rusia e Irán, que reciben un permiso de importación y comercialización y no tienen registro sanitario.
Además los empaques vienen en otros idiomas, con lo cual no cumplen con la Ley del Medicamento.
Por otra parte, este mercado negro del medicamento se agudiza por su comercialización a través de canales no oficiales como Internet o su venta en los sitios más disímiles, fuera de las farmacias: bodegones, quincallas, bodegas, gimnasios, centros de bellezas, bombas de gasolina y por parte de los vendedores informales.
¿Qué son los ilícitos farmacéuticos?
El Dr. Vizcarrondo define los ilícitos farmacéuticos como todos aquellos medicamentos que se venden al público de manera fraudulenta y pueden causar graves daños a la salud, incluyendo la muerte.
No se conoce su origen ni su calidad.
Por supuesto, no cumplen con las regulaciones sanitarias. “Debemos decir que desde hace un tiempo, tanto la industria farmacéutica mundial como la nacional y sus productos, han sido objeto de sujetos inescrupulosos que con cierto nivel de organización y sin importarle la salud ni la vida humana, se han dado a la tarea de contrabandear y vender supuestos medicamentos sin registro sanitario y de procedencia desconocida y hasta adulterar y falsificar productos farmacéuticos”.
En la mayoría de los casos son comprimidos y cápsulas.
Los medicamentos falsificados no tienen calidad y, por tanto, son inseguros e ineficaces.
Tienen un efecto terapéutico reducido o nulo y los pacientes en su terapia pueden tener como consecuencia resultados graves como envenenamiento, discapacidad o muerte.
Estos medicamentos, enfatiza, se han convertido en un serio problema para la salud mundial.
Pasan por la frontera con Brasil y Colombia
El investigador señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresa que uno de cada 10 medicamentos en los países más pobres son falsos y Latinoamérica es la segunda región del mundo en tráfico de medicamentos falsos después de África.
En Venezuela, reflexionó, así como no se llevan estadísticas epidemiológicas, igual ocurre con los medicamentos ilícitos.
En la página del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, de acuerdo con publicación del sitio web, el último registro de la sección medicamentos ilícitos, es de fecha 9 de abril del 2018. Ver enlace:
http://www.inhrr.gob.ve/alertas_ce.php
El propio presidente Nicolás Maduro, el 10 de septiembre de 2020, en nota difundida por Telesur, denunció la venta ilegal de medicamentos para el tratamiento contra la covid-19, en este caso específico ocurrida en el hospital de Valencia, estado Carabobo.
A Venezuela los medicamentos ilegales ingresan de manera particular por la frontera con Colombia y Brasil y proceden, además de estos países, de Ecuador, Perú y la India.
Una epidemia mundial
El Dr. Vizcarrondo señaló que la falsificación de medicamentos implica deficiencias en su calidad, eficacia y seguridad, que pueden estar relacionados con sus principios activos y excipientes.
De igual modo, con la formulación de fármacos,proceso de producción, incluso el tipo de empaque y las condiciones de conservación.
“Esta actividad delictiva ha sido calificada como una epidemia mundial”, sostuvo, al identificar falsificaciones en 124 países de los 193 reconocidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En Venezuela, además de las medicinas, las terapias biológicas despiertan el interés de los delincuentes por sus precios elevados. Están indicadas en patologías graves como cáncer y enfermedad inmunológica.
Desde vacunas a medicinas contra el cáncer
El Dr. Vizcarrondo detalló que las falsificaciones más usuales afectan a vacunas, anticuerpos monoclonales y hormonas de crecimiento, entre otros.
“En los controles de los organismos de seguridad han encontrado medicamentos caducados, alterados y de contrabando que son vendidos en Venezuela como originales: analgésicos, potenciadores sexuales, tratamiento de diabetes, artritis, hipertensión, VIH, cáncer, medicamentos para el tracto alimentario, sistema nervioso y músculo esquelético.
La rentabilidad de un ilícito
El exdecano de la Facultad de Farmacia de la UCV, indica que estos ilícitos se producen en laboratorios y depósitos clandestinos que no cumplen con ninguna norma de seguridad ni calidad del producto farmacéutico.
La venta de productos falsos es 25 veces más rentable que el narcotráfico.
El volumen del negocio se duplicó entre 2010 y 2020 y genera beneficios globales de 5,700 millones de euros según el Consejo de Europa.
Su comercialización se hace a través de sitios ilegales y que no cumplen con las buenas prácticas de manufactura,
En la venta a través de internet, el 50% de los medicamentos comprados en sitios ilegales ocultan su dirección física y no existen.
Política de Gobierno
El Dr. Vizcarrondo considera urgente crear una política de Gobierno que permita frenar un mercado, convertido de manera global en el segundo cartel, luego del narcotráfico.
Esta condición amerita que las instituciones se incorporen a atacar la situación con el fin de disminuir su gravedad e impongan acciones encaminadas a combatir la falsificación y adulteración de los medicamentos. Entre otras:
- Desarrollar recursos humanos en las instituciones involucradas.
- Crear programas para la prevención con información de interés para el consumidor con boletines de información
- Establecer centros para promover cómo reconocer los medicamentos falsos
- El farmacéutico es un eje central en esta responsabilidad
- Establecer políticas y generar estadística que ayude a cuantificar la dimensión del problema
- La situación actual muestra que las operaciones de falsificación se multiplican en la medida que los criminales toman ventaja por las ganancias obtenidas y las penas mínimas en caso de resultar detenidos.
Banco Mundial: Lograr la trazabilidad
Andreas Seiter, líder del Banco Mundial para el sector privado en salud, durante una consulta de este medio, en la ronda de preguntas y respuestas que siguió a la presentación del estudio Valoración de la Industria Farmacéutica Basada en la Investigación en América Latina: evaluación de la huella económica y social, señaló que resulta complejo reconocer un medicamento ilegal y la clave reside en la trazabilidad.
Invitó a la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (Fifarma), que junto con la firma IQVIA presentó el estudio sobre la Valoración de la Industria Farmacéutica, a lograr estándares de trazabilidad para la región.
Dijo que Europa está desarrollando un grupo para la verificación de trazabilidad y verificación de la vacuna contra covid-19 y la organización podría proponer un sistema similar en el caso de los medicamentos.
Eva María Ruiz, directora de LAPA (Latin American Patient Academy), sostuvo que no hay estadísticas, “porque falta evidencia e información, pero es un tema que debemos seguir trabajando y poner el foco en la regulación y la actuación de los gobiernos”.
Mauricio Cifuentes, director de Servicios de Consultoría para la región Andina de IQVIA, reflexionó que es un área de altísimo impacto, un problema recurrente en los países de América Latina y que demanda el esfuerzo regulatorio para controlar una circunstancia que además de afectar la salud de las personas, genera efectos adversos para la economía.
El estudio Fifarma-IQVIA señala que la industria farmacéutica invirtió en Innovación y Tecnología (I+D), cerca de $95 millones en 15 plantas de producción y otras soluciones tecnológicas en Latinoamérica entre 2017 y 2019; ofrece mejores salarios que otros sectores, lo cual incrementa la calidad de vida y han aportado con sus programas de sostenibilidad.
Rafael Andrés Díaz-Granados, director ejecutivo de Fifarma, dijo que la ciencia ha demostrado que se puede marcar una diferencia a través de la investigación y el desarrollo.
Solo en 2019, la industria invirtió más de un billón de dólares en estudios clínicos.
El impacto en términos de empleo en Latinoamérica, es de 670,000 puestos de trabajo, el 0.2% del empleo total y 0.7% del valor agregado bruto a la economía regional, una razón más para conciliar esfuerzos en acabar un mercado negro que enferma.
¿Cómo reconocer un medicamento ilícito?
- Colores del estuche diferentes al original
- Tipo de letras y características son distintos a la calidad del mismo
- Envase, diámetro y altura del frasco está modificado. También forma, color, cierre y sellado
- La etiqueta varía en su diagramación, tipo y distribución del texto, tamaño de la letra, número de registro y lote, elaboración y vencimiento.
- También se le puede hacer al producto un estudio organoléptico.
Es importante, destaca el Dr. Vizcarrondo, una inducción a los pacientes y a las asociaciones civiles para enseñar a diferenciar un producto adulterado de uno original
Medicamentos en Venezuela: uso, abuso, automedicación e ilegalidad
Por: Dr. Bismarck Ortiz, farmacéutico de la Universidad de Oriente (UDO)
Para la Sociedad Venezolana de Salud Pública la situación actual del medicamento en Venezuela constituye, no solo motivo de preocupación, sino de ocupación en cuanto a la preservación y conservación de salud de la población venezolana.
El uso y abuso de medicamentos, la automedicación y su tráfico, obviamente ilegal, dan lugar a una importante arista en el campo de la salud pública y la adecuación de políticas públicas que apuntalen la reducción de los indicadores que perfilan la situación de estos factores en cuanto afectación del bienestar colectivo toda vez que el abuso, fuera del control inherente a su prescripción por parte del personal profesionalmente facultado para ello, deviene en problemas que van desde la intoxicación aguda a la dependencia crónica asociada al desarrollo de adicciones según el patrón de consumo y tipología de la medicación utilizada.
La automedicación, como parte del posible abuso de medicamentos, amparado en el hecho de que algunas especialidades farmacéuticas han venido siendo liberadas de control en cuanto a la prescripción, dejando la disposición de los mismos en manos del consumidor han terminado por abrir caminos a la influencia interpersonal que incrementa su utilización sin criterios fundamentados en el conocimiento y manejo de drogas, base de todo medicamento, toda vez que al amparo de falsas creencias se pone en riesgo la propia salud dado el desconocimiento de la farmacocinética y la farmacodinamia correspondiente a toda especialidad farmacéutica que, antes de ser puesta a disposición de la sociedad, ha sido objeto de estudios que permiten conocer tanto beneficios como riesgos inherentes a su utilización.
El buen uso del medicamento parte del diagnóstico o necesidad establecida por los profesionales formados para tales fines tal es el caso de médicos, odontólogos y veterinarios; de los profesionales dedicados al cuidado, vigilancia y control de los productos y especialidades farmacéuticas, actividad esta que corresponde a los profesionales de la farmacia y todo el personal profesional de apoyo como parte de los equipos de salud en tanto enfermería y trabajo social.
Es la base de su buen uso en términos de seguridad y los mejores resultados esperados como parte de su utilización para mantener la salud, prevenir la enfermedad y mantener el equilibrio biopsicoecológicosocial de cada persona, concepto de salud que hoy ampliamos en el contexto de su conceptualización por parte de la Organización Mundial y de la Organización Panamericana, ambas, de la Salud.
Ahora bien, como parte de los problemas de salud pública, el medicamento asoma a la realidad de hoy en día, evaluado como bien social desde la perspectiva de los beneficios a la salud de humanos y animales y, como bien económico, base de una de las más complejas y rentable actividad económica, situación esta última que incita a delinquir, traficando medicamentos por vía de la venta ilegal, que obvia todo control y cuidado profesional, la falsificación que implica delito de estafa en cuanto no conduce a la superación de la enfermedad o su prevención proporcionando elevados beneficios económicos a quienes trafican y comercializan medicamentos al margen de la ley.
Esta situación que hoy afrontamos en Venezuela, se ha visto agudizada por la pandemia.
La ausencia de controles efectivos dada las limitaciones del Estado para atender el uso y abuso, la automedicación y el tráfico ilegal de medicamentos, incluso al amparo de decisiones oficiales que por un lado han incitado y colocado en el mercado, productos de dudosa actividad en contra del coronavirus, hasta el hecho de pretender obligar la vacunación, particularmente en el caso de menores de catorce a dieciséis años con vacunas aun no aprobadas con base en protocolos de estudios previos, así como la proliferación y aprovechamiento inescrupuloso de la enfermedad para expender bajo engaño supuestos combos medicamentosos anti covid-19, nos obligan a mantener atención y alerta ante la situación para denunciar estas arbitrariedades sanitarias que atentan contra la salud de la población que, en términos de nuestras responsabilidades profesionales ante y para con la sociedad, constituyen expresión de los más elevados principios, valores y normas que rigen la Sociedad Venezolana de Salud Pública y su responsabilidad ante el país.