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Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

Amigos lectores: El PDF de esta semana tiene vocación latinoamericana. Comienza con un reportaje realizado por el periodista y escritor, Juan Carlos Zapata. En sus trajines como investigador, esta sorpresa: durante el proceso electoral venezolano de 1958, Plinio Apuleyo Mendoza -entonces vivía en Caracas-, mantenía una columna, La política de lunes a lunes, en el diario El Mundo, dirigido en ese momento por Ramón J. Velázquez. Zapata disecciona las 21 entregas que Mendoza dedicó a las elecciones: “Las columnas nos proporcionan un panorama completo del clima político y la lucha electoral. Unidas, conforman un valioso documento, mejor que muchos ensayos de especialistas. Aquí están los candidatos en acción, BetancourtLarrazábal y Caldera. Es una historia de suspenso tras un candidato único que nunca llegó. Lección de nuevo y buen periodismo”. Páginas 1 y 2.

Publicada por la editorial Tusquets Colombia, la cuarta novela de Ibsen Martínez, será presentada en Bogotá la próxima semana. El histórico interés de Martínez por el petróleo, le sirve para construir el escenario en el que narra las peripecias de un asesinato cometido por un ejecutivo de la industria petrolera venezolana, y todo lo que se desata a partir de ese hecho.

En la entrevista, le pregunto por la particularidad de escribir una novela, comparada con una telenovela. Parte de la respuesta: “Una novela –el concepto es de Saul Bellow– es el “equilibrio entre una cuantas impresiones verdaderas y la multitud de falsedades que componen lo que comúnmente llamamos vida”. La telenovela, en cambio, es un oficio vil, es como vaciar pozos sépticos, el grado cero de la llamada cultura de masas. Basta oír hablar a sus galeotes, los llamados “gerentes de contenido” para convencerse. Ciertamente, la telenovela me dio de comer durante largo tiempo. Me aparté de todo ello hace muchísimos años. En algún aprieto económico, pude reincidir, pero nunca fui realmente un libretista de éxito en la telenovela. Me faltó tesón, algo que observó en mí José Ignacio Cabrujas. Agradezco a la Providencia haberme negado ese don”. Viene en la página 3.

II.

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Las siguientes cuatro páginas ofrecen un homenaje al poeta y narrador colombiano Álvaro Mutis, ampliamente recordado este año por el centenario de su nacimiento. De Adolfo Castañón, escritor y crítico literario mexicano, que ha dedicado varios luminosos ensayos a Mutis a lo largo de los años, publicamos fragmentos de una conferencia que dictó hace diez años, tras el fallecimiento del escritor: “Álvaro Mutis publicó en los años 60 y 70 una serie de poemas: Los elementos del desastreReseña de los hospitales de UltramarSumma de Maqroll el Gaviero. A continuación, en los ochenta, un conjunto de narraciones: La nieve del AlmiranteAbdul BashurLa última escala del Tramp SteamerIlona llega con la lluviaAmirbarTríptico de mar y tierra. La reacción espontánea de los lectores es comparar: algunos postulan la superioridad de los poemas sobre las narraciones, la de los poemas por encima de las novelas. Otros acusan la profunda unidad de las dos columnas que conforman el arco creativo de Álvaro Mutis. Esa unidad la ostentan los textos mismos a partir del eje –yo diría el ombligo– que es la figura enigmática de Maqroll el Gaviero que recorre y alienta uno y otro orden”. Además, un texto breve de Juan Gustavo Cobo Borda, en el que testimonia la amistad entre Mutis y Gabriel García Márquez (“seguir? Los amigos se quieren y se leen y se roban los temas. Comparten las ideas y revisan los textos. Hacen público el fraterno reconocimiento: “No podría decir qué tanto hay de él en casi todos mis libros, pero hay mucho. Maqroll no es solo él, como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos”. Palabras de García Márquez en los setenta años de Mutis”); y un ensayo de mayor extensión, de Consuelo Hernández, académica y poeta que ha estudiado a Mutis, La desesperanza: “Maqroll y otros personajes asumen este orden de desgaste, en el que irremediablemente les toca vivir, como una condición natural y van hacia ella con una actitud no dionisíaca, pero sí con la aceptación nihilista positiva de su destino”.

III.

Se informa en el sumario de la página 8, que el 21 de agosto se publicó el veredicto de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias y Systematic, que reconoce a la Biblioteca Gabriel García Márquez, en la ciudad de Barcelona, España, como “la mejor biblioteca del mundo”. Alberto García Ferrer nos ofrece un texto, a mitad de camino entre la crónica y el ensayo, de una visita que hizo a la biblioteca, semanas atrás. Habla de la historia y el lugar, pero también evoca a García Márquez. Está en la página 8 y en la parte inferior de la página 9.

En la parte superior de la página 9 viene la lectura que Manuel Gerardo Sánchez hace de Tu sueño imperios han sido, la más reciente novela del escritor mexicano Álvaro Garrigue, publicada por la editorial Anagrama, en España. Dice Sánchez: “Este relato, sin dudas, parece más una ficción apócrifa que una reproducción histórica. Y es que resulta casi improbable no fabular un hecho tan grandioso como este –que puso el fin de una era y marcó el inicio de otra».

IV.

El lunes 11 de septiembre se cumplen 50 años del golpe de Estado en Chile, encabezado por Augusto Pinochet, que puso en movimiento una maquinaria represiva de detenciones, desapariciones, tortura y muerte. Marcelo Pellegrini nos conduce a un artículo de Raúl Zurita, de mayo de 1995 -casi 22 después del golpe-, en el que “el poeta pedía públicamente que se les concediera el perdón a todos los torturadores de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), con un llamado final para que se les otorgara el indulto a Manuel Contreras y a Osvaldo Romo, dos de los más notorios violadores de los derechos humanos durante ese período, quienes se encontraban en ese momento enfrentando procesos judiciales”. El ensayo de Pellegrini no se agota en la especificidad del caso chileno, sino que nos alienta a pensar en el sustento y legitimidad del perdón político extendido a torturadores y asesinos. Páginas 10 y 11. Quiero añadir, asociado a los 50 años del pinochetazo, pero no exclusivamente, que en la web publicamos hoy una extensa reseña escrita por Enrique Moya, dedicada a los 100 años de Henry Kissinger (nació en mayo de 1923). El texto incluye, en la parte final, cinco breves comentarios, dedicados a sus más importantes libros.

Amigos lectores: ojalá puedan disfrutar de estas páginas.

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

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