La selección de 143 poemas realizada por Fanuel Hanán Díaz, Alicia Montero y Jacqueline Goldberg tiene este sello: poemas escritos para adultos que pueden ser leídos por niños. El libro fue ilustrado por Antonio Quintero y diseñado por Waleska Belisario. Se publica con el apoyo de Banesco y Editorial Arte
Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario
Amigos lectores:
I.
La promesa es la siguiente: Alicia Montero, Fanuel Hanán Díaz y Jacqueline Goldberg han seleccionado 143 poemas o fragmentos de poemas que no fueron escritos para niños, pero que, en el criterio de estos especialistas, podrían ser leídos por niños. El libro se llama Poemas en bicicleta. Autores grandes para pequeños lectores (Fundación La Poeteca, Banesco y Editorial Arte, Caracas, 2024). Las ilustraciones son de Antonio Quintero (bicicletas por doquier), el diseño de Waleska Belisario.
II.
Cabe decir: diversidad, amplitud, sorpresas. Poetas fallecidos o activos. De las más diversas edades. Apenas divulgados o exprimidos. No copiaré los autores, porque tendría que listar 143 nombres y me falta el espacio (el libro está disponible en la web de la Biblioteca Digital Banesco). Lo que sí haré aquí es copiar los siete palíndromos de Darío Lancini (1932-2010) incluidos:
· Yo hago yoga hoy.
· Yo sonoro no soy.
· Adán alaba la Nada.
· Roma no cede con amor.
· ¿Son ruidos acaso diurnos?
· No te comas la salsa, mocetón.
· Sonrieron las acosadas ocas al no reírnos.
III.
Página 3: Miriam Reyes (1974) es poeta, traductora y videocreadora. Nacida en Ourense, Galicia, vivió durante ocho años en Caracas, donde hizo sus estudios de Letras, en la UCV. Con (La Bella Varsovia, Editorial Anagrama, España, 2024), libro inteligente y cargado de brillo, indaga, poema tras poema, en la relación “entre dos” (la relación con “la persona otra”):
La persona otra me somete a pruebas
hay algo que quiere que demuestre
algo que debe valorar
antes de emitir su fallo
IV.
El poeta y ensayista Benjamín Carrasco presenta Los fuegos abandonados (Ediciones Altazor, Chile, 2024), libro reciente de Bastián Desidel Escurra. También nos ofrece una selección de poemas. Escribe Carrasco: “Nadie está solo cuando lee poesía, y por eso sigue siendo alimento de entusiastas. Con Los fuegos abandonados aprendemos que tampoco se lo está cuando se escribe poesía. Pero, lo mismo que abierta, la soledad, indócil; porque conserva el dejo melancólico al mirar ese mundo al que ya no volveremos más, al mismo tiempo que se niega a dar por concluido el camino de la tradición hasta nuestros días”. Página 4.
V.
Hercilia López escogió cuatro poemas de su libro inédito Ser en el cuerpo y asoció a cada uno, un dibujo de Eduardo Pozo (su esposo fallecido en 2019). Resultan parejas que dialogan, quizá inseparables, tal como López los organizó. Vienen en la página 5.
VI.
Aproximaciones sucesivas es el nombre del libro de la poeta mexicana Lolbé González Arceo (1986), ganador de la V edición del Premio de Poesía Lugar Común (2023). Publicado por Alliteratïon Publishing, incluye prólogo de Gabriela Kizer. La edición es bilingüe: español e italiano. Traducción del español al italiano: Silvio Mignano. En la página 6 ofrecemos poemas y el prólogo, del que copio aquí un fragmento: “nos hallamos ante una meditación en torno al lenguaje: el nombre que no llegó a ser propio, la relación entre la realidad y las palabras con que se intenta aprehenderla, configurarla. Tal vez importe menos el objeto o fin de estas aproximaciones que el movimiento que las origina y estimula. En este sentido, el título que engloba el conjunto es acertado: acercamientos a y desde una palabra que interroga, duda y a veces es bastante escéptica».
VII.
Sigue, página 7, la presentación que Ana María Hurtado hace de Poemas químicos (Editorial La Diosa Blanca, 2024) de Johnny Gavlovski. Escribe: “Dado que la enfermedad nos conecta con el cuerpo, situándonos en el centro de la finitud, nos detiene para que regresemos a algún punto que no hemos vivido completamente o donde hemos leído con distorsiones alguna escritura de nuestra experiencia vital. Habría que aceptar que el cuerpo es un maestro silencioso, y que cuando se pronuncia lo hace en otra lengua que necesariamente debemos traducir; en ese sentido la palabra poética se erige como elemento privilegiado para la sanación por la singularidad de su lenguaje que intenta asir lo inefable”.
VIII.
LP5 Editora ha creado un premio de poesía joven, con el nombre de Ida Gramcko. En su primera edición, el ganador ha resultado el músico y poeta Juan Lebrún (1997). En la parte superior de la página 8 ofrecemos una selección de poemas provenientes de El libro de las improvisaciones, publicado por la misma editorial.
IX
La parte inferior trae un comentario de José Pulido a Donde no cuenta el tiempo (2023) de Carmen Cristina Wolf (1953). Pulido: “todo esto ha sido una bella manera de dar inicio a un poemario que Carmen Cristina ha titulado Donde no cuenta el tiempo y en cuyas páginas van fluyendo poemas que contienen la sabiduría y la emoción que la poeta obtuvo desde la niñez, hasta convertirse en lectora y escritora. Sus alusiones a Baudelaire y De Quincey son el reflejo de las vivencias culturales y espirituales que los libros han dejado en ella”.
X.
Otro libro publicado recientemente por la Editorial Diosa Blanca es Una isla en un lago en una isla (2024) de Jacqueline Goldberg. En la página 9 reproducimos diez poemas. Copio uno, particularmente breve:
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a una estilista de san petersburgo
una enfermera de ankara
un ciclista de tai pei
me hacen humilde
aquí
en mis lugares ofensivos
XI.
Las siguientes tres páginas traen una fluida y daliciosa entrevista que Alejandro Sebastiani Verlezza le hizo el poeta, narrador, ensayista y profesor universitario, Roberto Martínez Bachrich. Tiene el encanto de la conversación entre lectores de oficio. A pesar de su extensión, uno podría quedarse con ganas de más. Sebastiani le pregunta por la experiencia en el taller de Alessandro Baricco (autor que acaba de estar en Caracas, donde dictó un par de conferencias). Responde el entrevistado: “Fue una bella experiencia. Acaso más por el simple hecho de vivir en otro mundo y en otra lengua –eso, creo, es infinitamente fructífero para cualquiera, en especial si esa otra lengua es bella, que no todas lo son–, que por la Scuola Holden en sí misma. Sin embargo, ese taller perpetuo (mañana, tarde y noche, a veces) durante dos años fue, también, muy enriquecedor en lo que al oficio de escritura se refiere. Supongo que, sobre todo, para conocer los límites de uno, para probarse en tantos géneros diversos y para intentar escribir desde perspectivas inéditas, probándose en tiempos, voces, tonos y temas que “no son los de uno”, pero de los que uno puede aprender mucho para hacer, luego, “lo que uno hace”. En sentido estricto no se aprenden técnicas o fórmulas, pero sí modos de lidiar con la página en blanco, de resolver puntos ciegos de un texto, de soltar la mano y dejar de temerle tanto a la escritura pero, simultáneamente, de volver a temerla (en verdad es justo y necesario…). Las mismas cosas que se aprenden en cualquier taller de escritura, supongo, el desarrollo y la problematización de una “conciencia literaria”, al fin y al cabo, sólo que de manera intensiva, en otra lengua y, por tanto, desde otra visión de mundo”. Páginas 10, 11 y 12.
XII.
Que estas páginas les provean de argumentos para el espíritu.
Nelson Rivera
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