fbpx
Imagen de Freepik
El reciente aumento de casos de sarampión, incluso en países de las Américas como Argentina, Brasil, Canadá, Costa Rica, Chile, Estados Unidos y Perú, nos recuerda que esta enfermedad aún acecha

Por: Dra. Ana Gabriela Lucas

La autora es médico pediatra. Miembro de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (socio adherente), de la Academia Americana de Pediatria (delegado Internacional) y de la Sociedad Panameña de Pediatría En Facebook: Dra Ana G. Lucas en Instagram: @dranalucas.pediatra

Imagina esta escena: tu bebé comienza a tener fiebre alta que no cede con los medicamentos habituales. Pronto, se suma una tos seca, mocos persistentes y sus ojitos se enrojecen y llenan de lágrimas. Después de unos días, aparece un sarpullido en su carita y cuello. Preocupada, buscas atención médica y te enfrentas a la posibilidad de que tu pequeño tenga sarampión. Es un escenario que ningún padre quiere vivir y, a la vez una realidad que puede evitarse.

El sarampión es mucho más que una simple erupción cutánea acompañada de fiebre. Es una infección viral altamente contagiosa que provoca síntomas similares a los de un resfriado, como tos, fiebre y enrojecimiento ocular. Su erupción característica aparece entre 3 y 5 días después de los primeros síntomas, cubriendo todo el cuerpo.

¿Lo más preocupante? Su contagiosidad. ¡Nueve de cada diez personas no vacunadas contra el sarampión lo contraerán si están cerca de alguien infectado! Se propaga por el aire, a través de las gotitas que una persona infectada expulsa al estornudar o toser, y puede contagiarse incluso días antes de que aparezca la erupción.

Lo que es aún más alarmante es que el sarampión puede causar complicaciones graves, especialmente en niños menores de 5 años. Las estadísticas son contundentes: una de cada cinco personas con sarampión será hospitalizada, y entre 1 y 3 de cada 1000 personas morirán, ¡incluso con la mejor atención médica!

¿La buena noticia? Existe una forma efectiva de proteger a tu hijo contra esta enfermedad: la vacuna MMR. Esta vacuna no solo previene el sarampión, sino también la rubéola y las paperas. Es crucial asegurarse de que tu pequeño reciba las dos dosis recomendadas de la vacuna en los momentos adecuados.

El reciente aumento de casos de sarampión, incluso en países de las Américas como Argentina, Brasil, Canadá, Costa Rica, Chile, Estados Unidos y Perú, nos recuerda que esta enfermedad aún acecha. Aunque en Panamá no se registra un caso autóctono desde 1995 gracias a un exitoso programa de vacunación, el riesgo persiste, incluso en nuestras comunidade.

Entonces, recordemos: el sarampión no es solo una erupción y fiebre pasajeras. Es una amenaza real para la salud de nuestros hijos. Pero nosotros, como padres, tenemos el poder de protegerlos mediante la vacunación.

Unamos fuerzas para detener la propagación del sarampión y asegurar un futuro más saludable y seguro para nuestros pequeños. ¡Vacuna hoy para proteger mañana!

Por: Dra. Ana Gabriela Lucas