La educación y la sensibilización sobre esta enfermedad son esenciales para transformar el enfoque hacia su manejo y cuidado
Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena
La Dra. Liliana (Lily) Arosemena es egresada de Medicina en la Universidad Latina de Panamá. Con especialización en Oftalmología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en la Fundación Oftalmológica de Santander, Clínica Carlos Ardila Lulle (Bucaramanga, Colombia). Estudios de retina y vítreo en la Universidad Del Rosario, Fundación Oftalmológica Nacional (Bogotá, Colombia). Es miembro adjunto de la Academia Americana de Especialistas en Retina (ASRS), la Asociación Americana de Oftalmología (AAO), la Sociedad Colombiana de Oftalmología (SCO), la Asociación Panamericana de Oftalmología (PAAO) y la Sociedad Panameña de Oftalmología (SPO). En instagram: @retinapanama
En la Semana del Prematuro, en el campo de la Oftalmología luchamos contra una causa de ceguera reversible: la Retinopatía del Prematuro (ROP).
Es una enfermedad ocular que afecta a neonatos prematuros, caracterizada por el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos en la retina. Esto puede llevar a complicaciones severas, incluyendo la ceguera.
La retinopatía del prematuro es una preocupación significativa en la medicina neonatal. Se estima que afecta aproximadamente al 15% de los neonatos que nacen antes de las 34 semanas de gestación. La prevalencia es aún mayor entre aquellos con un peso al nacer extremadamente bajo.
La importancia de esta condición radica no solo en su impacto visual, sino también en las implicaciones emocionales y psicológicas que conlleva, tanto para los pacientes como para sus familias. La detección temprana y el tratamiento efectivo son cruciales para maximizar las oportunidades de un desarrollo visual normal.
La placenta proporciona oxígeno y nutrientes esenciales al feto en desarrollo. Sin embargo, los recién nacidos prematuros, al haber nacido antes del desarrollo completo del sistema respiratorio, a menudo requieren oxígeno suplementario. Esta terapia es un factor ambiental importante que puede contribuir al desarrollo de la RP. En situaciones donde los niveles de oxígeno son demasiado altos o variables, se produce un daño en los vasos sanguíneos retinianos.
Además de la terapia de oxígeno, hay otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar RP. Estos incluyen infecciones, acidosis metabólica, la presencia de apnea del prematuro y condiciones vinculadas a la prematuridad misma.
La interacción de estos factores sugiere que la ROP es una condición multifactorial en la que tanto la biología del bebé como su entorno juegan un rol crucial.
Las consecuencias de la RP pueden ser devastadoras. Entre sus posibles secuelas, se encuentra la ceguera o visión reducida en los casos más severos. Esto no solo afecta la calidad de vida del niño, sino que también impone una carga significativamente pesada sobre las familias en términos de cuidado y soporte emocional. Además, la RP puede llevar a problemas adicionales de desarrollo, como trastornos del aprendizaje y problemas de coordinación visual-motora.
La naturaleza progresiva de la enfermedad significa que, en ausencia de un tratamiento efectivo, las consecuencias pueden continuar a lo largo de la vida del individuo. Por lo tanto, la detección y el tratamiento tempranos son primordiales para mitigar estas secuelas y permitir un crecimiento y desarrollo óptimos.
El diagnóstico temprano de la ROP es fundamental para su manejo. Examinar la retina en recién nacidos prematuros debe ser un proceso partir de las cuatro semanas de vida. Este examen se realiza generalmente mediante oftalmoscopia indirecta, que permite a los médicos evaluar la avascularidad y el desarrollo de los vasos sanguíneos retinianos.
Un sistema de clasificación, como la Clasificación Internacional de la Retinopatía del Prematuro, se utiliza para describir la gravedad de la enfermedad, ayudando a los médicos a decidir sobre la intervención necesaria. La capacidad de diagnosticar reputadamente esta enfermedad permite la implementación de medidas preventivas, como el seguimiento frecuente y la intervención quirúrgica cuando sea necesario.
El tratamiento de la ROP incluye procedimientos como la fotocoagulación láser, la terapia con medicamentos anti-VEGF (factor de crecimiento endotelial vascular) y en última instancia, cirugía de vitrectomía.
La elección del tratamiento depende del estadio de la ROP, y las decisiones deben ser tomadas por un equipo multidisciplinario que incluya neonatólogos y oftalmólogos pediátricos. Es vital que los padres y cuidadores estén plenamente informados sobre las opciones de tratamiento y su importancia.
En conclusión, la retinopatía del prematuro es una condición de gran relevancia médica que requiere atención inmediata y continua. A través de una comprensión profunda de su importancia, causas, consecuencias, diagnóstico y tratamientos, se pueden hacer esfuerzos concertados para mejorar los resultados visuales y de desarrollo en los neonatos afectados. La educación y la sensibilización sobre esta enfermedad son esenciales para transformar el enfoque hacia su manejo y cuidado.
Referencias:
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