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420 años de la publicación de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605). Coordinado por Gerardo Vivas Pineda, se ofrece un dossier que entregaremos en dos partes. Hoy escriben Francisco Javier Pérez, Javier Duplá SJ., José Manuel Lucía Megías, Eduardo Aguirre Romero, María Pilar Puig y Ramón Escovar León. En la edición del 22 de junio, Aníbal Romero, Isabella Santander, Cristian Álvarez, Enrique Larrañaga, Gerardo Vivas Pineda y Beatriz Carolina Peña

Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

Amigos lectores:

I.

Gerardo Vivas Pineda me propuso, hace algunos meses, un dossier sobre los 420 años de la publicación del Quijote, cuyo primer volumen circuló en 1605 (el segundo lo haría una década después, en 1615). Dividí los materiales recibidos en dos entregas consecutivas: los de Francisco Javier PérezFrancisco Javier Duplá S.J.José Luis Lucía MegÍaEduardo Aguirre RomeroMaría Pilar Puig y Ramón Escovar León se publican en la entrega de hoy; los de Aníbal RomeroIsabella SantanderCristian Álvarez, Enrique LarrañagaGerardo Vivas Pineda y Beatriz Carolina Peña, el próximo fin de semana.

II.

Es un dossier de entusiastas. Algunos de los autores son especialistas de largo oficio, otros, lectores que tienen a la obra de Cervantes como un privilegio entre sus afectos literarios. Los seis textos incluidos hoy ocupan las páginas 1 a la 7.

III.

Francisco Javier Pérez arranca con texto sorprendente por la torrencial cantidad de información que ofrece: Siete antologías cervantinas venezolanas: “Hemos tenido grandes cervantistas desde el siglo XIX hasta el presente y para confirmarlo están los nombres de Amenodoro Urdaneta, Tulio Febres Cordero, Ángel Rosenblat, Pedro Pablo Paredes, Ernestina Salcedo Pizani y José Balza, por solo mencionar autores de continua admiración”. Y sigue.

Francisco Javier Duplá S.J.Dios en cantidad: el Quijote y la variada religión: “No se sabe qué formación religiosa tuvo, pero la que exhibe en el Quijote es muy sólida. Más bien nos parece que Cervantes hizo una pintura bastante realista del panorama religioso de su tiempo, en el que, aparte de las controversias teológicas que aparecen de pasada en su obra, se nos presenta una piedad campesina ingenua y pícara a veces, bastante ignorante de temas religiosos, dócil al estamento eclesiástico y colindante a veces con la superstición”.

José Luis Lucía MegÍaEl Quijote como elogio de la literatura: ejemplo de un lector voraz: “¿Qué decir del Quijote después de 420 años de su primera publicación en el taller madrileño de María de Quiñones? Ese taller que, por costumbres de la época, ha quedado grabado en la memoria colectiva con el nombre de su marido, Juan de la Cuesta, con el que se casó para mantener la propiedad del taller que había pertenecido a su padre”.

Eduardo Aguirre Romero, autor de Cervantes y la ternura humorística, libro recién publicado del que copiamos el capítulo 13, “Flechazos de humor”: “El pasaje del desafío entre don Quijote y Tosilos nos permite oír la risa de Cervantes: el desparpajo del lacayo, en su ahora o nunca; la curiosidad del numeroso público congregado al duelo, la expresión furibunda de doña Rodríguez, el titubeo inicial de la ya exdoncella, la estupefacción del duque, las alegres banderolas acariciadas por el viento, la frustración final del respetable, la clarividencia de don Quijote…”.

María Pilar PuigPrólogos quijotescos y humores cervantinos: “En su prólogo a la primera parte del Quijote, Cervantes se queja de la obligación, aún vigente, de incluir en él prédicas morales y citas de autoridad provenientes de los maestros clásicos, pues no es el suyo un libro pedagógico al estilo medieval sino de entretenimiento, con lo cual ya ofrece una primera valoración de su obra y estilo. Sin embargo, como los mejores y más “originales” de sus predecesores, se vale de la retórica y de la variadísima tópica al uso, empleándolas con genial ironía”.

Ramón Escovar LeónUn lector desocupado para leer el Quijote: “En esta tensión entre la esperanza y la realidad, Cervantes nos adentra en una noción de la libertad que se construye a través de la imaginación literaria. Eso lo hace a través de un personaje que, intoxicado por sus lecturas, presenta reflexiones ‒hay que insistir‒ sobre la condición humana, sobre la vida, sobre la justicia y sobre la psicología humana, a diferencia de las afirmaciones basadas en la realidad de los hechos que lanza Sancho”.

IV.

Salimos de la esfera del Quijote.

Johnny Gavlovski presenta el más reciente libro de Alejandro VarderiDesde Manhattan: Visiones a contracorriente (Five Points Publishing, New York, 2025), selección de entrevistas y artículos publicados en años recientes (algunos han aparecido en estas páginas). Escribe: “El autor observa, duela, en toda la dimensión de lo que implica hacerlo. Se percata de que el mundo vivido ya no es, y no será, si lo que se vive ya no es con quienes se amó, se compartió. El telón se cierra y hay otro acto, otra ciudad, otros personajes. Ahí está toda la dimensión de lo irremplazable. Y será, justamente, a través de su oficio como escritor, que Varderi asuma la dimensión ética de reelaborar su posición como sujeto deseante”. Página 8.

V.

En ese cajón de maravillas que son los cinco volúmenes de la Obra completa (Libros del Asteroide y Diputación de Sevilla, España, 2020), del periodista y escritor español Manuel Chávez Nogales (1897-1944) están las páginas insuperables de Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas (1935), calificada como una de las mejores biografías escritas en español. Al poco de haber iniciado la narración, Chávez Nogales le entrega la voz de la narración a Juan Belmonte, y es el propio torero el que narra su vida, como si se tratase de una autobiografía. En el capítulo XIX, que reproducimos en la página 9 y parte de la página 10, cuenta su visita a Venezuela, invitado por Juan Vicente Gómez: “Juan Vicente Gómez, riquísimo hacendado, general y presidente de la República de Venezuela, me tomó pronto un gran afecto. Amante del campo y de la ganadería, le gustaba verme bregando con las reses en su finca. Allí se pasaba los días contemplando cómo sus hijos y yo toreábamos y corríamos a caballo. No iba casi nunca a la capital. Yo tampoco iba más que los sábados para torear el domingo y volverme a la dehesa con el general y sus hijos. En aquella residencia campestre del presidente de la República no había etiqueta”.

VI.

Cierra la edición con el comentario del novelista Abel Ibarra al libro de la escritora y periodista Carol PrunhuberDe Venezuela al Kurdistán, crónicas de un destino (Kálathos ediciones, España, 2025). “Carol se convirtió en una más y se le puede ver en las fotos con uniforme de peshmerga dulce, cuando terminó metida en una guerra donde ha podido perder la vida en las montañas del Kurdistán. Fueron varias las oportunidades en que las balas del enemigo iraní o cualquiera (en una guerra no importa cuál es la bala que te mata), cuando estuvo a punto de morir sin darse cuenta. La explosión de una mina en un terreno baldío fue la última oportunidad que tuvo la parca para llevársela descalza”. Página 10.

VII.

Previsible, me despido con una frase del Quijote: “Al bien hacer jamás le falta premio”.

Nelson Rivera.