
Ya lo adelantó Pedro Crenes en su crónica del Viernes Cultural:
“Ayer se presentó en la Biblioteca Simón Bolívar, en la Universidad de Panamá, lo último de la amplia producción del escritor panameño Carlos Wynter, Sueño con Tokio en el Darién (Uruk Ediciones, 2024), un libro de cuentos de factura impecable y ritmo narrativo: diez cuentos que dialogan entre sí, y que conservando su independencia se sirven los unos a los otros para dialogar con el lector de una forma estética más amplia.
A esas mismas horas, otro maestro de la literatura panameña, Rubén Blades, recibía el Grammy Latino a mejor álbum de Salsa por Siembra: 45° Aniversario (En Vivo en el Coliseo de Puerto Rico, 14 de Mayo 2022), un trabajo hecho junto con Roberto Delgado y Orquesta, que recibió en nombre de Panamá y de los músicos panameños. Y, como honrar honra, recordó el antecedente del álbum y la participación en ese hito de la historia de la salsa de Willie Colón”.
Esta imagen impecable de la palabra que suena es el libro conector de ese ayer, que pasado el tiempo, ocurrió en la fecha exacta del 14 de noviembre.
Ese día, como ya contó Pedro Crenes, Wynter Melo presentó su libro.

De manera previa al acto, el cariño de una amistad que no separan los océanos, hizo posible que Crenes recibiera medalla y diploma del Premio Ricardo Miró 2024 que por ausencia a causa de su residencia en la gallega ciudad de Vigo (España), recibió Carlos Wynter en su nombre.

Crenes ganó el Miró (el Nobel de la literatura panameña) en el género Cuento, con la obra Así que el mar era esto.
Carlos Wynter en novela, con la obra Los grandes dientes de la Caperucita.
De esta forma, la presentación de Sueño con Tokio en el Darién (Uruk Ediciones, 2024) fue un diálogo sostenido a propósito de esta obra de Wynter y también del Miró.
El viaje de Pedro Crenes desde España a Panamá, permitió tenerlo en la mesa del diálogo y el análisis de Sueño con Tokio en el Darién, junto con el abogado y escritor Alberto Cabredo y el poeta, cuentista, ensayista y profesor, David Róbinson.

La sesión la abrió Cabredo quien reflexionó que Wynter “es promotor cultural, escritor, educador y crítico literario”, quien “ha entregado buena parte de su vida a la creación literaria y ha ganado un meritorio espacio en el mundo nacional y, gracias a su talento ha logrado ganar el Ricardo Miró en novela”.
En relación con Sueño con Tokio en el Darién, destacó “la originalidad, el ingenio narrativo y la fantasía que sobresalen en este compendio de existencia humana y literatura que puede magnificar la forma misma de pensar y comunicarnos».
“El buen oficio literario presente en cada uno de los relatos, revela la estrecha relación de sus narraciones con mundos paralelos en los cuales la ficción guarda un lugar primordial y danza alrededor de ese universo cotidiano. Claro ejemplo, el cuento Sueño con Tokio en el Darién que da nombre al libro”, destacó.
Dijo que con su estilo, el autor “comprende que en el cuento breve o largo el acontecimiento es historia gracias a su intensidad”.
Pedro Crenes, al intervenir,recordó su madrugada en Vigo (Galicia), cuando el celular anunció, horas de diferencia entre dos mundos, que ambos ganaban el Miró. Lo felicitó con orgullo y admiración.
Dijo entender las escrituras de cada autor desde el ritmo y la cadencia de sus palabras. En el caso de Wynter, es el cuento La canción se sienta, cruza sus piernas largas, un ejemplo que expresa este manejo rítmico de la palabra. Ya lo había escrito en el Viernes Cultural y aquí se vuelve a citar:
«La canción se sienta. Cruza sus piernas largas. Agita su corto traje carmín y florece. Se ha acomodado cerca del gramófono que gira. Morena, sexy, y lenta, empieza».
Recomendó la lectura de Sueño con Tokio en el Darién por varias razones: “Porque Carlos no solo agrupa cuentos sino que escribe y elabora un libro de cuentos que establecen relaciones”.
Dijo que esta técnica de complicidad entre cuentos e historias, es un homenaje a Ariel Barría de quien aprendieron este juego dialogante.
David Róbinson recordó al Carlos Wynter, quien hace tres décadas atrás, regresó a Panamá procedente de sus estudios de especialización en Ingeniería en México y dijo que quería unirse a un taller de literatura.
Ahora, expresó, “estamos aquí hablando de un escritor que se acaba de ganar un Miró”.
Y este comentario fue la puerta abierta a Wynter sobre su evolución como autor.
El tomó la palabra de inmediato. Agradeció a los presentes y a la cantante Nicole Girón porque de eso se trataba: de hablar en la voz alta de la palabra y del bolero que el libro contiene, en este intercambio de texto y sonoridad.

Wynter contó que al principio no tenía mayores aspiraciones que convertir lectura y escritura en instrumentos de autodesarrollo. La disciplina, buscar a las personas, y las lecturas correctas, hicieron lo demás.
“En la literatura debes renunciar a tus propios gustos y apetencias para ver qué significa la historia. Mi evolución ha sido trabajar para que la otra persona experimente lo mismo que yo”, afirmó.
David Róbinson volvió a la palabra: “En este libro de cuentos buscas adentro; te atreves a hacer cosas…”
Wynter reflexiona que en el diario vivir hay reglas pero el espacio de la escritura concede libertad; hay menos cuotas de burocracia.
Róbinson cerró con una frase que es una invitación cautivante a leer Sueño con Tokio en el Darién hasta la última línea. Hasta que la vida nos alcance:
“Nadie lee un libro si no se siente identificado. El gran tema de la literatura es el otro, que se muere, que ama, es el otro… y Carlos, quiero decirte que habité este libro”.
Por: Violeta Villar Liste | [email protected]