Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]

Tres poemas de Alessandra Monterrey Santiago
Alessandra Monterrey Santiago

Alessandra Monterrey Santiago (Panamá, 1989), es poeta, cantora y actriz. Su poesía ha merecido los premios Gustavo Batista Cedeño, León A. Soto y Ricardo Miró. De su libro Me ilumino de inmensidad, prologado por la poeta panameña Giovanna Benedetti, proceden los tres poemas que nos acompañan esta semana. Su poesía parte de una mirada que busca espacios nuevos, “gestos”, como señala Giovanna Benedetti, desde los cuales nutrir su obrar e iluminar nuestra lectura
ECLIPSE
La mujer-lechuza tensa el hilo que sostiene
la rosa, la hoja de ciprés, el guijarro y la caracola.
Entre tablillas de arcilla encuentra el cordel
que ata su nombre a un pozo de agua.
La luna es un pájaro cautivo de suspiros salobres.
Aún enterramos nuestros muertos en las noches
para que no extravíen el camino.
Cuando la lechuza atrapa al ratón en el agua
la luna desaparece
y de los oídos y bocas de los hombres
brotan narcisos y batracios
y todos los relinchos de Tesalia
cabalgan sobre las manos de Aglaonice
y los huesos triturados en aquel eclipse
resplandecen como setas que
adornan su nombre
con los frutos fermentados
de la cosecha.
LA DISTANCIA DE LA LUNA
Fui a cortar la estrella mía / a la azul inmensidad
Rubén Darío
Intento imaginar la impresión de mis pasos en el regolito lunar detallar el humus estéril que abriga las heridas de los meteoros más tristes en la guerra perenne de navíos feroces. Puedo perfectamente alcanzar un refugio lanzando una piedra o ser la niña que cuenta los escalones para visitar a dios. Cuento absolutamente todo las hormigas que marchan en el jardín los platos que friego las estrías rapaces de la madera las gotas que se deslizan en el espejo hasta las estrellas que atrapo de noche con mis pestañas. Pero hay distancias en donde mis números se ahogan en ellas son signos chamuscado en los márgenes y por eso tropiezan contra ríos de yeso fundido y lagartos de papel otean para cortarme la piel y alejar los pies de mi cuerpo. Calcular la distancia me enseñó a presentir la orina deslizarse entre mis piernas si no soy precisa con los minutos para expulsarme al baño marcado mientras calculo -también- la trayectoria de aquel que irá al espacio, del que orbitará la Tierra, y del que pisará la Luna en nombre de todos, perforando con ese arpón bandera ese suelo que nunca podré pisar.
LA MUJER COMETA
La niña extiende la palma de su mano
como un cántaro
concibe el amanecer arrebujado en su cuerpo.
En el eco de sus ojos se enlazan los dedos del sol
el hielo descubre un silbido,
un hilo de fuego se enreda en su cuello
y va trazando una efímera cabellera en el cielo.
En su garganta estalla una caracola
suspiros de arrecifes caminan en su piel.
La niña abraza la lengua de la inmensidad.
—Dame tu mano, Caroline.
—No.
Papá, no quiero estar entre los objetos
quiero caminar entre serpientes metafísicas
escaleras sostenidas por abejas,
y la luz de un relámpago.
La mujer-cometa barre los diamantes
de un naufragio en fuga
una sonata en la sombra dibuja llaves crepusculares
en una jaula de alfileres enterrados en la noche.
Te pronuncian círculos de la Tierra
hasta que tu mirada es punto en el cenit
cráter de luna
asteroide y cometa
mínima en el espacio y brillante presencia,
Caroline,
con tus ojos vueltos
hacia los cielos estrellados
orbita tu nombre en los cuerpos lejanos
que siempre quisiste alcanzar.

Pedro Crenes Castro
[email protected]
(Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.