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Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]
Diseño: Carlos García Ponte

Tres poemas de Gloria Young

Gloria Young


Gloria Young (Panamá, 1953), es una poeta panameña que destaca por su luz clara a la hora de buscar las voces que digan las imágenes de su poesía. Es autora de los libros de poesía Fiebre y Desatado el corazón entre otros. Su capacidad de evocar las distintas texturas de la mujer, hacen de uno de sus más hermosos libros, Nada que ocultar, un verdadero desafío para la mirada sobre la belleza y el amor.

Entre el guayacán sin flor

Así, en el silencio de los árboles,

ululantes testigos de mis días de sueños rotos,

imagino la dulzura de las frutas

que mis brazos no alcanzan

Tantas cosas que ver en este puerto

de arena y mar

y solo diviso el naranjal, el limonero,

el árbol que el árbol de sombra del canistel

y este recuerdo tuyo pegado a la piel

Crece a la intemperie el dolor de mi cuerpo

frente al árbol de roble

y a su alfombra de blancas flores en el césped,

los buenos días se abren, porque hoy no llueve

No dejo rastro de lágrimas

¿para qué?

de todas formas las pipas se harán coco en las palmeras

y las flores de la reina se abrirán lastimando la mirada

con su destello amarillo

incandescente

Yo siempre alcanzo el mar

por la persiana de mis ojos

entre las ramas del guayacán

de mi jardín

y me he visto de fiesta

sin importarme cuántas veces

naufraguen en mis poemas

Hoy no hay aguacero de sol y luna

tan solo el cielo encendido de verdes hojas

y el pasto con los palos de frijol al brote

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escondida, entre el guayacán sin flor, tu mirada

Esta luz de oro que me ciega

no borra la sensación de peligro

que el sauce inclinado sobre las tejas invade

más allá del dibujo del limonero sobre el rostro

a través de tus dedos, en el exilio de mi sal

Tomado de Nada que ocultar.

Puerto de amor

De día la luz en mi retina

los lirios blancos húmedos

el huerto siempre vivo

De noche la tierra fría

el reflejo de la luna en los cristales

el mar vaciado de arena

Aún sin conocerte

en el misterio del atardecer y su hierba oscura

te amaba

Te amaba mansa y audaz en la corriente del río

desnudos los pies revoloteando

las piedras, los montes, los sitios permanentes de sal

Aquí, nadie quiere pensar en el mañana

este puerto de entradas y salidas

donde se tiñen los obreros de sangre bananal

La ciudad apagada sueña con orquestas lánguidas

de otros tiempos ardientes, donde se anunciaban

en grandes carteles

ventas y ferias

En el corazón del pueblo los chanceros hacen el día

y conversan las señoras de los últimos muertos que entierran

para conservar las emociones que el más allá inspira

Tal vez, desde el rumor espumado del mar

te amaba

desde el vuelo ligero del jazmín en la ventana

te amaba

No importa desde cuándo brillan las luciérnagas

en el balcón de mi alcoba

Conozco este puerto

bebedor de ira y rumores ajenos

lo conozco en las voces de los manifestantes

y en el chisme acalorado de sus habitantes

No importa desde cuándo brillan las luciérnagas

en el balcón de mi alcoba

ni cuándo empezó a vestirse de amarillo el árbol de canistelo

Lo conozco en las manos que acarician mi talle

en la alta yerba donde se posa el sangre de toro en equilibrio

en el musgo verde pálido de mis orquídeas

en la mirada clara enmarcada de tus cejas   negras   encontradas

Tomado de Nada que ocultar.

Kubota

Su aspecto agresivo y lacerante

irrumpió con ruido ensordecedor

amenazante

el verde alfombra del césped

junto al piñal

desapareció bajo sus pisadas de hierro

Tuve la visión de la tierra sangrando

revuelta una y otra vez bajo su mando despiadado

los palos de yuca fueron cayendo uno a uno

por más lamentos que imaginaba de sus débiles tallos

Eso como si dijera que el amor no lo es todo

que los pueblos hieren y el anhelo de volar se decapita

en las sombras de los días sin luz

cuando las noches no alumbran al corazón herido

No termina su ruido apabullante,

esa distorsión de atemorizantes gritos,

mil veces más escarbando la tierra

haciéndola polvo a sus pies

Tomado de Nada que ocultar.

Coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña:
Pedro Crenes Castro

[email protected]
(Panamá, 1972), es escritor. Es columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.
https://senderosretorcidos.blogspot.com/