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Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

Amigos lectores: Tulio Febres Cordero (1860-1938) fue hombre de múltiples intereses: merideño nato, que nació y murió en esa ciudad. Historiador, abogado, cronista, ensayista, poeta, docente, narrador, editor y activista de las instituciones.

La Universidad de los Andes le reconoció como Rector Honorario. La revisión de su bibliografía no deja lugar a dudas: el campo de las cosas en las que puso su atención fueron numerosísimas. En medio de ese productivo hacer, escribió varios libros de memorias, que registran de modo admirable, la cultura y la cotidianidad en Mérida, a finales del XIX y comienzos del XX. De este hombre y sus empeños, habla Ildefonso Méndez Salcedo en la página 1, a propósito de los 85 años de su fallecimiento.

Leonardo González-Alcalá (1987) es poeta, músico, abogado y emprendedor venezolano residenciado en Londres. Pixaudio se llama el sello discográfico que, bajo su impulso, acaba de poner en circulación El fin del silencio, álbum del pianista español Antonio Oyarzábal, que recopila piezas de 21 compositoras latinoamericanas: refinado trabajo de investigación y producción musical. El texto que presenta el material, reproducido en la página 2, lo escribió Eva Sandoval, destacadísima musicóloga española, ampliamente reconocida por su diversa actividad como conferencista, conductora de programas radiales en el magnífico canal clásico de RTVE, investigadora, crítico musical y eficaz divulgadora de obras, géneros y biografías de compositores.

Un fragmento del texto de Sandoval: “Buena parte de las autoras y autores americanos viajaron a Europa para empaparse de las corrientes más innovadoras del momento, pero, al mismo tiempo, supieron mantener su identidad nacional. De vuelta a sus países, diseñaron diferentes estrategias para amalgamar las influencias académicas occidentales con el rico y ancestral acervo folklórico de la América sureña, moldeando una estética distintiva que caracteriza muchas de las partituras de aquellas latitudes. Este álbum, El fin del silencio, quiere poner el acento, además, en la producción pianística femenina latinoamericana, silenciada o ignorada durante décadas”.

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En marzo, el jurado de la IX Bienal 2022-2023 Rafael María Baralt -organizada por la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura, y la Academia Nacional de la Historia-, integrado por Diego Bautista UrbanejaInés Quintero y Ocarina Castillo D’Imperio, emitió su veredicto, en el que reconocieron a cuatro de los libros participantes: primer y segundo premio, primera y segunda mención. En ese orden, Andrés Eloy Burgos (su tema: el espionaje en la Guerra de Independencia); Betnaly González Yáñez (su tema: lujo y ostentación en la Caracas de finales del período colonial); Carlos Alfredo Marín (su tema: el uso del miedo entre 1810-1814, por parte de la Iglesia Católica); y Hancer González Sierralta (su tema: las conmemoraciones de la Batalla de Carabobo, entre 1821 y 2021), fueron los ganadores. Los tres primeros -Burgos, González Yáñez y Marín- escribieron reveladores ensayos que aproximan al lector al ámbito de sus respectivos trabajos (temas, ciertamente, novedosos). De González Sierralta se reproduce aquí un fragmento de la introducción de su libro. Este dossier dedicado a la Bienal Rafael María Baralt ocupa las páginas 3, 4, 5 y 6.

Más Historia: entrevisté a Froilán Ramos Rodríguez, historiador venezolano residenciado en Chile, autor de un libro peculiar y revelador: Guerra Fría global. El pensamiento militar chileno y venezolano (1960-1970), investigación valiosa por el conocimiento que ordena de las respectivas instituciones, y por las útiles comparaciones que hace entre ambas. Página 7.

La reseña que se ofrece en la página 8 es modélica: recorre los hitos más destacados del libro, opina sobre las cuestiones principales, obsequia al lector una idea de la historia que se cuenta: hablo del comentario de Ada Iglesias Marquina de Nada nos pertenece, primera novela de Samuel Rotter Bechar, estudioso de la filosofía, dramaturgo, productor teatral y narrador venezolano residenciado en Madrid, y que fue publicada por Oscar Todtmann Editores en el 2021.

Joel Bracho Ghersy (1984) es poeta y narrador venezolano, residenciado en Panamá. En el 2017 publicó Tipos raros, colección de relatos que reúne las breves biografías de 15 personajes imaginarios. En la página 9 reproducimos cuatro de esas piezas, así como un artículo del poeta, narrador, ensayista y editor panameño, Enrique Jaramillo Levi, publicado en su columna del diario La Estrella de Panamá, en el que presenta a Bracho Ghersy a sus lectores (debo añadir que Jaramillo Levi ha sido, a lo largo de los últimos años, un sistemático lector y generoso aliado, como crítico y editor, de numerosos escritores venezolanos que actualmente viven en Panamá).

La página 10 dedica su espacio a dos primeras obras. En la parte superior, Fernando Rodríguez presenta El relámpago mudo, primer libro de relatos de Raúl De Armas. Dice Rodríguez: “Desde la primera hasta la última línea de este libro cabalga una prosa de una rara intensidad, o espesor me suena más. Me explico: es una escritura hecha para contar, con una fuerte carga realista, detallista a veces, que no pierde nunca sus obligaciones con sus anécdotas y su entorno y, sin embargo, la ensambla con un nivel metafórico, adjetival, igualmente incesante, lujurioso y osado”.

En la parte inferior viene una entrevista a Saskia Luengo de Andrade (1969), comunicadora social venezolana -también residenciada en España-, autora de Parraia tercera. Migraciones, desarraigos y misterios- novela que avanza por las tensiones entre arraigo y desarraigo, pasado e identidad.

La que publicamos en las páginas 11 y 12 es una versión editada -en la web está el texto completo- del ensayo “The birth of the Chévere o el mestizaje como batalla”, de Jeudiel E. Martínez. El ensayo recorre diversas capas de complejas cuestiones, donde el mestizaje se articula como potente factor de la identidad, la estructura social, la política y el poder. Tres párrafos que sugieren los intereses y el tono de la prosa de Martínez:  

“No solo desde la colonia sino, consciente y deliberadamente, desde la Independencia el mestizaje se convirtió en una característica definitiva de nuestra modernidad: el campo de batalla donde los proyectos de hibridación calculada se encuentran con créolité inesperada, donde el blanqueamiento es, forzosamente, también “amorenamiento”, donde no hay espacio para purificar las palabras “malas” porque el lenguaje mismo es ambivalente (el “mi negro” dirigido a personas de piel clara, o el “negrito”, despectivo o cariño so según el tono). Donde la nación es una suerte de sancocho en perpetua cocción.

Cocinar la nación es el proyecto con el que nace nuestra modernidad que, como todas las de Latinoamérica empieza con la criollización de la Revolución francesa: ni la Revolución haitiana ni la Rebelión Popular de 1814 se explican sin la idea de igualdad que se aclimató al Caribe de la misma manera que el café, la lengua española y el ganado: no hay caudillos sin caballos y sin Rousseau. Dos magistrales obras de la historiografía venezolana, Cesarismo democrático de Vallenilla Lanz y La Rebelión Popular de 1814 de Juan Uslar Pietri, muestran cómo la historia de la Venezuela independiente, inicia justamente con la implantación de ese germen que es la idea de la igualdad”.

Ayer, al final del día, un mensaje de Arturo Álvarez D’Armas me avisó de la muerte de Milagros Mata Gil (1951), narradora, ensayista, biógrafa, investigadora, docente, miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua por el estado Bolívar, premiada en numerosas ocasiones por sus relatos, novelas y ensayos. En 2020, se asoció con Eziongeber ‘Chino’ Álvarez y arrancaron con la Editorial Ítaca, en la que invirtió mucha de su energía, su inagotable generosidad y su hacer disciplinado. Desde Ítaca organizaba lecturas de poesía, narrativa, conferencias y foros, usando WhatsApp como plataforma. Tenía proyectos y la preocupación constante e irreducible por el destino de Venezuela. En diciembre, en un intercambio de mensajes sobre sus planes para el 2023, me escribió: “hay que seguir, podemos vencerlos”.

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

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